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Cosmética para el 'apartheid'

Toque de queda en Soweto mientras Botha promete reformar el 'apartheid'

El Gobierno de Africa del Sur decretó ayer el toque de queda en Soweto -la ciudad negra más importante del país, con dos millones de habitantes- y en Alexandra, poco antes de que el presidente, Pieter W. Botha, expresara su compromiso de negociar con la mayoría negra y seguir adelante con la reforma del sistema de segregación racial (apartheid), aunque defraudando las tibias expectativas creadas sobre el anuncio de medidas concretas.

El toque de queda en las dos ciudades supone un reforzamiento de las restricciones impuestas el pasado 21 de julio con el establecimiento del estado de emergencia en 36 distritos del país. Desde entonces, ha habido más de 1.700 detenidos (muchos de ellos torturados por la policía, según Amnistía Internacional) y al menos 70 muertos en disturbios raciales. Ayer mismo, hubo cinco nuevas víctimas mortales, entre ellas un muchacho de 16 años.El anunciado discurso de Botha en Durban, ante el congreso provincial del gobernante Partido Nacional, defraudó incluso las más tímidas expectativas: Botha no anunció ni la liberación del dirigente opositor Nelson Mandela, ni medidas concretas suavizadoras del apartheid. Expresó, eso sí, su compromiso de negociar con la mayoría negra, informa Reuter.

"No estoy dispuesto a conducir a los blancos surafricanos y a otros grupos minoritarios al camino de la abdicación y el. suicidio", dijo el presidente, quien aseguró que la destrucción de la. Suráfrica blanca significaría la caída del país en la lucha fraccional, el caos y la pobreza". "Mi Gobierno y yo estamos dispuestos a ir adelante con nuestro programa de reforma", dijo, "pero a aquellos que prefieren la revolución a la reforma les digo que no triunfarán, con independencia del apoyo que consigan en el exterior".

El jefe del Estado surafricano confirmó que su Gobierno está estudiando suavizar las leyes que restringen la libertad de movimientos de los negros, pero no fue más allá de sus promesas previas al respecto, repitiendo que serán discutidos los derechos de los negros de las ciudades fuera de los bantustanes. También dijo que cree en la "participación de todas las comunidades surafricanas en materias de interés común" y en la aplicación del principio de corresponsabilidad.

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El toque de queda impuesto, en Soweto y Alexandra refuerza las restricciones del estado de emergencia

Viene de la primera páginaEl Gobierno surafricano decretó ayer el toque de queda en Soweto -que con dos millones de habitantes es la ciudad negra más importante del país- y en Alexandra, cerca de El Cabo. Esta medida se añade a las restricciones impuestas el pasado 21 de julio con el establecimiento del estado de emergencia en 36 distritos del país. La medida incluye el establecimiento de controles estrictos para hacer frente al boicoteo que vienen realizando los estudiantes de los institutos a las clases y el efectuado por los responsables del transporte de gasolina a ambas ciudades.

Él obispo negro y premio Nobel de la Paz Desmond Tutu condenó por adelantado, el miércoles por la noche, el anuncio de reformas en el sistema de apartheid que se espera que hubiera hecho ayer el presidente, Pieter Botha. Al final, no hubo medidas concretas, sino tan sólo el compromiso de negociar con la mayoría negra, pero Tutu había dado ya su respuesta: Botha iba a comunicar "lo que cree es bueno para los blancos sin ni siquiera haber consultado a los negros", algo que resulta "inaceptable". El obispo continuó: "Botha intentará mejorar la condición de los negros que viven en las ciudades, pero yo no soy uno de ellos soy solamente un ser humano", dijo Tutu.

Beyers Naude, secretario general del Consejo Surafricano de las Iglesias, hizo ayer un llamamiento a Botha para que se encuentre con el líder del opositor Congreso Nacional Africano, Nelson Mandela, encarcelado desde hace 21 años. "Un anuncio de este tipo constituiría una muestra de su habilidad como estadista y podría contribuir a una disminución de la tensión y ser la base para negociaciones que lleven a la paz definitiva,". Otra de las expectativas defraudadas ayer por Botha fue, precisamente, la de que Mandela sería puesto en libertad.

Mandela no negociará

La esposa de Mandela, Winnie declaró ayer en Johanesburgo que no tenía "ninguna esperanza" sobre la salida de su marido de prisión. Según afirmó, Mandela -que fue condenado a cadena perpetua en 1964 por "sabotaje" y "compló revolucionario"- "no negociará su propia liberación" y sólo la aceptará "sin condiciones" Winnie visitó a su marido en la cárcel el miércoles.

La esposa del líder opositor advirtió ayer que si las medidas no satisfacen las esperanzas del pueblo surafricano "ello tendrá un resultado trágico", ya que "arrojará al país en la violencia más terrible de toda su historia".

Winnie Mandela, que fue confinada por el Gobierno hace nueve años, se halla en Johanesburgo desde que la pasada semana la policía atacó su casa con la excusa de que pretendía desalojar a un grupo de manifestantes que se habían refugiado en su interior.

El incidente fue seguido el martes por la explosión de un cóctel molotov que provocó un incendio de la vivienda.

En el extremo opuesto a las críticas por la insuficienéia de las medidas que se esperaba anunciase Botha en Durban, el jefe del Partido Ultraconservador y ex primer ministro Andries Treurnicht declaró en Bloemfontein, el miérco les, que "el tigre dormido de la resistencia blanca puede despertar de nuevo" si se modifican los principios sobre los que se basa el apartheid.

El consejero de Seguridad Nacional norteamericano, Robert McFarlane, señaló ayer que Estados Unidos espera que las "nuevas ideas formuladas por Botha aceleren el final del sistema de segregación racial de apartheid" y pidió al Gobierno surafricano, en nombre de la Administración de su país, que comience cuanto antes negociaciones con la mayoría negra, porque el diálogo es el único camino para el desmantelamiento pacífico del apartheid.

Por su parte, el Foreign Office británico se declaró ayer "decepcionado" por el discurso de Botha, lamentando que no haya respondido favorablemente a la petición británica a la liberación de Mandela.

El discurso de Botha fue precedido por el anuncio del Gobierno canadiense de retirar a su embajador en Suráfrica para celebrar consultas y la posible adopción de sanciones en caso de que Pretoria no efectúe "gestos concretos" para eliminar el apartheid.

Mientras se esperaba que Botha pronunciara su discurso, los disturbios raciales continuaban en todo el país y se cobraban cinco nuevas víctimas que se añaden a las más de 600 personas muertas en los últimos 19 meses de enfrentamientos raciales.

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