El 'Challenger' regresa hoy a la Tierra tras haber realizado con éxito importantes experimentos científicos
El transbordador espacial norteamericano Challenger regresa hoy a la Tierra con sus siete astronautas, 24 cobayas y dos monos a bordo, tras haber permanecido en el espacio exterior una semana. Según fuentes de la Administración Nacional para la Aeronáutica y del Espacio (NASA), la misión de los astronautas, que en esta ocasión ha tenido un carácter eminentemente científico, se ha cumplido satisfactoriamente, a pesar de algunos fallos iniciales.
Los astronautas del Challenger terminaron el pasado sábado sus experimentos y ayer domingo se dedicaron a ordenar los resultados del laboratorio Spacelab, instalado a bordo de la nave. Los responsables de esta misión han declarado que, pese a los problemas iniciales, el trabajo ha sido un éxito total.El aterrizaje de la nave está previsto para el mediodía de hoy en la pista de Lago Seco de la base aérea de Edwards, en California. En principio, la NASA había previsto uno o dos días de prórroga en la estancia de los astronautas en el espacio por si era necesario terminar algunos de los experimentos programados, pero, finalmente, se optó por cumplir el horario inicial.
Durante su viaje por el espacio los astronautas han enviado a la Tierra 210.000 millones de bits (impulsos) de información electrónica, que ocupan dos millones y medio de pantallas de vídeo. Con todo este material se podría crear una biblioteca dotada con 44.000 volúmenes de 200 páginas cada uno de ellos.
Cristales de yoduro
El experimento de dinámica de fluidos y la fabricación de cristales de yoduro, de múltiples aplicaciones en la investigación electrónica, fueron los más importantes de los 15 trabajos llevados a cabo por la misión del Challenger.El único que no pudo activarse fue el de fotografía astronómica mediante el uso de una cámara francesa que no llegó a funcionar a pleno rendimiento por un fallo en el compartimento que la contenía. Pese a ello, la cámara envió imágenes que serán de gran utilidad científica.
La presencia de cobayas y monos en el Spacelab ha servido, entre otras experiencias, para comprobar los efectos de la falta de gravedad en el organismo. Uno de los monos se marcó y permaneció un día con la mirada perdida y en actitud inmóvil.
Los cobayas, que han estado dotados de sensores durante el viaje, serán sacrificados ahora para estudiar las respuestas de su sistema nervioso, similar al del ser humano, durante la semana que han permanecido en el espacio.
Por el contrario, los dos monos no sólo no serán sacrificados, sino que recibirán mejores cuidados para que se conserven para posteriores misiones espaciales con el fin de saber si su adaptación a la falta de gravedad del espacio ha sido satisfactoria.
Durante la misión, un fallo provocó que las heces y la comida de los animales, convertidas en cientos de partículas, se desparramaran en el interior de la nave con riesgo de contaminación. Dos astronautas tuvieron que pasar 12 horas limpiando el laboratorio con un aspirador.
Otro de los experimentos más importantes, dedicado a comprobar la dinámica de fluidos, es tuvo a punto de fracasar debido a una avería técnica. Se trata de un sofisticado ingenio, creado por el científico de origen chino, Taylor Wang, que tardó 12 años en diseñarlo. Al fin, vio compensados sus esfuerzos al comprobar que varias gotas de un líquido especial flotaron en el aire estimuladas por sonidos.
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