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Festiva recepción de Els Comediants a los asistentes al Congreso Internacional de Teatro

Jacinto Antón

El Congreso Internacional de Teatro se clausura hoy en Barcelona. El pasado miércoles por la noche, los 700 congresistas fueron invitados por Els Comediants a una representación en Canet de Mar (Barcelona) de su espectáculo Dimonis (Demonios). La invitación aconsejaba vestidos de algodón, y es que la fiesta, con cena incluida, terminaba con un gran girigay pirotécnico. La acogida de este espectáculo fue mucho más entusiasta que la dada al estreno de una obra de Joan Brossa. La fiesta de Els Comediants produjo un estado general de somnolencia entre los congresistas al día siguiente.

Una de las ponencias presentadas en este congreso ha corrido a cargo del director danés de origen italiano Eugenio Barba, fundador de la compañía Odin Teatret y creador del movimiento Tercer Teatro. Barba habló de sus teorías en torno al trabajo corporal del actor, en el curso de la primera sesión plenaria del congreso, el pasado lunes.El creador del Odin Teatret utilizó el ejemplo de los teatros orientales (aprovechando sus propios estudios sobre el terreno del kabuki japonés y el kathakali indio) y de las formas teatrales hipercodificadas de Occidente, como el ballet clásico y el mimo, para explicar la eliminación de los ritmos habituales, funcionales, en el trabajo del actor. "Se trata de crear un nuevo cuerpo, artificial, ficticio, dilatado, que hace notar su presencia antes de expresar intencionadamente nada", afirmó. "No se trata de interpretar, sino de alcanzar un nuevo estado, hallar otra arquitectura de tensión (mediante un cambio de la tonicidad muscular, del centro de equilibrio, de la marcha) diferente a la habitual, que sirva para crear un cuerpo más profundo y hacer que el espectador perciba la presencia del actor de una manera más hermosa".

Barba consideró que el actor debe dominar prioritariamente el "nivel biológico", el "cuerpo teatral", y aparecer como "una constante mutación, como una eclosión de fuentes de energía que nos desoriente".

En declaraciones a este diario, el director subrayó la importancia de ese nivel biológico, "que es algo esencial, muy concreto y artesanal, nada mítico" y que es la base sobre la que luego se asientan "el contexto cultural del actor y su temperatura propia, el talento personal, aquello cuya posesión ya sólo depende del destino".

"El teatro debe ser algo que golpee a nivel sensorial y cuya huella, posteriormente, nos obligue a reflexionar, revelándonos algo inusitado", manifestó Eugenio Barba. El director, que cuenta 49 años, señaló que sus concepciones teatrales no han cambiado a lo largo del tiempo "porque no son teorías, sino hechos constatados".

El arte del mimo

Había una gran expectación el miércoles en la abarrotada sala 5 (sección 2, Las formas dramáticas no verbales) para ver y escuchar al mimo francés Jacques Lecoq, cuya ponencia coincidía en el tiempo con la de Adolfo Marsillach (sección 8, Prospectiva teatral).Lecoq, ante un público mayoritariamente joven y compuesto en parte por profesionales de la danza y el mimo, comenzó por leer un emotivo texto propio titulado El lugar del gesto y la imagen en la acción dramática.

Lecoq señaló en su lectura que el impulso del mimo y su esclerosis conviven en este actual período de mutación en el que han influido los medios audiovisuales. El mimo empieza a cambiar y a salir de su gueto. Vivimos un época de renovación en la que, sin embargo, se corre el terrible peligro de dejarse arrastrar hacia códigos gestuales ya periclitados, formados definitivamente, como los códigos orientales".

A continuación, el mimo francés habló de la experiencia de su famosa escuela de París en los últimos años. Comenzó por explicar "la etapa de los clowns", iniciada en los años sesenta. "Queríamos saber si los payasos seguían existiendo y empezamos todos a buscar en nuestro propio interior". Posteriormente vino el interés por el cuerpo desnudo, que afectó a toda una generación. "La ola actual es la recuperación de lo burlesco". El mimo mencionó su trabajo en el laboratorio de Estudios del Movimiento y de Arquitectura Dramática, de París, y explicó cómo, con arquitectos, "construimos sobre el espacio las pasiones, aislamos, por ejemplo, los celos o el miedo, para después transformarlos en gesto". Lecoq se refirió a los actores catalanes que pasaron por su escuela (como Albert Boadella, Joan Font, Albert Vidal y Anna Lizarán) y se mostró encantado de que hayan optado por distintas vías teatrales.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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