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Plácido Domingo: "La 'Antología de la zarzuela' es la música de mis padres"

Gabriela Cañas

"Ésta es una actuación muy especial para mí porque es la música con la que yo he nacido, la de mis padres". Plácido Domingo llegó el domingo a Madrid para actuar el jueves en la Antología de la zarzuela. Desde hace diez días están agotadas las entradas, a precios más caros de lo habitual, para ver al tenor, hijo de cantantes del género chico. Esta función es la tercera que Domingo realiza por los damnificados de México, en cuyo terremoto perdió algunos parientes. Es, sin embargo, su función casi 1.900 y Domingo asegura que sale siempre al escenario con el entusiasmo de la primera vez: "Cantar es un evento para mí".

Después del terremoto mexicano, Plácido Domingo decidió ayudar a un grupo de familias recaudando unos 1.000 millones de pesetas procedentes de unos 40 conciertos. El tenor ha bajado ahora el listón. "No me dejan todo el tiempo libre que yo quisiera y hay problemas legales, judiciales. No me dejan. Algunos cooperan conmigo, me dejan libre de alguna función, pero no me dejan libre durante todo este período, que es el que yo hubiera deseado. Tengo el tiempo suficiente para hacer unas quince o veinte funciones durante este tiempo, que creo que será económicamente suficiente para recaudar el dinero que estas personas necesitan. Creo que el problema del grupo al que yo he decidido ayudar se arregla con 400 o 500 millones de pesetas".Domingo se ha marcado junio como fecha tope, porque estima que la gente tiende a olvidarse de estas catástrofes -en la que perecieron más de 10.000 personas-, "lo cual es lógico". Él no puede olvidar con tanta facilidad. Ahora en Madrid, al reencontrarse con algunos miembros de su familia, Plácido Domingo confiesa que el recuerdo del dolor le ha venido como una oleada.

Su experiencia en México, ayudando en la tareas de desescombro, la recuerda, sin embargo, con entusiasmo. "Hice un llamamiento por televisión en el que pedí doscientas personas y se presentaron 2.000. Fue muy emocionante, porque te das cuenta de que tu decisión puede ser definitiva; de que puedes hacer algo". Del terremoto aprendió el tenor que cuando se siente el impulso hay que hacerle caso, que la indiferencia es fruto muchas veces de la sensación de que uno no puede hacer nada por ayudar.

Llevar las cuentas

Plácido Domingo, alto y corpulento, extremadamente amable y correcto, habla casi en un susurro. Vocaliza a conciencia, pero no fuerza una sola consonante. Habla como si no quisiera desgastar la que los británicos tildaron de "laringe de oro". Se queja de que lo que más cansa no es una función, sino todo lo que hay que hacer entre una y otra; por ejemplo, responder a las preguntas de los periodistas.Su cuidado tono de voz tampoco cambia cuando explica aquellas emociones vividas en México y sonríe cuando se le dice que cuál es ese impulso suyo que le permite tener tanta actividad, que le permite hacer de todo. "No puedo hacerlo todo, ni mucho menos. Trato de hacer mucho, porque muchas cosas me apasionan y otras me divierten.

La fortaleza fisica es un arma muy grande porque hasta ahora gozo de buena salud. También tengo una fuerza de espíritu muy grande y un entusiasmo por todo lo que hago como si fuera el primer día. Yo salgo a cantar, salgo a hacer la función casi 1.900 de ópera y lo hago con el mismo entusiasmo que si fuera ayer. Nunca pienso cuánto voy a ganar o cuánto no me han pagado. Es como si estuviera dando mis primeros pasos. Esto me mantiene. Y la fe también. No soy una persona sumamente religiosa, pero sí creo".

La actuación de Plácido Domingo en la Antología de la zarzuela (teatro Monumental de Madrid, jueves 26 de diciembre) es la tercera que hace por México, pero es una más que viene a sumarse a su larga carrera de cantante. Domingo, nacido en Madrid en 1940, emigrado a México de niño, tenor desde 1961, está a punto de llegar a su representación número 2.000. Él lleva bien las cuentas. Dice que, en realidad, es algo que hacen todos los artistas, aunque no lo confiesen.

"Es más fácil decir: 'Huy, yo he hecho más de 300 Bohemes', por ejemplo. Mire, cantar más de 300 veces una ópera es dificilísimo. Yo, después de tantos años, no he cantado más de cien veces más que Tosca, Carmen y Cavalleria rusticana. Estoy por llegar a las cien con el Otello y la Bohème".

Casi 2.000 representaciones. Plácido Domingo las tiene apuntadas; dónde, cuándo, con quién. A veces tarda dos o tres meses en anotarlo, pero siempre termina haciéndolo porque son datos que le gusta guardar. Y hoy asegura convincente: "Para mí es un evento cantar". La preparación de un tenor consiste, según Domingo, en llevar una vida ordenada y cuidar mucho la garganta. Porque cada tres o cuatro días ha de salir al escenario.

"Para mí es un evento cantar. Para el público también lo es venir a verte. Ha pagado las entradas y en ocasiones ha hecho inmensas colas para poder conseguirlas, de manera que esperan con mucha ilusión ese día".

El divismo ha terminado. Domingo no cree que ninguna figura del bel canto puede comportarse hoy día como los creídos divos del pasado. "El divismo de hoy consiste en atraer al público; en que cada vez que cantes pongan el cartel de No hay localidades. Ya nadie se toma en serio al divo de la ópera. Si hay dos o tres que lo siguen haciendo, los demás nos reírnos".

La Navidad de Otello

Hasta el domingo estuvo el tenor en Italia y Creta rodando con Franco Zeffirelli la película Otello. Éste es uno de los personajes preferidos de Plácido Domingo, "porque es aquel que te da una satisfacción mayor, no sólo desde el punto de vista vocal, sino desde el punto de vista interpretativo. Antes que verdiano, es un personaje shakespeariano. Un personaje totalmente teatral. La película es de una gran calidad y todo el equipo estamos trabajando con entusiasmo. Vamos viendo lo que se filma y estamos, además, satisfechos de los resultados. Zeffirelli está combinando tres géneros: verdadero teatro shakespeariano, ópera y cine. Veo aqui al Zeffirelli de Romeo y Julieta; la misma profundidad y la misma inspiración".El trepidante ritmo de Plácido Domingo, que cuando no canta -ópera, zarzuela o puro country- anuncia champaña, o ayuda a desescombrar, o rueda una película, se ha roto mágicamente estas Navidades gracias a la enfermedad de Zeffirelli. El realizador italiano y siete personas más del equipo se pusieron enfermos en Creta. "Yo tuve suerte", dice Domingo. "Zeffirelli, además, tenía un agotamiento total. Le he visto ahora en Roma, está hospitalizado, y parece que está mucho mejor".

Quizá,"por primera vez en muchos años", Plácido Domingo va a pasar estas fiestas con cierta tranquilidad, en familia, todo seguido, hasta el día 5 de enero, que tiene que cantar en Barcelona. Que esto sea una excepción es el motivo por el cual Plácido Domingo ha pensado en replantearse su vida a partir de 1987. "Quizá a partir de ese año me comprometa menos con los teatros, porque por ellos tienes la vida hipotecada. Tú les has dado mucho a los teatros y los teatros no te dan tanto a ti".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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