La sombra de Lucky Luke
Estreno europeo de Silverado, de Lawrence Kasdan, un western del que se dice que, junto con Pale Rider, de Eastwood, simboliza,la resurrección de un género abandonado desde la segunda mitad de los años sesenta, Las razones del estado cataléptico del western son varias, pero pueden resumirse en dos: la primera, de orden industrial, pasa por el aumento de costes de un género que necesita de largos y complicados rodajes en exteriores porque no existen ya estudios con los decorados fijos de la estacion de tren, el saloon, el pueblo, el campamento indio o el fuerte del séptimo de caballería.La segunda razón tiene que ver con el agotamiento narrativo e ideológico al que había llegado el western después de evolucionar de la épica de los conquistadores hasta la desmitificación que contempla matanzas de indios y atentados ecológicos.
Kasdan y Eastwood se han propuesto resucitar el salvaje Oeste. ¿Por qué? Seguramente influidos por ese mecanismo del Hollywood actual que cas tiga la originalidad y recomienda buscar en los archivos argumentos, situaciones o ideas que desempolvar, y también, con casi toda seguridad, porque el western ofrece unas posibilidades enormes para desarrollar una épica del americano triunfador, solitario, individualista, que vive al margen del Estado. Los vaqueros de Silverado o Pale Rider son la encarnación del ideal reaganiano, Rambos de hace 150 años.
La interpretación sociológica es válida, pero en nada afecta la calidad de los productos. El problema para Pale Rider o Silverado es que su mundo se diría menos inspirado. No son westerns, sino cintas de aventuras que transcurren en el Oeste. Los directores y guionistas son sabios y descreídos; no pueden evitar el bromear con sus héroes, reducirlos a Ran-Tan-Plan, hermanos Dalton, jugador tramposo o Lucky Luke. Ese reducir los protagonistas a tópicos obliga a multiplicar otros elementos que ocupen el metraje ahorrado en caracterizaciones. Y así Silverado cuenta con seis malvados principales, tres pueblos, tres saloons, un pistolero negro, una caravana de mujeres, el rapto de un niño, varias historias de amistad y un montón de personajes con pasado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.