Cossiga cuenta con el respaldo necesario para suceder hoy a Pertini en la presidencia
JUAN ARIAS, El democristiano Francesco Cossiga puede convertirse esta misma tarde en el nuevo presidente de Italia, en sustitución del socialista Sandro Pertini, al contar con el respaldo, al menos oficialmente, de la gran mayoría de los partidos. El diario Il Manifiesto habla ya "del milagro de san Ciriaco", refiriéndose al éxito que la elección de Cossiga en la primera votación parlamentaria supondría para el líder democristiano, Ciriaco de Mita. La Prensa advertía ayer, sin embargo, que siempre queda margen para "una conjura de última hora".
La sorpresa no es, en fecto, descartable porque en este país, en las elecciones presidenciales, es donde senadores y diputados se sienten más libres para actuar al margen de la disciplina de partido.En realidad, la elección de Cossiga estará esta tarde, paradójicamente, en manos del Partido Comunista Italiano (PCI). Si éste decide votar en bloque en la primera votación por el candidato democristiano, no cabe duda que la elección será positiva, ya que Cossiga caería sólo si hubiese más de 200 desobedientes, cosa prácticamente imposible. Si, por el contrario, los comunistas no le votan al principio para poder comprobar el respaldo real que tiene Cossiga dentro de la Democracia Cristiana, toda la operación de De Mita acabaría patas arriba. Si el candidato oficial de la Democracia Cristiana obtiene de su propio partido y de los partidos del Gobierno menos votos de los que se esperan, el PCI quizá se replantearía su respaldo a Cossiga.
Lo cierto es que Cossiga no es el verdadero candidato de ningún partido. No lo es de la. Democracia Cristiana, un partido que nunca ha ido a unas elecciones presidenciales con un solo candidato, ya que cada uno de los grupos de dicho partido forcejea desde el principio por la elección de uno de los suyos. Cossiga no es siquiera el candidato de la secretaría del partido. El verdadero candidato de De Mita era Leopoldo d'Elia, expresidente de la Corte Constitucional, qué ni siquiera tiene carné del partido. El de los comunistas era también D'Elia o Benigno Zaccagnini y, sobre todo, Sandro Pertini. El de los socialistas era Arnaldo Forlani o Amintore Fanfani. El de los republicanos, Giovanni Spadolini, y el de los liberales, Malagodi. Y esta vez hasta los misinos del neofascista Giorgio Almirante tenían el suyo: Bettino Craxi. Los misimos lo han dicho públicamente. Quizá porque Craxi ha sido el único secretario de partido que en estas consultas para la búsqueda de un candidato a la presidencia fue a conversar también con Giorgio Almirante, cosa que no había hecho ni el democristiano De Mita.
En una entrevista concedida al diario Repubblica, Pertini afirmó ayer: "Me voy tranquilo y sereno. A mi edad no importa ser juzgado por los hombres. Se responde sólo ante la propia conciencia, y la mía está tranquila". Y añadió con gran caballerosidad: "Ha ganado la batalla De Mita... Cossiga es un hombre honrado. Ha sufrido muchas amarguras que han emblanquecido su pelo y encorvado sus espaldas".
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