Bonn abre negociaciones con Washington para establecer condiciones de su participación en la SDI
El Gobierno de la República Federal de Alemania (RFA) acordó ayer la apertura de negociaciones con la Administración norteamericana de Ronald Reagan para establecer el marco legal de la participación de la industria alemana occidental en el programa norteamericano de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI). El acuerdo fue tomado ayer por el Consejo de Ministros en Bonn y establece que será el ministro de Economía de la RFA, Martin Bangemann, el encargado de dirigir las negociaciones con Estados Unidos.
En un comunicado publicado por el portavoz gubernamental, Friedhelm Ost, tras la reunión del Gabinete, se afirma que "la RFA negociará con Estados Unidos una mejora de las condiciones para la transferencia mutua de resultados de investigaciones científicas y tecnológicas". El objetivo es mejorar la posición legal de aquellos institutos de investigación y empresas alemanes que deseen participar en el programa de investigación de la Iniciativa de Defensa Estratégica.El comunicado insiste en que no habrá una participación estatal de la RFA en la SDI y, por tanto, no serán destinadas a la misma inversiones del presupuesto del Estado. Las negociaciones comenzarán el próximo mes de enero, y el Gobierno federal alemán espera, según señaló ayer su portavoz, que puedan haberse concluido en primavera.
Pocas horas después de hacerse público este ya previsto acuerdo, se produjo la primera reacción de la URS S. La agencia oficial soviética Tass señaló ayer que el Gobierno de la RFA había hecho una "peligrosa elección". Esta decisión se ha debido, según añade, a presiones de los círculos militaristas y revanchistas, "obsesionados" por situar a la RFA en un plano de igualdad con las potencias nucleares europeas, el Reino Unido y Francia.
Estos círculos quieren, según Tass, saltarse las prohibiciones existentes con ayuda de la SDI y lograr que el Ejército de la RFA tenga armamento nuclear. La decisión de Bonn sobre la participación en el controvertido proyecto norteamericano se ha visto retrasada durante meses por un duro debate en el seno de la coalición entre los partidarios de un acuerdo oficial y político de adhesión al programa y un sector del partido liberal (FDP), agrupado en tomo al ministro de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, muy crítico hacia la SDI.
El conflicto sobre la SDI en el seno de la coalición, que dio pie en los últimos meses a duros enfrentamientos verbales entre liberales y los sectores más conservadores de los cristianodemócratas, no ha quedado resuelto, como muestra la ambigüedad del texto difundido por el Gobierno, necesaria para que el acuerdo fuera adoptado unánimemente.
Condiciones de confidencialidad
En el comunicado tan sólo se reitera el apoyo político a la SDI en relación con declaraciones gubernamentales pasadas, pero no se relaciona con las negociaciones sobre transferencia tecnológica, anunciadas para enero. Estas negociaciones se centrarán, según el texto, en las condiciones de confidencialidad, transferencia tecnológica, derechos de propiedad, utilización y regulaciones para los pedidos industriales y fijación de precios. También es significativo que el encargado de las negociaciones es un ministro técnico, el de Economía.
Horas antes del Consejo de Ministros que ratificó el acuerdo, ayer, el canciller Kohl se entrevistó en París con el presidente François Mitterrand. Fue el duodécimo encuentro entre ambos dirigentes en lo que va de año, y mientras Kohl considera este hecho como una prueba de que "las cosas van bien", en Francia se oyen cada vez más voces que lo interpretan de forma opuesta. El acuerdo tomado en la noche del martes por Kohl y Mitterrand para una mayor cooperación en materia de seguridad fue calificado ayer por el Gobierno de Bonn como un "importante avance". Según este acuerdo, se mejorará la cooperación político-estratégica y la operativa, se establece la celebración de maniobras conjuntas y el establecimiento de institutos de formación conjuntos para oficiales de estado mayor.
Sin embargo, las presiones francesas para una participación alemana en el proyecto del transbordador espacial Hermes siguen sin surtir efecto.
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