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SANIDAD

El hospital que promociono los corazones artificiales reconoce que no se ha alcanzado el éxito previsto

El responsable del programa de implantación de corazones artificiales del hospital Humana, de Louisville -única empresa que realiza este tipo de operaciones en Estados Unidos-, el doctor Allan Lansing, ha reconocido que por el momento estas operaciones no constituyen un éxito, dado, que subsisten problemas tras la implantación que impiden lograr una buena calidad de vida para los pacientes. Hasta ahora se han realizado cuatro operaciones de este tipo en Estados Unidos y una en Suecia, y el coste total del desarrollo del corazón artificial equivale ya al de la erradicación de la viruela en todo el mundo.

Allan Lansing hizo las declaraciones en un programa de televisión el pasado domingo. Lansing señaló que él esperaba que las enfermedades del corazón mecánico fueran menos serias que las del corazón humano", pero reconoció que, "por el momento, no hemos alcanzado este grado de éxito". Lansing dirige el programa de implantaciones del hospital Humana Audubon, de Luisville (Kentucky), operaciones realizadas por William DeVries, que ha implantado ya corazones artificiales en cuatro pacientes, dos de los cuales han fallecido.Los otros dos, William, Schroeder y Murray Haydon, se encuentran hospitalizados. Schroeder volvió al hospital hace una semana, tras haber permanecido un mes viviendo en un apartamento cercano, a causa de una hemorragia cerebral.

Según DeVries, Schroeder, que tiene anemia, deberá recibir constantemente transfusiones sanguíneas porque el corazón mecánico destruye los glóbulos rojos. El primer paciente al que se implantó un corazón artificial, Barney Clark, falleció a los 112 días de la operación, mientras que el último paciente, Jack Burcham, murió a los pocos días de la implantación, a finales del pasado mes de abril.

Lansing, por su parte, ha indicado también que no se trata solamente de hacer que los pacientes vivan más tiempo, sino de que vivan mejor. "Si no viven mejor, será un fracaso en terminos humanos, incluso si se trata de un éxito en términos técnicos".

En el curso del mismo programa televisivo, el gobernador del Estado de Colorado, Richard Lamm, subrayó que el programa de implantaciones de corazón artificial ha costado hasta el momento lo mismo que la erradicación de la viruela en todo el mundo. "Si lo que se consigue es que el paciente viva en medio de atroces sufrimientos", añadió, "creo que la mayoría de la gente pensará que no vale la pena, que es más una tortura que un tratamiento".

Recientemente, en entrevistas en medios de comunicación, la familia de William Schroeder ha empezado a reconocer que la implantación de un corazón artificial es una experiencia difícil de soportar para los familiares cercanos del enfermo, que a su vez es una especie de cobaya.

El hijo de Schroeder declaró el pasado domingo que la reciente hemorragia cerebral sufrida por éste le ha dejado incapacitado para hablar y para decir si se arrepentía de haberse sometido a la operación.

El programa de implantaciones de corazón artificial del Hospital Humana comenzó a finales del pasado año, cuando el hospital contrató a William. DeVries, que hasta entonces trabajaba en la Universidad de Utah, para llevar a cabo hasta 100 implantaciones, cuyos gastos correrían a cuenta del centro. El hospital, que forma parte de la tercera corporación hospitalaria privada más importante de Estados Unidos, ha sido criticado por esta operación de tinte mercantilista, destinada a resaltar su alto nivel en cardiología.

El paciente sueco

El paciente sueco al que se implantó un corazón artificial el pasado 7 de abril continúa en estado satisfactorio, informa Ricardo Moreno desde Estocolmo.Fuentes del hospital Karolinska han señalado que su estado general se estabiliza día a día pero no han indicado cuándo el paciente podrá abandonar el hospital.

En los días posteriores a la operación el médico que la dirigió, Bjarne Semb, había estimado que en menos de un mes el paciente podría estar de nuevo en su casa.

La información sobre este caso ha sido muy escueta. El paciente es Leif Stenberg, un empresario sueco de 53 años que había sufrido dos infartos antes de la operacion y que tiene problemas hepáticos y renales. Según la escueta información suministrada, el funcionamiento de estos órganos se ha normalizado bastante.

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