Marcha internacional contra el hambre
La organización Alimentación y Desarme busca el respaldo español a su campaña de solidaridad
Alimentación y Desarme, sección española de Food and Disarmement International -también conocida como Internacional contra el Hambre-, decidió en su asamblea constitutiva, el pasado 2 de diciembre, unirse a la Marcha internacional contra el hambre, que se celebrará en Roma el próximo día 25. Para tal fin, ha enviado recientemente una carta a distintas personalidades españolas en las que les da a conocer su campaña y les invita a unirse a la convocatoria de la marcha. La invitación está abierta a cualquiera que comparta el deseo de acabar con el hambre en el mundo.La rama española de esta organización trabaja en la actualidad en la elaboración de un proyecto de ley que traduzca en medidas legislativas e iniciativas sus objetivos. Para ello cuenta como referencia con los textos legales ya aceptados por los Parlamentos italiano, belga y luxemburgués.
He aquí un extracto texto del llamamiento para participar en la marcha del próximo día 25, que elaboró la sección italiana de Food and Disarmement International y que ha hecho suyo Alimentación y Desarme:
"En este día, después de muchos años de movilización civil, religiosa e institucional contra la política que implica el exterminio por hambre y la miseria de decenas de millones de seres humanos todos los años, a cinco años del manifiesto-llamamiento firmado por 93 premios Nobel y la consiguiente resolución del Parlamento Europeo, después de las iniciativas legislativas promovidas por miles de alcaldes italianos; después de los grandes debates parlamentarios y la aprobación de mociones e incluso de leyes; después de las exhortaciones cada vez más solemnes, más apremiantes y puntuales de las máximas autoridades espirituales, y de modo particular, en estos últimos días, del pontífice Juan Pablo II, los parlamentarios, los representantes de la política, de la ciencia, de la cultura y de la religión, los ciudadanos de a pie de todas las creencias e ideologías hemos de constatar que el presente holocausto, el holocausto de nuestro tiempo, se extiende e impera, sin lograr ser contenido ni combatido prioritariamente, como sería necesario.
Es evidente que incluso hasta los éxitos logrados en materia legislativa tienen corto alcance y acaban por confundirse con las íntervenciones marginales, que en definitiva han acompañado al genocidio a poblaciones enteras. Todo ello a pesar del vivo testimonio de miles y miles de personas que con una abnegacion inmensa han dado prioridad absoluta en sus vidas al imperativo de lucha y de solidaridad. (...)
Es preciso que esta guerra al exterminio por hambre se declare efectivamente y se ponga en el centró del gobierno de nuestra sociedad, en el centro de los programas, de la labor de los Gobiernos, comenzando por el nuestro.
Es preciso que los Parlamentos, y también el nuestro, obren y legislen enesta dirección.
Es preciso que el desierto moral y el inmenso desierto que avanzan devastadoramente, en particular en África, se ataquen y reconquisten, impidiendo su avance. ( ... )
Pedimos que Italia y Europa sean las primeras que tomen una iniciativa de vida o de salvación, rompiendo el nefasto peloteo de responsabilidades entre los países industrializados y del norte del mundo. ( ... )
Pedimos que se garantice la supervivencia de al menos tres millones de vidas humanas condenadas a la muerte por hambre, siendo conscientes de que sólo una movilización de las conciencias permitirá alcanzar este objetivo.
En este espíritu, los firmantes del llamamiento convocamos la Marcha de Navidad 1985.
En este espíritu nos dirigimos a los ministros de culto en la esperanza de que la festividad navideña pueda celebrarse en nombre del derecho a la vida y a la condición humana de los más desesperados y desheredados entre los seres humanos, así como al Parlamento, a fin de que en señal de piedad humana y civil se proclame un día de luto nacional en memoria de las víctimas del holocausto, que nuestras conciencias no pueden ni quieren aceptar, en silencio.
Desde ahora establecemos una primera cita, dirigida a todos los hombres y a todas las mujeres de buena voluntad, para el 25 de diciembre en Roma, desde Porta Pía a la plaza de San Pedro, para que se impongan y hagan triunfar los valores de la vida, de la solidaridad y de la paz sobre los de la indiferencia, el egoísmo y la inuerte."
Entre los primeros firmantes de este llamamiento figurán los españoles Adolfo Suárez, ex presidente del Gobierno; Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS; Raúl Morodo, ex embajador ante la Unesco; Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid, y el filósofo José Luis Aranguren.
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