Estados Unidos concede la licencia de exportación de tecnología a la fábrica de Hewlett Packard en Barcelona

El Departamento de Comercio estadounidense acaba de conceder a la multinacional Hewlett Packard (HP), asentada en España, la licencia de exportación de tecnología, por lo que la sociedad podrá comenzar inmediatamente a fabricar ordenadores desde su planta de Barcelona. Sin embargo, persisten las dificultades para conseguir la misma licencia para la fábrica de chips que AT&T quiere construir en Madrid, en colaboración con Telefónica, que supone una inversión de 200 millones de dólares (alrededor de 35.000 millones de pesetas).

ESPECIAL El consejero delegado de HP, Juan Soto, afirmó que la autorización ha llegado de Washington hace diez días. La intervención de Soto tuvo lugar dentro del seminario sobre ¿Quién invierte en España?, que se desarrolla en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de Santander. La fábrica de Hewlett Packard será la undécima de la multinacional en Europa (las diez restantes están asentadas en Gran Bretaña, Francia y la República Federal de Alemania). Las primeras exportaciones al mercado europeo comenzarán el próximo mes y se harán desde las instalaciones que la sociedad tiene alquiladas en Terrassa.Al mismo tiempo, HP busca un terreno de 300.000 metros cuadrados en la zona del Vallés para instalarse en propiedad definitivamente. La inversión total rondará para el final de la década entre 8.500 y 10.000 millones de pesetas.

Las conversaciones para conseguir la licencia de exportación de tecnología de doble uso entre los Gobiernos español y norteamericano estuvieron bloqueadas hasta el mes de abril pasado, cuando una comisión interministerial presidida por el secretario de Estado de Comercio, Luis de Velasco, dio garantías a la Administración Reagan de que no habría reexportación de tecnología a "países hostiles". El desbloqueo se concretó con la publicación en el Boletín Oficial del Estado de una orden ministerial (esa orden contenía una errata y hubo de ser republicada días más tarde).

Al mismo tiempo que HP negociaba en Washington, lo hacía también AT&T. Sin embargo, la situación de esta multinacional (con la que colabora como socio Telefónica), no se ha arreglado. El director del proyecto español AT&T Technologies, George Foyo, reconoció en el seminario que organiza la Agrupación de Periodistas de Información Económica (APIE) y el Banco de Santander, que "se sigue a la es7 pera de la licencia de exportación, que tiene que conceder el Gobierno de Estados Unidos para la transferencia de tecnología de doble uso. La licencia la otorgará el Departamento de Comercio cuando tenga la seguridad de que la tecnología no-irá a parar a países hostiles. AT&T esperaba recibir la autorización en el mismo momento que HP. No puedo decir con certeza cuándo se va a conseguir".

Condiciones para invertir

George Foyo no quiso concretar el monto de ayudas globales que el Gobierno español concederá a AT&T por instalarse en España. "Se trata de información no pública". Juan Soto, consejero delegado de HP, terció para afirmar que "según había publicado la prensa las ayudas ascenderían a 65 millones de dólares". Las ayudas son en concepto de subvenciones, créditos blandos y selección de impuestos. El plan de AT&T consiste en empezar a fabricar chips en 1987, creando unos 700 puestos de trabajo, "la mayoría de ellos para técnicos españoles".

Foyo hizo una alabanza de las condiciones españoles para lapresencia inversora de las multinacionales. "En ningún otro sitio de Europa hemos encontrado tanto interés gubernamental, dijo.

Todos los participantes de ayer en el seminario (además de los citados, Manuel Márquez Balín, presidente de Standard Eléctrica; Enrique Meijer, presidente de Philips Ibérica; Fernando de Asúa, presidente de IBM; y Juan Mulet, director de Investigación y Desarrollo de Telefónica) hicieron grandes elogios del Plan Electrónico e Informático Nacional. Asimismo resaltaron la estabilidad política y social española, clave para que el capital extranjero acceda a nuestro país.

El único punto de disensión entre los representantes de las multinacionales se produjo al comparar las ventajas que se ofrecen a las sociedades extranjeras de reciente instalación respecto a las que históricamente operan en España.