Un acuerdo franco-alemán abre paso al lanzamiento oficial del proyecto Eureka
SOLEDAD GALLEGO-DIAZ ENVIADA ESPECIAL, El proyecto Eureka, para la creación de una Europa de la tecnología, recibió ayer un nuevo impulso al anunciar el canciller (jefe de Gobierno) Helmut Kohl que la República Federal de Alemania (RFA) está dispuesta a dedicar fondos públicos, para su financiación, según desea Francia. La II Conferencia Ministerial, reunida en Hannover, aprobará hoy la carta fundacional de Eureka, es decir, sus objetivos, criterios y modos de funcionamiento, lo que supone su lanzamiento oficial.
Superada la polémica sobre la financiación (gracias a una antigua fórmula, según la cual todos los Gobiernos se comprometen a prestar un apoyo conveniente, sin más precisiones), el único, problema sigue siendo la propuesta francesa de crear un secretariado permanente, que París está dispuesto a pagar de forma unilateral. Francia cuenta en este aspecto con el apoyo de Holanda, Bélgica, Luxemburgo y otros pequeños países, pero la RFA, el Reino Unido y los otros grandes se oponen rotundamente.La Conferencia, a la que asisten los ministros de Asuntos Exteriores y de Ciencia de los 18 países de Europa occidental, incluida España, que se han mostrado hasta ahora interesados, fue inaugurada ayer en la capital de la Baja Sajonia por el propio Kohl.
El canciller dejó abierta la puerta a una eventual participación de la RFA en la Iniciativa de Defensa Estratégica norteamericana (SDI), conocida como guerra de las galaxias, aunque no aludió directamente a ella, pero dio satisfacción a Francia y al sector liberal de su propia coalición, especialmente al ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, anunciando que su Gobierno está dispuesto a financiar parte de Eureka con cargo al presupuesto nacional. Kohl no adelantó, sin embargo, ninguna cifra concreta. El anuncio fue acogido con satisfacción por la delegación francesa, según la cual si la RFA tira del carro "es más fácil que los otros Gobiernos estén también dispuestos a desbloquear fondos públicos". Kohl negó en su discurso que el futuro pertenezca al Pacífico y presentó la adhesión de España y Portugal a la CEE como una prueba de la vitalidad de Europa. "La voluntad de actuar en común", añadió, "no debe impedir que la economía europea continúe abierta a la cooperación con Estados Unidos y Japón". El canciller insistió en ese punto que tiene "gran importancia política" porque, dijo, "los europeos sólo pueden afirmarse en cuanto tales aliándose con Occidente y no dividiendo la alianza".
Kohl dejó bien claro que se opone a la creación de un secretariado permanente y a cualquier dirigismo estatal. "Eureka debe fijar un cuadro abierto a la iniciativa de las empresas", no sólo las grandes, sino también las pequeñas y medianas. El canciller resaltó, además, el espíritu utilitario que debe tener el proyecto y que quedará recogido en la Carta, interesándose en los programas tecnológicos que contribuyan a una mejor competitividad industrial y a ampliar el mercado de trabajo. "Son las empresas", remachó, "las que deben asegurar la financiación de los proyectos, pero soy consciente de que ello no sería suficiente si no se insertan también ayudas y financiaciones públicas concreta!".
El canciller alemán se esforzó en disipar suspicacias por parte de la Comisión Europea, asegurando que Eureka no es una alternativa "en contra" del Mercado Común. Kohl resaltó el carácter civil del proyecto, que, dijo, no supone una amenaza para nadie, aunque desechó la posibilidad de asociar algún día a países no democráticos. "Eureka", dijo, "debería ser un programa en el que cooperen países que defienden los mismos valores".
La Conferencia de Hannover constituirá un paso decisivo para Eureka, afirmaba ayer un portavoz francés, para quien el proyecto actual no es diferente del lanzado por París-hace seis meses: "Desde el principio dijimos que se trataba de algo muy flexible".
En cualquier caso, lo que parece cierto es que Eureka ha provocado ya un enorme revuelo en los sectores empresariales europeos. Todas las delegaciones acudieron a Hannover con una lista de empresas dispuestas a participar en el programa. "Hoy día cualquier empresa europea que quiera lanzar un programa tecnológico piensa en Eureka y en sus posibles socios europeos. Esto constituye por sí solo un gran triunfo", insistían los franceses.
Carta fundacional
El borrador de la Carta que discuten los ministros establece que el objetivo de Eureka es aumentar la productividad y competitividad de la industria y economías europeas con vistas a una mayor prosperidad y nivel de empleo. Para ello se buscará y facilitará la cooperación industrial, tecnológica y científica en proyectos dirigidos a desarrollar "productos y servicios que tengan un amplio potencial de mercado y que estén basados en tecnologías avanzadas".
Las áreas de interés son: información y telecomunicaciones, robótica, nuevos materiales, biotecnología, tecnología marina, láser, protección ambiental y transportes. Requisitos indispensables para que un proyecto reciba la etiqueta Eureka serán que participen empresas de al menos dos países, que suponga transferencia de alta tecnología y que las empresas implicadas ofrezcan un adecuado compromiso de financiación, tanto con capital propio, capital obtenido en el mercado y ayudas gubernamentales.
Fundamental para el éxito de Eureka, según la Carta, es la eliminación de los obstáculos existentes para la creación de un auténtico mercado europeo, sin el que todo el proyecto se derrumbaría. Los 18 países participantes en la II Conferencia Ministerial son los 10 de la CEE, España, Portugal, Finlandia, Suecia, Noruega, Suiza, Austria y Turquía.
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