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Reportaje:El reto de la última frontera

España responde al desafío de la Antártida

La comunidad científica española ansía investigar en el continente helado

El destino de la Antártida se encuentra en manos de los países consultivos (16 en la actualidad) del Tratado Antártico, un documento que, desde 1961 y por un periodo de 30 años, establece que la zona al sur del paralelo 60º es un área dedicada exclusivamente a la investigación científica. España desea convertirse en miembro de pleno derecho de este Tratado, pero para ello ha de mostrar "su interés en la Antártida mediante la realización en ella de investigaciones científicas trascedentes", como especifica el propio texto. Unas jornadas de estudio realizadas hace un mes en Madrid en la Real Sociedad Geográfica, el Primer Symposium Español de Estudios Antárticos, que se inaugura el domingo en Palma de Mallorca, y la presencia de seis jefes de delegación de otros tantos países consultivos del Tratado en la Tercera Semana de Estudios del Mar, a celebrar en octubre en Cartagena, son muestra del interés español por la Antártida.El sólo interés de la comunidad científica española por la Antártida, sin embargo, no puede contribuir a que España sea miembro consultivo del Tratado. Para ello se hace necesaria la voluntad política del Estado. El Rey nunca ha ocultado su entusiasmo por la presencia de España en la Antártida, pero ha de ser la Administración quien provea los medios necesarios para responder al reto planteado.

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Los científicos españoles siempre han tenido a la Antártida en mente. En los años sesenta la Asociación Pro Antártida (APA) editó trimestralmente el boletín Antártida y son numerosos los investigadorers españoles que aisladamente han trabajado en aquél continente. Pero hasta que España se adhiere al Tratado Antártico, en 1982, no comienza a existir un movimento medianamente organizado. La asociación España en la Antártida, con el proyecto científico en la goleta Idus de Marzo, es la que rompe el fuego en 1983, si bien el plan no puede desarrollarse debidamente. Después ha habido proyectos de investigación como el llevado a cabo por el equipo de Antonio Ballester, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el pasado verano austral (enero-febrero de 1985) en el mar de Weddell o el de Carlos Palomo, del Instituto Español de Oceanografía, sobre la plataforma continental antártica, en las mismas fechas.

El problema para las pretensiones españolas de ser miembro de pleno derecho del Tratado es que estas investigaciones, que tienen planteada su continuidad el próximo año, se están realizando con la cobertura de otros países (Argentina en el caso del CSIC y Chile para el Oceonagráfico) y para acceder plenamente al Tratado se ha de emprender la aventura científica austral en solitario.

La urgente necesidad de tomar una decisión

La decisión, pues, es política y presupuestaria. El Gobierno tiene que decidir, y pronto, pues el plazo cumple en 1991. La Administración estudia en la actualidad el ejemplo de Brasil. Este país consiguio ser admitido como miembro consultivo del Tratado sólo con una declaración de intenciones, que ha ido llevando adelante. España podría plantear esta vía en la próxima reunión del consejo del Tratado Antártico, a celebrar este otoño en Bruselas, para en la siguiente, tras dos años de investigaciones en la Antártida con apoyo oficial, acceder como miembro consultivo.Mientras, los científicos seguirán preparando nuevos proyectos o presentando los resultados de los trabajos realizados. En el symposium de Palma "se pretende recopilar toda la información científica española existente sobre la Antártida y los proyectos españoles serios en preparación", según Adolfo Eraso, vicepresidente ejecutivo de España en la Antártida, entidad copatrocinadora junto con el CSIC de las jornadas. Se van a presentar, entre otras ponencias internacionales, las conclusiones de los trabajos realizados por el equipo de Ballester: Observaciones físicas y químicas en el mar de Weddell, del propio Ballester; Estudios bacteriológicos en aguas y hielos antárticos, de Josefa Castellví y Biomasa y producción fitoplactónica en el mar de Weddell y costas de la península antártica, de Marta Estrada. En esta reunión, Margarita Badillo abordará el primer proyecto de Organización de un banco de datos sobre la Antártida en España y Emilio Murcia rendirá cuentas de las Actuaciones de la Comisión Nacional de Geodesia y Geofisica sobre la presencia de España en la Antártida.

Las actas de este symposium, al que va a asistir una delegación del Comité Científico sobre Investigación en la Antártida (SCAR), órgano consultivo científico del Tratado, serán enviadas a los 16 países miembros de pleno derecho de este acuerdo, para ratificar las aspiraciones españolas.

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