El fiscal pide un total de 22 años de prisión para cinco guardias civiles por torturas
El fiscal de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa ha solicitado un total de 22 años y medio de prisión para cinco guardias civiles procesados por un delito de torturas a Juana Goikoetxea Azkue, según informaron a fuentes jurídicas de la acusación particular del caso. Las mismas fuentes precisan que el fiscal solicita para el teniente José Pérez Navarrete y el sargento José Antonio Hernández del Barco penas de cuatro años y nueve meses de prisión, y para los guardias civiles Emilio Parra Moreno, Alejandro Iglesias y Julio Saavedra Marín, penas de cuatro años y tres meses de prisión.
El fiscal pide también para todos ellos seis años y un día de inhabilitación especial y una indemnización conjunta de dos millones de pesetas.Juana Goikoetxea, de 56 años, fue detenida en su domicilio de Guetaria el 1 de enero de 1982, acusada del delito de pertenecer a bandas armadas y se le aplicó la ley antiterrorista. Nueve días después fue puesta en libertad sin cargo alguno, tras lo cual presentó una denuncia por malos tratos durante su permanencia en las dependencias de la Guardia Civil.
Los cinco guardias civiles procesados fueron reconocidos por Juana Goikoetxea el 17 de mayo de 1984 como presuntos autores de las torturas que le fueron infligidas durante el período de tiempo en que permaneció detenida.
Según consta en el sumario, Juana Goikoetxea presentó un certificado médico en el que se indicaba que durante su detención sufrió "magulladuras y lesiones en el cuerpo", producto de la aplicación de electrodos y otras prácticas denigrantes, como cubrirle la cabeza con una bolsa de plástico y la tortura denominada la bañera. Goikoetxea afirmó en su día que la llevaron al monte varias veces y dispararon muy cerca de ella.
Secuelas
Según los partes médicos unidos a la causa, Juana Goikoetxea tardó en curar de las lesiones sufridas 417 días, de los cuales en 174 no pudo realizar ninguna de las actividades que habitualmente lleva a cabo.
Según informó su ahogado, Iñigo Iruín, debido a las secuelas, Juana Goikoetxea presenta manifestaciones clínicas de tipo doloroso, disminución de movilización de la columna vertebral y un proceso psiconeurótico, con pérdida de memoria, vómitos y mareos, cuya duración es imprevisible.
En el careo celebrado entre Juana Goikoetxea y los guardias civiles procesados, que fue realizado el 10 de mayo de 1985, en uno de los juzgados de instrucción de San Sebastián, aquélla reconoció a un sexto guardia civil como presunto autor de los supuestos malos tratos y aseguró que este agente fue el que actuó con más sadismo. Este guardia civil no fue procesado.
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