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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las fiestas de Barcelona

EL MULTITUDINARIO seguimiento que este año han disfrutado las fiestas de la Mercè, Patrona de Barcelona, parecen indicar que Cataluña está empezando a recuperar el tono vitalista y participativo que había caracterizado a su vida cívica hasta los primeros años de la transición democrática. Luego, cierto cansancio generalizado y la falta de iniciativas de sus capas intelectuales, la dura repercusión de la crisis económica en toda el área barcelonesa y la excesiva burocratización impuesta por el nuevo oficialismo autonómico provocaron que el sismógrafo de las inquietudes y alegrías colectivas catalanas diera un registro casi plano. Además, la voluntad extendida de sacar partido político de todas las cosas ha contribuido a tener aburrida y desorientada -y también coaccionada, en algunos momentos- a amplias capas de la ciudadanía catalana.Si en los últimos meses se había comenzado a detectar un desperezamiento bastante generalizado, el éxito multitudinario de estas últimas fiestas patronales subraya que, efectivamente, hay un prometedor cambio de tendencia. Barcelona ha sabido dejar de lado muchos trascendentalismos impuestos y ha vivido por primera vez en su historia una Mercè con ambiente de genuina y simple fiesta mayor. Han sido unas jornadas lúdicas en las que sus ciudadanos se han volcado tanto sobre las actividades de mera animación callejera como en las actuaciones musicales, los actos culturales, las pruebas deportivas de todo tipo y las muestras gastronómicas populares. Más de un millón de personas se han movilizado estos días alrededor de los actos de la capital catalana.

La única nota discordante la han vuelto a poner algunos políticos. Un grupo de concejales no ha sabido resistir la tentación de intentar desnaturalizar las celebraciones y sumarlas a su tarea de sistemático desgaste de la actual gestión municipal. Para ello, retrataron su especialísima sensibilidad al tildar de pornográfico el cartel anunciador de las fiestas -por el hecho de que en él aparece dibujada esquemáticamente una pareja que baila desnuda-, y de incorrecta la celebración de un espectáculo de music hall al aire libre en la tradicional plaza de Sant Jaume, donde están ubicadas la Generalitat y el Ayuntamiento. El éxito de participación sin precedentes que han tenido las fiestas -con el cartel y el music hall incluidos- ha descalificado estos intentos de boicoteo, que, en definitiva, lo único que han puesto de relieve es lo alejada que está la ciudadanía de cierta politización manipuladora. Por eso ha sido incluso positiva la anécdota de los concejales estrechos. Aunque lo ha sido más la fiebre participativa de los centenares de miles de personas que se han lanzado a la calle, por una vez, para reencontrarse con el mero placer de sentirse ciudadanos en fiesta.

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