_
_
_
_
CIENCIA

William Schroeder cumple un año con un corazón artificial

William Schroeder cumple hoy un año de vida con un aparato de plástico y metal en el lugar donde se encontraba su corazón. El segundo hombre que recibiera la pequeña bomba conocida como Jarvik 7 ha sufrido en este tiempo tres ataques de apoplejía que le han dejado graves secuelas. Su aspecto es el de un anciano prematuro y habla con dificultad.

El primer derrame cerebral le sobrevino sólo 18 días después de la operación, el segundo en mayo de este año, y el tercero el 11 del mes en curso, afectándole seriamente el lado derecho de su cerebro, que hasta entonces permanecía intacto. A raíz de este último percance su estado de salud ha empeorado ostensiblemente y los médicos le conceden escasas probabilidades de sobrevivir a medio plazo.De los cinco receptores del corazón Jarvik 7 sólo dos permanecen con vida: el propio Schroeder y Murray Haydon, ambos pacientes del cirujano William DeVries en el hospital del Instituto Humana de Louisville, en el Estado norteamericano de Kentucky.

Los tres restantes pacientes fallecieron con relativa rapidez tras la operación. El primer receptor de un corazón artificial fue el dentista norteamericano Barney Clark. La operación se llevó a cabo hace tres años en la ciudad de Salt Lake City, en el Estado de Utah, y el enfermo vivió 112 días con el órgano artificial.

El cuarto receptor, el ciudadano sueco Leif Stenberg, fue el primero en someterse a esta operación fuera de Estados Unidos. Concretamente, el Jarvik 7 le fue implantado por médicos suecos en Estocolmo. Stenberg falleció hace dos semanas a causa de problemas circulatorios y respiratorios. El último receptor del Jarvik 7, Jack Burchman, falleció pocos días después de la intervención.

El otro sobreviviente, Murray Haydon, fue el tercer receptor, y también sufrió una embolia cerebral el pasado mes de junio, por lo que no ha podido abandonar la cama del hospital, con la excepción de algún pequeño paseo en una silla de ruedas.

Demasiados problemas

La aparición del corazón artificial fue saludada por los medios de comunicación como un gran avance y la solución a muchos enfermos cardiacos. En principio, tras los 112 días de Clark, el caso de Schroeder parecía que iba a confirmar las esperanzas. Durante los primeros días, su recuperación sorprendió a todos; se hablaba de que podría salir pronto del hospital e incluso su familia se trasladó a vivir a un apartamento cercano al centro médico en el que se habían realizado una serie de mejoras para adaptarlo a sus necesidades.Pero pronto llegaron los problemas: las embolias que han afectado a casi todos los que han recibido el órgano artificial. Hoy en día Schroeder está de nuevo hospitalizado y es incapaz de reconocer a su familia; ha perdido prácticamente el habla y ha sufrido su tercer ataque de apoplejía. Los médicos ya no lo ven tan claro, y ya son muchos los que aseguran que el corazón artificial, en su estado actual, no está aún en condiciones de sustituir al humano.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_