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Felipe II, personaje invisible

Víctor Nieto, que pronunció el lunes una conferencia titulada El monasterio y el Rey, opina que "El Escorial está planificado como la expresión más cumplida de la política arquitectónica de Felipe II". Y en esta política se mezcla, según este profesor, la idea de un templo de la fe unido a la imagen de la monarquía. Felipe II aparece como el personaje invisible, y en él existe una doble personalidad, humana y representativa, que se manifiesta en la concepción laberíntica del monasterio y en la idea de revivir la actitud teocrática del rey-sacerdote.En la iglesia de El Escorial los arquitectos crean un eje visual entre el lugar en el que se sitúa el rey para oír misa y el altar, de manera que los fieles no pueden ver al soberano y el eje óptico rey-Dios es invisible. "Existe en Felipe II", señala Nieto, "una tendencia a la exaltación teocrática de la monarquía".

En esta idea del monasterio como una cosmovisión unitaria que se encarna en el Rey insiste también el profesor de Venecia Manfredo Tafuri. "Felipe II y sus arquitectos", dice, "han realizado de manera muy Ideológica una arquitectura perenne, que se aleja de las fórmulas a la italiana porque pretende una verdad universal". Para Tafuri, de la concepción del edificio, en la que tan directamente participó el monarca, y de la iglesia, se desprende que "Rey y Dios coloquian directamente".

El monasterio de El Escorial comenzó a construirse en 1563 y las obras se dieron por concluidas en 1584. Se trata de un paralelogramo rectangular de 207 por 161 metros. Para Juan Miguel Hernández de León, director general de Cultura de la Comunidad de Madrid y uno de los conferenciantes, el edificio está concebido como una ciudad ideal. "Desde un análisis compositivo, distributivo e iconográfico", señala, "es una utopía del poder".

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