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SORTEO ESPECIAL DE PRIMAVERA

Una serie del 'gordo' y el tercer premio dejan en Cataluña poco más de 400 millones de pesetas

Barcelona Una serie del primer premio y 12 del tercero fueron los premios más importantes repartidos ayer en Cataluña por el sorteo extraordinario II Congreso de la Asociación Europea de Loterías de Estado. Estos dos premios, que sumaron en total 400 millones de pesetas, fueron vendidos en dos administraciones de lotería de Barcelona. La serie del primer premio, correspondiente al número 13.643, con 100 millones de pesetas, fue vendida en la administración número 26, en la calle de Dante, del barrio de Horta, regentada por Salvador Maldonado. Las 12 series del tercer premio, del número 28.278, fueron vendidas en la popular casa Valdés de La Rambla, administrada por María Teresa Valdés, que repartió en total 300 millones de pesetas.

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La vendedora de la serie del número agraciado con el primer premio, Maribel Moreno, señaló que las participaciones no habían sido distribuidas por establecimientos del barrio, por lo que no se iban a producir los típicos fraccionamientos de otros sorteos. Pero tampoco habrá grandes millonarios, pues la mayoría de las personas agraciadas compró 500 o 1.000 pesetas. El número agraciado fue vendido en el mostrador en décimos de 1.000 pesetas, a cada una de los cuales les han correspondido 10 millones de pesetas. El premio quedó muy repartido, circunstancia que Salvador Maldonado celebraba con este comentario: "Está bien que haya tocado a un barrio como Horta, en el que hay tanta gente con problemas. Un barrio en el que los coches están parados porque no hay dinero para gasolina".El joven Carlos Alberto Baca Malo, de 16 años, había comprado uno de los décimos y lo compartía con su madrina, Carmen Tomé, de 51 años. Carlos dijo poco antes de las dos de la tarde que sus padres aún no conocían la noticia, pues se encontraban en la playa. Su madrina Carmen, sí que lo sabía. Inmediatamente después de conocer la noticia, Carmen acudió al bar en el que se encontraba su marido para darle la noticia. El abrazo con que lo celebraron mereció el aplauso de todos los parroquianos del bar. "Este premio nos va a ir muy bien", comentaron. Su situación económica no es precisamente boyante. "Y tenemos los tres hijos en paro", explicaron. No era, sin embargo, la primera vez que recibían el oportuno apoyo de la suerte: en 1983 les tocaron 800.000 pesetas del gordo de Navidad.

Otra de las escasas personas agraciadas que ayer se dejaron ver fue Elisa Hernández Perez, de 61 años, a la que han correspondido 10 millones de pesetas. Su marido, Gregorio Rosado, manifestó a Efe que pensaban destinar el dinero al cuidado de su hija inválida.

A pesar de ser la administración de lotería que más millones ha repartido en este sorteo extraordinario, el puesto de venta de María Teresa Valdés, la lotera por excelencia de Barcelona, apenas estuvo concurrida ayer. El inmenso cartel que indicaba "Trescientos millones: vendidos aquí", sólo conseguía agrupar a unas pocas personas por la mañana, a pesar de que la Rambla de Barcelona, donde se encuentra esta administración, estaba mucho más transitada que de costumbre: ayer fue el primer día realmente veraniego que se vivía en Cataluña.

Un solo millonario

En toda la mañana, sólo una persona acudió a la ventanilla para informarse sobre el tercer premio. Era un hombre joven, no muy alto, vestido deportivamente, pero con elegancia. Se aproximó al vendedor y preguntó: ¿Cuánto toca por cada 1.000 pesetas del número 28.278?. "Dos millones y medio", respondió el jóven de la ventanilla, Miquel Martínez. El desconocido sonrió, algo azarado. Su expresión indicaba que no se esperaba tanto y no pudo menos que introducir algo forzadamente la mano por el pequeño resquicio de la ventanilla para saludar al joven vendedor: "Llevo 50 millones, muchas gracias, muchas gracias", dijo, y se marchó apresuradamente. Mientras se dirigía al coche, un Alfa Romeo de color rojo que había dejado aparcado en la acera, sólo comentó que estaba muy contento, que iba a celebrarlo por todo lo alto, pues ayer precisamente cumplía 36 años, que se gastaría un buen pellizco estas vacaciones y que había repartido los décimos que había comprado con los dos socios de su empresa. Se fue tan apresuradamente que no especificó si se habían repartido los 50 millones entre los tres o tenían 50 millones cada uno.

Fue el único agraciado con quien Pudieron hablar los periodistas. El ambiente distaba mucho del que se respira en el sorteo de Navidad o el Niño. Faltaban los agentes de los Bancos a la caza de posibles clientes y los pocos periodistas apostados ante la administración seguían con cierto hastío las noticias fragmentarias que de hora en hora ofrecían los informativos de las emisoras de radio.

Faltaba doña María Teresa. Los clientes habituales y especialmente las ancianas que luego venden décimos en los restaurantes del barrio Gótico y la Rambla preguntaban por ella. "Está de viaje y ha tomado el avión a las 11 de la mañana". Poco antes de salir hacia el aeropuerto había declarado a EL PAIS: "No, todavía no ha aparecido nadie con premio, ni creo que venga mucha gente. Hoy es domingo; este sorteo ha pasado algo desapercibido".

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