La frontera como excusa

El concierto se presentaba atractivo. Dos grupos de rock madrileños, con ideas y la vista y el corazón puesto en ese movimiento de músicos que quieren partir casi de cero. Desperados, tras afinar sus guitarras y con algunos problemas en escena, presentaron buena parte de lo que será su -primer elepé. Letras sencillas y directas y una música que resulta dificil definir, puesto que abarca desde estructuras del rock más clásico hasta recuerdos de Beach Boys, pasando por una versión instrumental del Amor amargo. De esa indefinición nace el atractivo del grupo, pero también el posible desconcierto del espectador, máxime cuando Desperados apuestan por lo sencillo, melodías reconocibles apoyadas por una sólida base instrumental.El nombre de La Frontera lo eligieron los componentes del quinteto. Sus razones tendrían, y en principio parece acertado para lo que es el embrión de su música. La Frontera ofrece un sonido duro, compacto y urbano, con cinco músicos que saben lo que hacen y además lo hacen bien. Guitarras ásperas y sin concesiones, batería y bajo compactos y un cantante convincente. La moda del sonido fronterizo puede tomarse como una excusa para empujar o apoyar algo más interesante, profundo y duradero.