Un filme portugués centra la primera jornada del festival de Huelva
ENVIADO ESPECIALLo mejor de la primera jornada competitiva del XI Festival de Cine Ibéroamericano de Huelva nos lo ha deparado Conversa acabada, una película portuguesa de Joâo Botelho, hasta ahora sólo conocida por los asiduos de la filmoteca. Se trata de una aproximación a la amistad entre Pessoa y Sa Carneíro, en la que desempeñan un gran papel la literatura epistolar y el mundo imaginario creado por los dos escritores, que encuentra su equivalencia cinematográfica en un tratamiento que nos recuerda las reconstrucciones históricas de un Sybeberg.
Conversa acabada es una buena muestra de la calidad e interés de la producción lusa, surgida al socaire de una política estatal que procura suplir la debilidad del mercado y que resume, sin temor, las propuestas más atrevidas de los cineastas, Eso, que debiera equivaler también en buena medida a un cierto alejamiento del pú,blico popular -al menos a priori-, ha proporcionado al cine portugués sus primeros éxitos, tanto de taquilla como de prestigio, contribuyendo a crear una imagen de marca y a fabricar un público.
El apartado competitivo de este certamen lo abrió Oriana, una cinta venezolana de Fina Torres, realizadora ausente debido a un accidente de tráfico. En ella se pretende reconstruir el pasado de una persona muerta, esa Oriana a la que se refiere el título, contado desde la perspectiva de una sobrina que va descubriendo el lado oculto del personaje hasta asumir la necesidad de prolongar el destino de aquél y convertir su pequeña historia personal en la continuidad de una historia con toda la carga de transgresión que definió a la heroína ya fallecida.
Una exótica muestra
En la sección informativa se nos ha ofrecido la posibilidad de contemplar un cine notablemente exótico, una versión húngaro-germana de Yerma, en la que la tragedia de García Lorca es trasladada de época y geografila para ser interpretada nada más y nada menos que por Mathieu Perriére y Gudrun Landgrebe, la inolvidable protagonista de La mujer flambeada.También a título informativo, Los días de junio, que ya pudo verse en el último festival de San Sebastián, es una aproximación entre onírica y psicodramática a los años de la dictadura militar, concretamente a su última época, y en plena confusión entre lo que se resiste a morir y lo que nace confusamente. El director, Alberto Fischerman, ha contado con la colaboración de Norman Brisky, un actor bien conocido en España, que hace pocos días ha sido noticia por un encarcelamiento que se diría quiere remedar, dramáticamente, lo que cuenta la película.
Para la sesión de apertura, que se realizó el sábado, se presentó, fuera de concurso, una producción de Televisión Española, El rey y la reina, basada en la novela de Ramón J. Sender y protagonizada por Núria Espert, Omero Antoniutti y Xavier Elorriaga. El rey y la reina es una aproximación simbólica a lo que significó la guerra civil española como inversión de valores.
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