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Cambios en la cúpula del Kremlin

Shevardnaze, un novato en política exterior

Pilar Bonet

Eduardo Shevardnadze, que habla el ruso con el característico acento de su lengua georgiana, es a partir de ayer el nuevo maestro de ceremonias del edificio moscovita, construido en tiempos de Josif Stalin, donde se encuentra el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética.Nacido en la localidad de Mamati, en el sur de Georgia, el 25 de enero de 1928, Shevardnadze deberá trasladarse a Moscú desde la tranquila ciudad de Tbilisi donde tenía su domicilio y su trabajo como primer secretario del Partido Comunista de Georgia, un puesto que ocupaba desde 1972. Si Andrei Gromiko llegó a convertirse en una verdadera institución durante los 28 años que ha pasado en el cargo de ministro de Asuntos Exteriores, la biografía oficial de Shevardnadze no contiene ni un solo dato que permita atribuirle una experiencia significativa en política internacional. Shevardnadze ha salido al extranjero en diferentes ocasiones, generalmente como miembro de delegaciones oficiales soviéticas y ha pronuciado discursos sobre algunos temas internacionales, tales como la distensión o la situación en Afganistán. Sus visitas al extranjero incluyen Argelia en 1984, India en 1982, Portugal en 1983 y 1979, Brasil en 1980, Hungría en 1975 y 1981, entre otros países. Preguntado por los idiomas que habla el nuevo ministro, el funcionarario de Asuntos Exteriores respondió con ciertas dudas que inglés y francés. Shevardnadze se licenció en 1951 en la escuela del partido en Tbilisi y a finales de los cincuenta se graduó en Historia en el Instituto Pedagógico de Kutaise. Ya antes de ingresar en el partido había trabajado como instructor en el Komsomol, la organización juvenil del mismo, en la que llegó a miembro de la dirección estatal en 1961.Ese mismo año fue elegido primer secretario del distrito de Mtsjeta (Georgia) y en 1963 pasó a ocuparse de un barrio de Tbilisi como responsable del partido. En 1964 fue nombrado primer viceministro de Asuntos Interiores en Georgia, donde ocupó la cartera ministerial desde 1964 hasta 1972, cuando pasó a ser primer secretario del partido en Georgia en sustitución de Vasili Mjavanadze. Su elección estuvo vinculada a una campaña contra la corrupción en la República giorgiana, donde las relaciones personales, familiares y de clan tienen un gran arraigo. Shevardnadze pasa por ser un buen administrador y un hábil político que ha sabido conjugar los intereses de Moscú con los de su República. Los círculos nacionalistas le consideran un rusificador y Shevardnadze se ha visto enfrentado en ocasiones a manifestaciones nacionalistas, en las que participaban estudiantes y jóvenes de buenas familias locales. En el terreno económico, Shevardnadze ha logrado importantes éxitos para su República, que tiene índices de crecimiento muy elevados. En Georgia se celebran numerosos experimentos de descentralización industrial y agrícola que son puestos como ejemplo por la Prensa central soviética. Sus éxitos en la economía le valieron el puesto de miembro suplente en el Politburó en 1978, dos años después de haber sido elegido miembro de pleno derecho del Comité Central. A Shevardnadze se le atribuye una fina sensibilidad para lo posible y un deseo de fomentar los aspectos culturales de su República. Su última intervención pública importante recogida por la Prensa moscovita fue el discurso que pronunció con motivo de las últimas elecciones para los soviets republicanos celebradas a finales de febrero. El discurso, reproducido en Pravda a cuatro columnas y página entera, se centró en temas económicos, dedicando sólo un párrafo a política internacional. La lucha del partido por la paz y el socialismo decía en aquella ocasión tiene por objeto "salvar a la humanidad de la catástrofe nuclear". "No es por casualidad", señalaba, "que las nuevas iniciativas soviéticas de paz encuentren cada vez más eco positivo entre la gente progresista del planeta".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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