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Foco 85, bases para un 'mes de la foto' de Madrid

Foco 85, la exposición abierta hasta el próximo 6 de junio en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, es una engrandecida derivación de las Jornadas Universitarias de Fotografía, que hasta el pasado año se organizaban en Madrid. En esta ocasión, con una ambiciosa programación, aspira a poner las bases para un futuro mes de la foto madrileño. El núcleo del asunto, contenido en unos congestionados salones del Círculo, se compone de 13 exposiciones, colectivas e individuales, de muy distinto alcance y significado. Otras exposiciones en otras salas contribuyen a la expansión del evento.Esa congestión se podía haber evitado: la parte de la programación constituida por exposiciones colectivas de autores de diversos países europeos y Canadá no aporta gran cosa y, sin embargo, por su dispersión, proporciona un ligero aspecto de cajón de sastre al acontecimiento. La más interesante, sin duda, es la denominada La fotografía como medio, y dentro de ella, unas magníficas fotos del autor inglés Paul Hill. La más innecesaria es la nombrada Joven fotografía en Wallonie y Bruselas, sobre todo si analizamos lo presentado por Christian de Jaegger con las obras de David Hockney recientemente exhibidas en Madrid.

Entre las muestras individuales, una retrospectiva de Lee Friediander y Gary Winogrand, los herederos del europeísmo fotográfico de Robert Frank. Narradores de la cotidianidad norteamericana -sus imágenes, que tanto influyeron en toda una generación de fotógrafos, son visiones fragmentarias y nada operísticas- parecen esquivar continuamente la grandilocuencia. Producir en Norteamérica imágenes al borde de lo documental y que no resulten pastorales es ya un mérito suficiente. Si además, como es el caso de Friedlander, contienen un sutil sentido del humor, son un hito.

La exposición de Cristina García Rodero cuenta con cerca de 70 obras. Es, notablemente, la muestra más perjudicada por el espacio en que se exhibe: poco diferenciado, contribuye a una visión dispersa. El trabajo de C. García Rodero es, por su volumen, del género apabullante, y por su contenido, de los que un país no puede prescindir. En una carrera de fondo desmedida, Cristina García Rodero ha registrado, en miles de fotogramas, las claves de nuestra identidad. Cada expresión retratada, cada cara y cada ambiente forman parte de la documentación imprescindible para saber quiénes somos. Esos gestos, atrapados en la eclosión anual de ritos y atavismos ancestrales, podemos recuperarlos en explosiones colectivas más pretendidamente contemporáneas, más urbanas.

Tamaño íntimo

Ceferino López muestra sus polaroid en otro de los espacios reservados. En su caso, el tamaño íntimo de sus soportes se confunde con la intimidad de sus contenidos. Se trata de polaroid manipuladas, repintadas, que consiguen un juego plástico de lenta lectura. Cada pequeña superficie presentada es un ejercicio espiritual.Michel Malka es un profesional. Es una definición que implica casi todo y no excluye de nada. Sus fotos son las más conocidas; las hemos visto en innumerables vallas, en anuncios. Son resumen de lo que la fotografía debe tender a ser, una perfecta comunión con la industria que da pie a que se difunda.

Otras exposiciones individuales: las obras misteriosas de Manel Esclusa; el magnífico uso del color de Franco Fontana. De Javier Vallhonrat, apuntar que el trabajo que ahora nos presenta es muy distinto del que nos tiene acostumbrados como fotógrafo de modas, está a medio camino entre la pintura y la fotografía.

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