Federico Fellini: "La sugestión en el arte se obtiene mediante una gran disciplina artesanal"

El realizador Federico Fellini, que hoy regresará a Roma tras haber permanecido dos días en Barcelona, manifestó ayer en una conferencia de prensa que "la sugestión en el arte se obtiene mediante una gran disciplina artesanal". El director, al que acompañaba su mujer, la actriz Giulietta Masina, aseguró que procura no ver sus filmes una vez finalizados, habló de su última película, Ginger e Fred; de la influencia del psicoanalista suizo Carl Gustav Jung en su vida y en su obra, y del fallecido Nino Rota, autor de la música de la mayoría de sus filmes.

Fellini, grande, jovial y expresivo, con el escaso pelo blanco alborotado, se mostró en todo momento amable y simpático con los informadores, pese a su conocido desagrado por las conferencias de prensa y las entrevistas.Cuando se produjo la pregunta sobre la posible fellinidad de Barcelona, el director de Amarcord, que se encuentra por primera vez en la ciudad, respondió cuestionando el propio adjetivo de felliniano: "A este adjetivo, que yo sé que responde a un interés y una simpatía por mi obra, han sido adjudicados tantos sentidos distintos, incluso contrarios, que se ha tornado para mí casi incomprensible. Creo vagamente que hace referencia a algo excesivo, extravagante, onírico, imprevisible; si tomamos todos esos aspectos en su sentido positivo, la cosa está bien, pero si se consideran desde el lado negativo adquieren significado psicopatológico, demencial. Eso ya no me agrada tanto". "La sugestión en el arte se obtiene mediante una gran disciplina artesanal", explicó Fellini, en contestación a la pregunta de cuál es el secreto de la atrayente atmósfera de sus filmes. El realizador añadió que es necesaria también "una inmensa paciencia, escuela y experiencia". "No vuelvo a ver nunca mis películas", manifestó en otro momento el director de Casanova, "incluso cuando las pasan por televisión intento evitarlas; quizá se trate de un aspecto neurótico de mi personalidad o de un sentimiento de culpabilidad, consecuencia de mi catolicismo. Verlas sería como encontrarme entre viejas fotos, antiguos sombreros o relicarios, entre vestidos vacíos".

Fellini señaló como "la maravilla del regista" la posibilidad de "contar una historia y vivir otra, la del rodaje, al mismo tiempo". El director aseguró no tener preferencias por ninguno de sus filmes, pues "todos significan momentos diversos de mi vida", aunque acabó confesando un especial cariño por La dolce vita; "en esa época surgió mi amistad con Marcello Mastroianni", dijo.

Se refirió Fellini al fallecido compositor Nino Rota como "el más valioso de los colaboradores que he tenido", y señaló que "siempre daba al director la impresión de que era él mismo, el regista, quien creaba la música de sus películas. Quizá Nino aún siga dentro de mí; le recuerdo mucho".

Sobre su última película, cuyo rodaje finalizó el pasado martes, Fellini manifestó que no es en absoluto, como se ha dicho, un filme contra la televisión. "Eso es ridículo, sería como ir contra la fuerza de la gravedad. Ginger e Fred es la historia, en un tono divertido, de unos viejos bailarines que la televisión ha repescado; acceden a esa gran pasarela de la actualidad a la que aspiran todos. No es la venganza de un cineasta que considera a la televisión la gran culpable de la crisis del cine, la asesina del ritual y la fascinación de la gran pantalla. En todo caso el filme aspira a despertar en el teledependiente un cierto sentido crítico contra esa caja que acaba imponiéndole silencio".

En cuanto a la influencia del desaparecido Carl Gustav Jung en su obra, Fellini explicó: "Empecé por leer sus memorias; el descubrimiento de su visión de la vida fue como una revelación que alentó el contacto con zonas más profundas de mí mismo y su exploración. En mis filmes he intentado siempre sugerir algo del pensamiento de Jung".