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Reportaje:SALUD

El verano traicionero

Cada estación tiene sus enfermedades específicas

Pocos son los que no están hartos de que cada año, en cuanto el primer rayo de sol asoma entre las nubes, se les bombardee con las mil precauciones que hay que tomar para el uso de bronceadores, las horas convenientes para exponerse a los rayos solares...Sobre otros peligros del verano estamos mucho menos alertados, probablemente porque sus secuelas no son ni tan peligrosas ni tan duraderas y, en parte, porque han hecho su aparición en los últimos años con el cloro y la contaminación.

Por ejemplo la Pitiriasis versicolor. Este nombre tan marchoso y posmoderno es la denominación científica de los populares y comunes hongos en la piel desde que la contaminación se adueñó de nuestras playas y la masificación no ayuda a la higiene de las piscinas.

Su tratamiento tiene que actuar a dos niveles diferentes para conseguir erradicar los hongos, que cuentan entre sus cualidades con la facilidad de contagio y persistencia de la infección. Esta persistencia no quiere decir que una micosis -nombre genérico con que se conoce este tipo de dolencias- sea incurable, como mucha gente cree. Es, más bien, una batalla entre los hongos y usted, con la perseverancia como la baza más importante para ganarla. Por muy pesado que le resulte, mantenga el tratamiento -un antifúngico o antimicótico por vía oral y una emulsión local, generalmente con hiposulfito sódico- durante un mes o 20 días como mínimo. Extreme las medidas de higiene, como que su ropa no esté en contacto con la de los demás, y, sobre todo, al salir del baño hay que usar toallas individuales. Tanto el llamado pie de atleta como las vaginitis causadas por candida son simples variantes de esta infección veraniega. Por si acaso, hágase una revisión ginecológica al regresar de las vacaciones.

'Oído del nadador'

También es persistente un tipo de afección muy común en los niños que pasan demasiado tiempo en el agua y los nadadores. Su causa puede ser tanto por la presencia de hongos y bacterias, un excesivo cloro en el agua o que ésta esté demasiado fría. La infección de la parte externa del oído, conocida también como oído del nadador, es dolorosa y muy molesta.

Con tratamiento no dura más de unos días, pero sin él puede prolongarse varios meses. Como medida preventiva, procure que no le entre agua en los oídos, recurriendo a los tapones de cera que venden en todas las farmacias. Si éstos le parecen molestos y prefiere prescindir de ellos, acuda al médico a los primeros síntomas, las lesiones de oído pueden ser delicadas.

La comida mexicana no les sentó nada bien a Hernán Cortés y sus muchachos, que, aunque no fueron a México de vacaciones, sino a conquistar nuevas tierras, fueron los primeros en sufrir la llamada diarrea del viajero.

Moctezuma y las diarreas

En los países anglosajones se la conoce también como la venganza de Moctezuma, recordando con ello que los hombres de Hernán Cortés quedaron diezmados.

Hoy día es difícil que esto ocurra, pero un alto porcentaje de turistas se ven obligados a suspender sus vacaciones ante los estragos que la alimentación de otros países hace en su aparato digestivo.

El riesgo está, ante todo, en la deshidratación. Si cambia de clima, cuide sus comidas y no tome productos que se estropeen con facilidad.

No suele ser necesaria la administración de antibióticos para frenar la infección. Ésta cesa normalmente en unas 48 horas. Para combatir la pérdida de líquidos hay que reponerlos tomando agua, infusiones y zumos. No es bueno tampoco tomar antidiarreicos porque se tarda más tiempo en eliminar la infección. La diarrea es, en definitiva, un mecanismo de defensa frente a la agresión externa.

Sólo es peligrosa en personas con desnutrición, ancianos y, sobre todo, niños pequeños. Si se prolonga más de 48 horas o afecta a alguien que esté en uno de estos tres grupos, acuda al médico. Y recuerde que el yogur -natural, por supuesto- es un antibiótico natural que restablece la flora intestinal.

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