Concluye la huelga general en Bolivia

Dirigentes sindicales no detenidos, miembros de la Central Obrera Boliviana (COB) y de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros, suscribieron un compromiso con el Gobierno mediante el que las organizaciones laborales ordenaron el final de la huelga general, y el Gobierno dispuso la libertad y el retorno, en el plazo de 48 horas, de los dirigentes sindicales confinados en el norte de Bolivia.

El Gobierno de Víctor Paz Estenssoro, una vez asegurada su posición política en el Congreso por el apoyo de Acción Democrática Nacionalista (ADN), controló finalmente el prolongado problema social, que se tradujo en una huelga general de 31 días mantenida a ultranza por el sector minero y una huelga de hambre realizada por más de 7.000 personas."Con el apoyo de la ADN, el Gobierno está en una posición muy fuerte, y en estas circunstancias es lo máximo que pudimos conseguir. Creemos que ya no es posible modificar más la declaración", explicaba a los trabajadores el dirigente minero Simón Reyes, al informar sobre el compromiso al que se había llegado con el Gobierno horas antes.

La COB, en su llamamiento al cese de las huelgas, se compromete a establecer "una etapa de diálogo" con el Gobierno, pero, además, a "sujetarse a las normas y procedimientos de la ley General del Trabajo, en la tramitación y búsqueda de soluciones en los conflictos laborales". El Gobierno, en una declaración de cuatro puntos, recuerda el compromiso de la COB de someterse a las leyes, y anuncia que ha dispuesto "el retorno y la libertad de los dirigentes sindicales actualmente confinados o detenidos, sin perjuicio de que continúen los procedimientos judiciales en aquellos casos en que se hubieran transgredido normas específicas de la legislación civil o penal".

Simón Reyes dijo que la dirección laboral "no se opondrá en ningún momento a que se enjuicie a quienes hayan podido cometer delitos comunes, pero", añadió, "no podemos estar de acuerdo en que los mismos sean enjuiciados a raíz del conflicto".

Entre tanto, en varios distritos de la minería nacionalizada, miles de trabajadores abandonaban, a lo largo de la mañana, el ayuno voluntario que efectuaron durante 14 días en condiciones muy difíciles y dramáticas.

Para evitar la represión policial, los huelguistas se internaron en los socavones , a 200 y hasta 500 metros de profundidad, donde soportaron temperaturas de 38 a 40 grados, y la emanación de gases tóxicos.

El sacrificio de los mineros, que fueron quienes persistieron en la huelga aun después de que ésta fuese controlada en los centros urbanos y otros sectores productivos, ha tenido sus frutos: en 48 horas, los dirigentes sindicales, entre ellos Juan Lechín, volverán a La Paz. Y en algún tiempo más -no se ha definido-, Gobierno y trabajadores podrán revisar la política económica y modificarla "en todo aquello que no vulnere su esencia ni ponga en peligro su objetivo fundamental de detener la hiperinflación".

En este contexto, será muy difícil que los trabajadores logren inmediatamente un aumento salarial, como tampoco se podrá evitar la reestructuración de su empresa, la Corporación Minera de Bolivia.