Reagan y Gorbachov se desean la paz a través de la televisión
Ronald Reagan y Mijail Gorbachov intercambiaron ayer mensajes televisados simultáneos de año nuevo al pueblo soviético y norteamericano, respectivamente, en un hecho histórico sin precedentes en la historia de las relaciones de las dos superpotencias. Los dos líderes se cruzaron palabras conciliadoras y reiteraron sus deseos de paz para 1986 y de continuación del diálogo iniciado en noviembre en la cumbre de Ginebra, pero subrayaron sus diferencias en el asunto de la guerra de las galaxias. Los mensajes son el primer punto concreto de la nueva etapa iniciada por ambos países tras la cumbre, después de seis años de congelación de sus relaciones.
Decenas de millones de soviéticos -en la URSS hay 100 millones de televisores- pudieron ver a Reagan en sus hogares, sin ningún tipo de censura, desear en ruso "chiestoye nebo" (cielo despejado) en las relaciones de ambos países en 1986. Por su parte, Mijail Gorbachov entró durante otros cinco minutos en las salas de estar de los norteamericanos, interrumpiendo (a la una y media de la tarde, hora norteamericana) las tradicionales y sagradas retransmisiones deportivas con las que los ciudadanos de este país superan la resaca del día de Año Nuevo.Gorbachov -con traje azul, camisa blanca y corbata azul y granate a franjas- habló, caladas las gafas, sentado en una silla dorada y ante una mesa de estilo francés, sin utilizar notas y ayudado posiblemente por un teleprompter, un artilugio que permite leer sin ser visto inventado por la ciencia de la comunicación para el servicio de los presidentes norteamericanos.
Las palabras del líder soviético fueron objeto de traducción simultánea por las tres grandes cadenas de televisión (CBS, NBC y ABC).
El secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética habló con más lentitud y utilizó un tono más general que Reagan. Únicamente puso el énfasis la necesaria reducción de los arsenales nucleares y sin referirse a los conflictos regionales.
Ronald Reagan, que había grabado el mensaje el sábado pasado en Los Ángeles, donde se encuentra de vacaciones, vestía traje azul y corbata roja y tenía tras de sí una bandera norteamericana, una foto de su esposa, Nancy, y una flor de Pascua navideña.
Aunque utilizó también un lenguaje muy diplomático, el presidente norteamericano no perdió la oportunidad, y recordó al pueblo soviético -que siguió la retransmisión en el informativo de las nueve de la noche, el de más audiencia- la importancia que se concede en Estados Unidos a los derechos humanos.
"Nuestro sistema democrático está fundado", explicó Reagan, "en la creencia del carácter sagrado de la vida humana y de los derechos del individuo, como los de libertad de expresión, de reunión, de movimiento y de religión". El presidente confió en que el progreso en resolver los temas humanitarios que enfrentan a los dos países harán que 1986 sea un año mejor.
También se refirió a los conflictos en el Tercer Mundo, sin citar casos concretos, y afirmó su esperanza de que "podamos conseguir acuerdos pacíficos en este terreno en 1986".
Lenguaje diplomático
Reagan no quiso desaprovechar la ocasión -desde 1972 un presidente norteamericano, Richard Nixon, no se había dirigido por televisión a la URSS- para defender, sin nombrarla, su polémica guerra de las galaxias. Utilizando un lenguaje muy diplomático y una alusión indirecta, el presidente expresó su esperanza de una futura eliminación total de las armas nucleares, "para basarnos cada vez más en un sistema de defensa que no amenace a nadie". "Tanto Estados Unidos como la URSS", añadió, "están investigando las posibilidades de aplicar nuevas tecnologías a la causa de la defensa. Si estas tecnologías se convierten en realidad es mi sueño que algún día nos liberen a todos de la amenaza de la destrucción nuclear".
Gorbachov manifestó su esperanza de que este año las negociaciones de Ginebra, que se reanudan a mediados de este mes, produzcan un acuerdo de reducción de arsenales nucleares y logren "mantener pacífico el espacio exterior". Los dos países han llegado ya a un consenso genérico para efectuar recortes del 50% de sus armamentos atómicos. Reagan afirmó, por su parte, que Estados Unidos y la Unión Soviética buscarán también en 1986 un acuerdo interino para reducir las armas nucleares de alcance intermedio instaladas en Europa.
Los mensajes de año nuevo han sido piezas de guante blanco realizadas con gran profesionalidad por dos hábiles comunicadores, utilizando la televisión para romper, en el caso del presidente norteamericano, las hasta ahora cerradas fronteras soviéticas de la comunicación.
Ronald Reagan, que hace tiempo buscaba esta oportunidad, no había logrado hasta ahora más que ver censurada una entrevista concedida a periodistas soviéticos el pasado mes de noviembre.
Gorbachov dijo que "este intercambio de mensajes a comienzo de año es un buen augurio y un signo esperanzador de cambio".
El líder comunista explicó a los norteamericanos: "Tenemos un mandato de nuestros pueblos para continuar el diálogo y conseguir resultados tangibles". En junio está prevista en principio una segunda cumbre entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov en Washington, pero ayer se anunció aquí que Moscú desea retrasarla hasta septiembre.
El secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética afirmó que el pueblo soviético está dedicado a la paz, y dijo: "Nuestras dos naciones nunca deben entrar en guerra; una colisión sería la mayor de las tragedias".
Gorbachov pidió que se reduzca la desconfianza entre las dos superpotencias y aseguró que en Ginebra se habían dado los primeros pasos en este sentido, aunque advirtió que aún la separación es grande. "Nuestro propósito", añadió, "es entrar en el tercer milenio sin miedo". Gorbachov concluyó asegurando que la URSS tiene planes pacíficos para 1986 y pidió que finalice "el invierno de nuestro descontento", utilizando el título de una obra literaria norteamericana, "y no sólo este invierno, sino también que las próximas estaciones sean las de nuestra esperanza".
Nuevo capítulo
Ronald Reagan reiteró su convencimiento de que está comenzando un nuevo capítulo de las relaciones bilaterales basado en una disminución de la desconfianza y sospecha mutuas. El presidente dijo que Estados Unidos no quiere el mal para el pueblo soviético y reiteró el "profundo deseo de paz" de Estados Unidos.
Ronald Reagan afirmó que "una guerra nuclear no puede ganarse y nunca debe librarse", y coincidió con su adversario en que 1986 debe convertirse en un año de paz. El presidente norteamericano concluyó su mensaje diciendo "spasiva" (gracias) a los ciudadanos soviéticos.
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