El colonialismo español en América
La lectura de EL PAIS del domingo 21 de julio de 1985, y más en concreto las declaraciones de Fidel Castro en la clausura de la Conferencia Sindical de los Trabajadores de América Latina y el Caribe, reunida en La Habana, me invitan a hacerle las siguientes consideraciones.En primer lugar, la calificación de "infausta" de la fecha del 12 de octubre por nuestro admirado Fidel no nos ha sorprendido, sino alegrado profundamente. Mejor hubiéramos estado los españolitos encerrados en nuestros muros antaño, y por cierto también hogaño, que salir por esos mundos de Dios a fortalecer entuertos y a enriquecernos con las riquezas ajenas. Lo de hogaño, señor director, espero haya captado la ironía, ya que mucho me temo que nuestros escarceos europeos nos atiborren de tecnologías avanzadas, pero no del espíritu ciudadano que tanto echamos en falta.
En segundo lugar, las disquisiciones respecto a la autocrítica que según Castro aún está pendiente por nuestros colegas historiadores del lado de acá no deja de sorprendernos. ¿Por qué no nos hace Fidel Castro and sus partenaires de sierra Maestra la autocrítica de su conquista cubana particular? Muchos de nosotros, los que andamos en la cuarentena, vimos antaño con enorme ilusión sus conquistas, pero hogaño no tanto. Si Castro y sus adlátares nos visionan con honestidad sus incursiones imperialistas -¡ojo, imperialistas, s!í, en el total y absoluto significado del concepto- en su Cuba natal y fuera de ella, tal vez nos sintiéramos obligados a hacer otro tanto con la América hispana, que no latina, y todo ello visto desde el prisma de mis 40 años, no muchos por cierto, pero sí suficientes como para no ir a ciegas por el mundo.
Por último, sólo me resta hacer una llamada sobre las salidas extemporáneas de algunos, que no de todos de nuestros jefes de Estado, incluido Fidel, claro está. El reino de las necedades es propio del hombre, vulgo, ciudadano de a pie o jefe de Estado.
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