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UNA IDEA COMÚN DE EUROPA

Pragmatismo y teoría se mezclaron en el debate sobre la situación del intelectual

La quinta mesa del congreso El espacio cultural europeo, en la que se debatía el estatuto del intelectual en Europa, congregó ayer, bajo la presidencia de José Luis Aranguren, a unos 20 participantes del Este y el Oeste europeo. Las intervenciones, entre las que destacaron por su concreción y actualidad las del escritor alemán Peter Schneider y del diplomático sueco Peter Landelius, fueron una mezcla de propuestas y ejemplos concretos y exposiciones altamente teóricas y prolijas."Una crítica importante a hacer a este encuentro es que ha sido un congreso de declaraciones escritas en el que ha habido poco tiempo para el debate abierto", dijo el escritor alemán occidental Peter Schneider.

Schneider aludió también al creciente "militantismo del pensamiento, u opresión del pensamiento, según la cual importa más saber de qué lado está una afirmación que comprender su sentido" y se quejó de quienes centran el debate en el enfrentamiento totalitarismo-democracia, "pues no debemos olvidar que Europa ha generado casi todos los totalitarismos, pero también ha producido la democracia".

El estudioso literario y diplomático sueco Peter Landelius abundó en la tesis de Schneider y, renunciando a leer su ponencia sobre los irtelectuales el poder: el caso de Europa, definió algunos de los trazos peculiares de la cultura e intelectuales suecos e instó a los participantes a "nombrar las cosas para presentar la situación real; desnudar al emperador" y a "contribuir a formar un yo colectivo europeo, que quiere surgir".

Otras de las intervenciones de la mesa -muy especialmente las de Fernando Claudín, el checo Jiri Pelikan, el soviético Efim Etkind y los rumanos Mihai Botez y Paul Goma- insistieron en una revisión del estatuto de los intelectuales en Europa diez años después de la firma de los acuerdos de Helsinki.

Paul Goma, por su parte, tuvo una intervención cargada de escepticismo, en la que incluso renunció a hacer propuestas concretas y se limitó a leer un texto valorando la aplicación de los acuerdos de Helsinki, en la que pedía la liberación de todos los intelectuales presos en Europa del Este por motivos políticos.

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