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Reportaje:

El recaudador de Ciudad Lineal se presentó ante el juez e ingresó en Carabanchel

Fermín Merino, recaudador municipal de la zona de Ciudad Lineal, de Madrid, se presentó a las 10.30 de la mañana de ayer al magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 31 de esta ciudad, ante el que el Ayuntamiento de Madrid denunció a Merino por presunta malversación de caudales públicos. Por la tarde ingresó en prisión incondicional en Carabanchel. "No me he llevado el dinero y es imposible que los 87 millones que faltan correspondan a la recaudación del último año", declaró Merino antes de ponerse a disposición del juez.

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"He decidido afrontar la situación en vez de pegarme un tiro", afirma Fermín Merino Rodríguez, de 62 años de edad, a quien la voz se le quiebra en llanto varias veces a lo largo de la entrevista, que se lleva a cabo en presencia de su esposa, R. M. M. S., y de su abogado, Rafael Ortega.Desde el pasado día 17 de mayo, Fermín Merino ha estado en "Asturias y en Levante, y, al final, en Cambrils, desde donde llamé a mi esposa para que me recogiera". Regresaron a Madrid el pasado miércoles y ayer, viernes, después de hablar con su hijo Jesús, de 17 años, que vino a Madrid desde Londres donde cursaba estudios, se entregó al magistrado del Juzgado de Instrucción número 31, de Madrid.

Merino era el recaudador ejecutivo municipal de la zona 64, Chamartín, en 1984 cuando el Ayuntamiento de Madrid amplió la zonificación de las oficinas recaudatorias de la capital. "Cuando se hizo el cambio y me adjudicaron la zona 16', Ciudad Lineal, pedí que me dejaran llevarla desde mi oficina, aunque se queda un poco fuera del límite de esa zona, y no me lo permitieron. Sin embargo, en otras zonas, como en Chamartín, sí han permitido que se lleve desde una oficina en Diego de León, que también está fuera de su zona".

El abogado de Merino indica que "se pondrá a disposición del juez la relación de todas las propiedades del matrimonio Merino, que nunca tuvo separación de bienes, así corno de los movimientos de sus cuentas corrientes durante los últimos años".

Según Merino, "iba a dejar la oficina de Ciudad Lineal porque no es buena, no da mucho dinero; he enterrado en ella unos 12 millones, desde que la cogí en septiembre pasado, entre los sueldos a los 13 empleados, el alquiler y los gastos de instalación, entre ellos el blindaje". Y añade: "Por todo esto me iba a retirar. Se lo dije a mis empleados en el mes de abril y también a Elizondo, el jefe del negociado de recaudaciones, y a Pedro, su segundo. Les expliqué que no podía seguir adelantando dinero. El Ayuntamiento me debía siete millones de pesetas por la recaudación de los primeros meses de este año. Elizondo me dijo que, por lo menos, tenía que seguir hasta diciembre".

La inspección se inició el día 14 de mayo y Elizondo le dijo a Merino que faltaban dos o tres millones de pesetas. El día 16 le comunicó que el agujero ya era de unos 13 o 14 millones. "Pensé que sería un error, pero me asusté", dice Merino. "Le dije a Efizondo que repondría ese dinero, si es que realmente faltaba, y como medida preventiva vendí mi coche, un Mercedes, e ingresé en el Banco Guipuzcoano el dinero, cuatro millones y medio de pesetas, con un documento en el que se hacía constar que ese dinero no era tocable y que se destinaba al pago de deudas. No me encontraba muy bien de salud y me fui a Asturias. Me llevé unas 60.000 pesetas y una tarjeta de crédito que no he utilizado".

El día 20, el Ayuntamiento de Madrid requirió a Merino para aclarar determinados extremos relacionados con el recuento de valores pendientes de cobro de la oficina de Ciudad Lineal. "Nos personamos allí", dice el abogado Rafael Ortega, "su esposa y yo, con un poder notarial de mi cliente. Le explicamos al jefe de negociado, Elizondo, que Merino estaba en Asturias, Pero el director de los servicios de Hacienda había comunicado a Elizondo, según nos dijo éste, que no podía recibirnos por no ir Fermín Merino personalmente. Efizondo nos atendió a título personal, por cortesía".

El abogado añade: "Fue él quien nos explicó que en la oficina había un descubierto de unos 60 millones, pero comentó que aún cabía la esperanza de que se encontrara una explicación pues conocía a Merino y no creía que hubiese defraudado".

Fue el día 24 cuando Merino se enteró en Asturias por la noticia difundida en este periódico de que se le acusaba del fraude. "Me quedé aterrado", dice. "Comprenderá que si me hubiera quedado ese dinero, habría tenido todo preparado para largarme, pero que, pese a aclarse todo, mi nombre ya está machacado. Sólo la idea de que mi mujer y mi hijo se quedaban en la calle, absolutamente sin nada, me ha hecho afrontar la situación".

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