El transvanguardismo de la obra de Tomás Marco
Excelente de todo punto fue el concierto que, dentro del ciclo del Banco de Bilbao, ofreció el miércoles en el Teatro Real de Madrid el quinteto Syrinx.El quinteto -trío de cuerda, flauta y arpa- practica un repertorio interesante que interpreta con la ejemplar calidad de los profesionales británicos. Keith Pacoe, violín; Anthony Byrne, viola; Mark Jackson, violonchelo; Martin Parry, flauta, y Gilian Tingay, arpa (que estudió en Londres con la española Marisa Robles) nos hicieron escuchar páginas infrecuentes como las de Roparz, Berkeley, Debussy y Villalobos y dos obras de estreno: los quintetos del inglés Derek Bourgeois y del español Tomás Marco.
Pertenecientes a la misma promoción, pues Bourgeois nace en Kingston-On-Thames (Inglaterra) el año 1941 y Marco en Madrid en 1942, la trayectoria de uno y otro resulta muy diversa. Con todo y poseer interés el quinteto del británico, que además está escrito con buen dominio instrumental, el conjunto resulta pálido y la atención decae a medida que avanza la obra como si el autor, deliberadamente, hubiera querido practicar una forma de pirámide invertida.
Quinteto Syrinx
Obras de Roparz, Berkeley, Marco, Debussy y Villalobos.Teatro Real, 13 de noviembre.
Expresión renovada
En su nueva obra, Marco renueva la expresión para convertirse de hecho en un transvanguardista; digo de hecho porque intencionalmente suele actuar con sinceridad no por meditada menos real y sin excesivo afán por estar a la page. Sucede que el músico, situado por inclinación y por actividades en, medio del discurrir musical europeo, vive sus mudanzas, conflictos y aventuras.En el Quinteto filarmónico, que así se llama la obra, hay por lo pronto una voluntad formal que, si no responde a patrones tradicionales, da al conjunto una flexible pero segura estabilidad junto a la variedad derivada del constante juego de las combinaciones instrumentales calculadas inteligentemente por pares, a trío, a solo o en tutti.
Además, aunque no practique el contrapuntismo de escuela, la escritura pertenece a ese ámbito, lo que cuadra bien con el material básico: melodías abiertamente expresivas, armonías de simple bien sonancia y cierta imagen del pathos romántico. La combinación impresionista por naturaleza de la flauta y el arpa queda certeramente impostada, dialogante, contrastante o envuelta en la marcha del trío de arcos y el total sonoro parece buscar la comunicación con el público a través de la belleza.
Marco, que hace pocos días obtuvo un triunfo importante en Ravena (Italia) con su segunda sinfonía, interpretada por la Sinfónica de Berlín (RDA), dirigida por su titular Klaus Flor, recibió en el Real muchos aplausos. Los compartió, muy justamente, con sus intérpretes, tan perfectos en el romanticismo rezagado de Berkeley, en la sonata para flauta, viola y arpa, de Debussy, o en el nuevo Quinteto filarmónico, al que quizá un autor de otro tiempo habría subtitulado A la romántica.
Babelia
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