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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Críticos procastristas

En una increíble reseña del libro de memorias Contra toda esperanza, de Armando Valladares, alguien que firma N. M. descalifica la obra tildándola de propaganda, anticubana, de subjetiva y de poco valiosa desde el punto de vista literario. Es decir, lo mismo, y casi con las mismas palabras, que hace unos meses, y en esa misma sección de cultura, se dijo de la magnífica novela Otra vez el mar, de Reinaldo Arenas, uno de los mejores narradores cubanos de todos los tiempos. Lo mismo que hace pocas fechas Diego Galán decía nada menos que de Conducta impropia, el muy reconocido documental de Néstor Almendros y Jiménez Leal. Parece, director, que en esas páginas algunos colaboradores están más interesados en hacer política que en hacer buen periodismo.Por otra parte, ese manifiesto pro castrismo no está en línea con la actitud que EL PAÍS suele mantener hacia los disidentes de otras dictaduras latinoamericanas. Las víctimas y adversarios de Pinochet y de Stroessner siempre han recibido el espaldarazo de ese periódico, ¿por qué a los disidentes cubanos se les trata de otra manera en la sección de cultura? ¿Por qué son distintos los verdugos y torturadores de la isla? ¿Se le ocurriría a N. M. (o a M. A.) pedirle a un exiliado paraguayo o chileno que no sea subjetivo frente a Stroessner o a Pinochet?

Seamos serios: el libro de Valladares es bueno. En un lenguaje sencillo cuenta lo que le ocurrió en sus 22 años de cautiverio y la narración fluye como si fuera una interesantísima novela de aventuras. Por eso Knopf, la editorial norteamericana especializada en la mejor literatura contemporánea, ha elegido esta obra para su lanzamiento estelar de 1985. Por eso, antes que termine el año, el libro estará publicado en una docena de lenguas. Probablemente a N. M. le disguste ver en letra impresa los horrores del presidio cubano -todas las dictaduras tienen partidarios-, pero no debe llevar sus prejuicios a las páginas de EL PAÍS. Los lectores que desean ese tipo de literatura suelen comprar Granma.-

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