Palomas, globos y música en la gran fiesta infantil de la Feria del Libro de Madrid

Los niños, los visitantes que más atenciones reciben en la Feria del Libro de Madrid, tuvieron ayer su gran fiesta. Para llamar su atención sobre un centenar de libros de contenido pacifista, los organizadores del certamen soltaron palomas y globos que hicieron disfrutar a los más pequeños.A las 12.20, la primera de las 38 palomas que se soltaron hasta las tres de la tarde,'voló con un mensaje atado a una de sus patas: "La paz es la sensación de seguridad". Los siguientes mensajes, seguidos con atención por cientos de niños, se fueron dando a conocer con intervalos de 10 minutos.

Los pequeños visitantes, que cada día recorren incansables las 379 casetas del paseo de Coches del Retiro reclamando pegatinas y folletos, estaban ayer más que satisfechos con los carteles y catálogos que les regalaron los organizadores en el recinto infantil.

Para conseguir sus trofeos, las carreras y empujones fueron tales que los servicios de megafonía tuvieron que informar en 14 ocasiones de otos tantos niños perdidos. Las carreras y pisotones dejaron numerosos pies descalzos, de forma que muchas madres buscaban desesperadamente las sandalias y zapatillas perdidas de sus hijos.

Pero, pérdidas y encuentros aparte, lo cierto es que el seguimiento del recorrido de las palomas y el sonido de la música fueron alicientes suficientes para que se divirtieran durante la mañana del Corpus. La emoción de poder ser beneficiados en los sorteos de lotes de libros contribuyó a mantenerles en tensión durante horas.

Diálogo con los niños

Por el recinto infantil desfilaron algunos autores que se pararon a conversar con los niños y a firmarles autógrafos. Concha López y Carmen Kurtz dialogaron con los críos sobre los temas que éstos les planteaban.La fiesta por la paz ha sido promovida siguiendo las recomendaciones de la Asociación Internacional para el Libro Infantil y Juvenil, donde se dice que los libros son fuente de paz y compresnsión para toda la humanidad. Y, al menos a la hora de comprar, la fiesta tuvo repercusiones, según se podía observar en las discusiones que muchos niños mantenían con sus padres. Éstos se resistían bravamente a romper su presupuesto pese a la insistencia casi berreona que demostraban algunos pequeños, que arrastraban ya bajo sus brazos numerosos tebeos y libros de relatos infantiles.

El recinto dedicado a los niños parece ser el más visitado de un certamen que, según los organizadores, cuando la lluvia no lo impide, el número de visitas es tal que desborda todas las previsiones. El castillo medieval situado a la entrada del paseo de Coches reúne atractivos suficientes para que los críos se distraigan durante horas comprobando sus habilidades para hacer papel con material usado, dialogando con algunos de sus escritores favoritos u hojeando libros editados para ellos.

Ayer fue uno de los días en los que se registró una mayor presencia de autores para firmar sus obras. Estuvieron José María Guelbenzu, Juan José Benítez, José Luis Sampedro -su Sonrisa etrusca se perfila como una de las obras más vendidas de la feria-, Carmen Bravo Villasante y Félix Bayón, quien firmó ejemplares de La vieja Rusia de Gorbachov, de Ediciones EL PAIS, entre otros.