La baja de la gasolina
Ayer se produjo una de las noticias más insólitas en la historia española del siglo XX: baja seis pesetas el precio del litro de gasolina, con el acompañamiento de una disminución de 5,60 pesetas / kilo en el de las naftas. Que se recuerde en los anales, y a salvo de que algún minucioso coleccionista de anécdotas pueda contradecimos, nunca había pasado algo semejante, sino más bien todo lo contrario. Desde el 12 de enero de 1974, fecha en que se aplican por primera vez a los precios las repercusiones de la crisis energética que había estallado pocos meses antes, se habían registrado 16 subidas, que hicieron multiplicarse los precios por siete veces. (...)En la conferencia de prensa que siguió a la reunión del Consejo de Ministros de ayer se aclararon muy pocas cosas, remitiendo las explicaciones técnicas a la intervención del ministro de Industria y Energía prevista para hoy. La reacción más saliente ante la medida es la polémica que ya se ha entablado acerca de si tiene o deja de tener carácter electoralista.
Que a la hora de adoptar medidas se considere que faltan más o menos meses hasta las elecciones resulta inevitable, como inexorable parece también que surjan las acusaciones de electoralismo. Sin embargo, en esta ocasión hay que convenir en que el Gobierno tiene en su mano argumentos suficientes como para revestir de un cierto grado de objetividad la decisión tomada: está bajando la cotización del dólar, están descendiendo los precios de los crudos, la aplicación del IVA reducirá la presión fiscal sobre las gasolinas -no sobre otros carburantes, sometidos además en algunos casos a impuestos especiales- y se cuenta con la experiencia comparada de países como Alemania, Austria o Suiza, que a partir del anuncio de liberalización de precios realizado por la OPEP han empezado a vender al público más barato.
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