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Gorbachov expresa sus esperanzas ante la 'cumbre' de Ginebra

Pilar Bonet

El líder soviético, Mijail Gorbachov, presidió ayer el tradicional desfile conmemorativo del 68º aniversario de la Revolución de Octubre en la plaza Roja de Moscú. El acto se celebró sin intrigantes ausencias de altos dirigentes, por primera vez en sus últimas tres ediciones. Gorbachov pronunció un discurso en el que afirmó que su próxima entrevista en Ginebra con el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, podrá contribuir a mejorar la situación internacional. El desfile, en el que no se exhibieron nuevas armas, tuvo como telón de fondo el creciente deterioro de la época de Leonid Brezney, el líder soviético fallecido en noviembre de 1982, tras haber enfermado, precisamente, en la plaza Roja durante el desfile.

Yuri Andropov, también fallecido, que sucedió a Breznev, rompió la tradición no acudiendo al desfile de 1983, y el año pasado le correspondió el turno al ministro de Defensa, Dimitri Ustinov, quien, ya enfermo, no pudo pasar revista a las tropas, contra lo que se había anunciado. Ustinov falleció el 20 de diciembre de 1984.Con los focos eléctricos encendidos a causa de la oscuridad de la mañana, tropas de tierra, mar y aire desfilaron ayer en la plaza Roja, seguidad de una exhibición de armamento que no incluyó ninguna de las piezas más polémicas de las negociaciones entre la URSS y Estados Unidos. Entre las armas exhibidas figuraban los cohetes SS-21 tierra-tierra (sustitutos del Frog 7), que están en posesión de las tropas soviéticas estacionadas en la República Democrática Alemana y que ya habían desfilado en la plaza Roja el pasado 9 de mayo, con ocasión del 40º aniversario de la victoria contra la Alemania nazi. Fue exhibido también un sistema de misiles de baja cota S-13, destinados a proteger las divisiones mecanizadas, y el principal carro de combate soviético, el T-12, que apareció con el misil Skud B.

Gorbachov, situado en la tribuna del mausoleo de Lenin junto con los restantes miembros del Politburó y el dirigente etíope Menguistu Haile Mariam (en visita oficial en Moscú), llevaba un sombrero de astracán gris, abrigo oscuro y bufanda. Su esposa, Raisa, no fue, visible desde la tribuna de prensa, cerca de la cual se encontraban la hija de ambos, Irina, y la nieta, Oxana. El ministro de Defensa, Sergei Sokolov, pasó revista a las tropas y pronunció una breve alocución. Acusó a Estados Unidos de querer conseguir superioridad militar mediante planes de militarizar el espacio, y advirtió que la URSS sabrá asegurar su capacidad defensiva. Entre los carteles portados por los manifestantes se hallaban abundantes pancartas sobre la militarización del cosmos. El año pasado, el discurso del ministro de Defensa, impreso en los periódicos, contenía una alusión a la instalación de cohetes nortearnericanos de alcance medio en Europa occidental, que faltaba este año.

En una recepción celebrada en el Kremlin tras el desfile, Gorbachov manifesto que la URSS es partidaria de un "diálogo constructivo" y de buscar "acuerdos mutuamente aceptables con EE UU". Dijo también que la URS S está dispuesta a un "enfoque constructivo" en la próxima reunión de Ginebra para que ésta pueda "servir a la mejora de la situación internacional".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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