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CIENCIA

El laboratorio espacial europeo se sitúa mañana en órbita con ocho especialistas a bordo

El laboratorio espacial Spacelab, construido por la República Federal de Alemania (RFA), volverá mañana, casi dos años después de su primer vuelo, a orbitar nuestro planeta a 324 kilómetros de altura, llevando a bordo a ocho cosmonautas -cinco norteamericanos, un holandés y dos alemanes occidentales- en una misión esencialmente científica. Situar en órbita el Spacelab y utilizar el transbordador espacial norteamericano Challenger durante una semana costará a la RFA 64 millones de dólares (unos 10.000 millones de pesetas).

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La NASA alemana occidental

La República Federal de Alemania se convierte con este vuelo en el primer país europeo que coloca al mismo tiempo a dos de sus astronautas en el espacio para que lleven a cabo, en un laboratorio concebido por su propia industria, una serie de experimentos concebidos también en sus laboratorios.Curiosamente, el laboratorio espacial de módulos, intercambiables, reconocido por los norteamericanos como muy práctico, fue construido por la industria aerospacial de la RFA bajo el patrocinio de la Agencia Espacial Europea (ESA), pero, tras su primera misión en la bodega del Columbia, realizada satisfactoriamente en 1983, fue entregado a la NASA en cumplimiento de los acuerdos de 1973-1975.

En aquella época la industria aerospacial europea funcionaba claramente a remolque de la estadounidense, mientras que en la actualidad le hace la competencia en numerosos aspectos: en el lanzamiento de satélites por medio del cohete Arianne y en lo que respecta a la tecnología que hizo posible el Spacelab.

La industria europea prepara su propio programa espacial para el decenio 1990-2000: un potente cohete, el Arianne V, capacitado para poner en órbita al pequeño módulo estación espacial Columbus y lanzar al espacio al transbordador Hermes, capaz de transportar a la citada estación de dos a seis astronautas por vuelo.

80 experimentos

Los ocho miembros de la tripulación del Challenger trabajarán durante esta semana en la realización de más de 80 experimentos científicos muy complejos dentro de un cilindro de siete metros de largo y cuatro de diámetro, pues ésta es la configuración del llamado módulo largo del laboratorio espacial europeo, dotado de sus propios ordenadores y equipos de tratamiento de datos. Para llegar a su lugar de trabajo, los astronautas deberán nadar a través de un tubo de poco más de un metro de diámetro que separa la cabina de pilotaje de la nave de la bodega donde esta situado el Spacelab.Nunca hasta el momento una nave espacial norteamericana, ha orbitado la Tierra con una tripulación tan numerosa. El equipaje está compuesto a partes iguales por astronautas veteranos y principiantes. Se trata del comandante de a bordo Henry Hartsfield, de 52 años; el piloto Steven Nagel, de 39; los especialistas James Buchli y Quion Bluford, de 40 y 43, respectivamente, todos ellos oficiales de los Marines o del Ejército del Aire norteamericano. Junto a ellos integran la tripulación, la estadounidense especialista en ingeniería biomédica Bonnie Dunbar -la única mujer- y los extranjeros, todos físicos de profesión, Wubbo OckeIs, holandés, de 39 años, y los alemanes occidentales Reinhardt Furrer y Ernst Messerschmid, ambos de 40.

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