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La legislación española tendrá que adoptar las directrices de la Comunidad en favor de la igualdad de oportunidades

Las mujeres como colectivo es uno de los grupos que se beneficiará más rápidamente de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE). Por una parte, la legislación española tendrá que adoptar las tres directrices de la Comunidad en favor de la igualdad de oportunidades para los dos sexos y, por otra, tanto los grupos feministas como la Administración pueden beneficiarse de los fondos de la CEE para desarrollar distintos programas sobre la mujer, según Odile Quintin, directora de la Oficina de la Comunidad para los Problemas del Empleo y de la Igualdad de la Mujer, que estuvo recientemente en Madrid.

El principal objetivo de su visita fue una reunión, celebrada a instancias de la propia Comunidad, para informar a los distintos ministerios implicados de las directivas aprobadas en favor de la mujer. Según la primera de éstas, adoptada en 1975, se debe mantener igual salario para un trabajo también de valor igual. Un año más tarde se aprobó por el Consejo de Ministros la directiva relativa a la aplicación del llamado principio de igualdad en el acceso al empleo, formación profesional y condiciones de trabajo. La más reciente de esas directivas ha entrado en vigor a finales del año pasado. Con ella se pretende conseguir la igualdad de trato en las prestaciones de la Seguridad Social."La adecuación de la legislación española a estas normas no presenta en principio mucho problema, pero es algo que, en definitiva, dependerá de la voluntad política del Gobierno español", según Odile Quintin. "Los problemas estarán, en cambio, a nivel sociológico porque este tema hiere muchas sensibilidades. En España, como en otros países, se capta una sensibilización por este problema en los medios más directamente afectados, pero a nivel general queda todavía mucho por hacer. Por eso, una vez dentro de la Comunidad, habrá que realizar acciones de sensibilización de los sectores políticos y de la opinión pública".

Este aspecto es el que más preocupa en la Comunidad Económica Europea, porque los problemas que surjan se van a presentar especialmente en "la práctica". "En el tema de la Seguridad Social, por ejemplo, la legislación española está conforme", continúa diciendo la señora Quintin, "pero puede haber algún riesgo en la interpretación del término cabeza de familia, porque se entiende generalmente que es el hombre el que realiza estas funciones. Hemos querido celebrar este encuentro precisamente para que la política de igualdad de la Comunidad sea entendida y aplicada, y al tiempo, entrar en contacto con expertos de distintas áreas que puedan participar en reuniones y grupos de trabajo de la CEE".

Acciones positivas

La preocupación de la Comunidad por la consecución de la igualdad entre los hombres y las mujeres se remonta a sus orígenes. Pero ante la constatación de que no es suficiente con cambiar las leyes su labor se orienta, en el programa que finaliza este año, aprobado en 1982, y en el que se inicia en enero para el período 1986-1989, especialmente a modificar las situaciones que se dan en la vida cotidiana como discriminatorias. Para modificar actitudes y tradiciones que están muy arraigadas se propone a los Estados miembros un programa de "acciones positivas".

Algunas de ellas son aplicables de forma inmediata a nuestro país, porque, según Odile Quintin, "en España el problema más importante se encuentra a nivel de empleo, hay un paro muy elevado entre las mujeres. Para subsanar esto se tendrán que llevar a cabo acciones de educación, formación permanente y fomento de creación de cooperativas o pequeñas empresas".

La comisión de las Comunidades Europeas para la igualdad de trato concede su apoyo a las acciones emprendidas en los Estados miembros mediante la organización de seminarios. Realiza también un análisis de las distintas acciones desarrolladas para hacer un balance que permita preparar nuevas acciones. Pero la experiencia que se tiene sobre ese tipo de acciones en Estados Unidos y países nórdicos, donde están bastante aceptadas, demuestran que las acciones positivas no se desarrollan sin un marco jurídico básico que determine qué tipo de acción debe realizarse, las medidas necesarias y las sanciones indispensables.

"La Comunidad cuenta con dos medios para que se realicen las acciones propuestas", en opinión de la directora de la Oficina para la Igualdad de Oportunidad y Empleo de la Mujer. "En primer lugar, existe el compromiso político de los distintos países. Hay, por ejemplo, un programa de acción positiva para la coeducación que España tendrá que adoptar. También existe el compromiso de llevar a cabo una serie de acciones en el sector servicios e industrial. El segundo medio que tenemos para conseguir que las acciones se realicen es un conjunto de instrumentos entre los que está incluida la ayuda financiera. Además, el Fondo Social Europeo permite también la financiación de acciones que introduzca a la mujer en sectores profesionales considerados masculinos".

Las acciones desarrolladas desde 1982 se han encaminado fundamentalmente a facilitar el acceso de la mujer a nuevos puestos de trabajo, especialmente si estaban relacionados con las nuevas tecnologías. Se ha prestado especial atención a las necesidades específicas de las emigrantes, porque aunque "su situación jurídica no es diferente a la de los hombres, sociológicamente sí se puede considerar que lo es", continúa la señora Quintin, "porque se les plantea muchos más problemas de integración y adaptación en el mercado de trabajo. Precisamente en 1986 se va a realizar una encuesta en los distintos países comunitarios para conocer más a fondo cuál es su situación".

Predicar con el ejemplo

La comisión encargó en 1979 a un grupo de trabajo, denominado Comité Igualdad Hombre-mujer, el análisis de las desigualdades existentes entre su personal masculino y femenino. Tras este estudio, se han desarrollado dentro del personal de la CEE acciones tendentes a lograr una mayor igualdad, ya que "las instituciones comunitarias deben aparecer ante la opinión pública y las Administraciones de los Estados miembros como modelos de buena actuación".

El comité propuso la adopción de medidas que iban desde procurar una mejor redacción de las convocatorias de oposiciones para informar a los candidatos sobre el carácter mixto de los empleos hasta una participación sistemática de las mujeres en los jurados de oposición y en los comités de promoción, para facilitar con ello el acceso de las mujeres a puestos directivos. Se ha realizado también una reordenación del tiempo de trabajo, flexibilizando las medidas administrativas que puedan obstruir los permisos especiales por motivos de salud de los hijos, informándose al personal de que ésta es aplicable tanto a los padres como a las madres.

Pero a pesar de estas buenas intenciones, Odile Quintin reconoce que "la proporción de mujeres que trabajan en la CEE en puestos directivos sigue siendo bastante baja, al igual que ocurre en los países miembros". De los 14 años que lleva trabajando en las instituciones comunitarias, sólo los tres últimos ha estado dedicada al tema de la mujer. Se inclinó por este área porque después de dedicar su tiempo a las relaciones exteriores -visitó Madrid con frecuencia, como experta en las relaciones Este-Oeste, mientras se celebraba la conferencia de seguridad europea- quería trabajar sobre problemas concretos que dieran una visión más humana de la CEE.

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