La RFA recibe al presidente de EE UU con medidas de seguridad sin precedentes
El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, inició ayer su visita a la República Federal de Alemania, primera etapa de su gira europea, entre medidas de seguridad sin precedentes y tras semanas de discusiones sobre su proyectada visita a un campo de concentración y al cementerio de Bithurg, donde están enterrados miembros de los grupos armados de las SS. Las autoridades policiales no han facilitado el número de efectivos encargados de proteger al visitante y de velar por la cumbre económica de Bonn, pero las cifras más fiables hablan de 110.000 policías. El diario sensacionalista Bild eleva ese dato a 15.000 hombres.
El mismo día de la llegada del presidente norteamericano, la policía desactivó un artefacto de seis kilos de explosivos en el barrio de Bad Godesberg. La bomba estaba depositada en la terraza de una casa propiedad de la Asociación de la Industria Aeronáutica. Un ciudadano advirtió a la policía de la presencia de una bolsa sospechosa, de color azul. Los agente¡ acordonaron la zona e incluso desalojaron las viviendas próximas, para que los bomberos pudiesen desactivar el ingenio, un extintor de incendios lleno de explosivos.Los coches-bomba son una obsesión de la policía, que desde el martes advirtió que retiraría con grúas -y a costa del propietario- todos los vehículos aparcados en el barrio donde están situados los edificios del Gobierno en Bonn. Las medidas de seguridad adoptadas en torno a Reagan y a la cumbre de los siete países democráticos más desarrollados (Estados Unidos, Canadá, República Federal de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Japón) están consideradas las más importantes adoptadas en la historia de la RFA.
Hay unos 3.000 periodistas acreditados y 10.000 policías, de modo que la proporción es de tres policías por cada periodista. Ayer, los agentes cumplieron su misión de buen talante, pero la impresión que ofrecía el barrio del Gobierno era la de una ciudad tomada por los verdes, y no los ecopacijistas, sino los verdes uniformes de las fuerzas de seguridad que dominaban por completo la escena. A primeras horas de la noche, una nueva alerta de bomba movilizó a todos estos efectivos en torno a la sede de la Cancilleria Federal, donde se celebrará la cumbre.
Reagan llegó al aeropuerto de Colonia-Bonn con 10 minutos de retraso sobre el horario previsto, a las 11.20 horas. Un pelotón de 18 soldados presentó armas al presidente norteamericano. Al pie de la escalerilla del avión presidencial, el ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans-Dietrich Genscher, junto con su esposa, recibió al visitante. El presidente vestía gabardina para protegerse de la lluvia, que cesó precisamente en el momento de su llegada.
Ronald Reagan y su esposa Nancy bajaron del avión tras unos cuatro minutos de espera, cuando el resto de los acompañantes ya estaba en tierra. Nancy Reagan llevaba un vestido azul y recibió un ramo de flores, que le fue entregado por la esposa de Genscher. Hubo 21 salvas en honor del presidente norteamericano y cuatro aviones, que habían escoltado al de Reagan, cruzaron el aeropuerto en vuelo rasante. Reagan saludó con un gesto militar, y luego dio la mano a cada uno de los políticos y diplomáticos que le fueron presentados. En el aeropuerto, había niños de las escuelas norteamericanas de Bonn, que saludaron con banderitas de EE UU y de la RFA al presidente norteamericano.
Sin grandes gestos hacia los fotógrafos, Reagan se limitó a saludar, con la mano en dirección al público mientras subía a un helicóptero, que le transportó a la residencia que le ha sido asignada en esta capital, el palacio de Gymnich, situado en las cercanías de Bonn. El periódico sensacionalista Bild publicará hoy jueves la información de que el palacio donde reside Reagan es Propiedad de un ahijado dé Hitler.
Un ahijado de Hitler
Bild explica que el barón Joerg ven Hoizschuher tuvo a Hitler como padrino por deseo de su padre, que fue un partidario del dictador nazi. Bild cita en los siguientes términos al barón, quien afirma que nunca vio a su padrino: "Había olvidado por completo ese padrinazgo, pero mi madre me le, recordó". La agencia alemana de noticias DPA reproduce esta respuesta de un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, a quien se le pidió una declaración sobre el tema: "Nosotros nos ocupamos de cosas serias".Tras las interminables polémicas sobre la visita al cementerio de Bitburg, cualquier dato relacionado con Reagan y el nacional socialismo despierta inmediato interés. En Bitburg y entre muchos periodistas de la República Federal de Alemania, existe malestar contra lo que consideran campañas y manipulaciones de la Prensa norteamericana.
El alcalde de Bitburg, Theo Hallet, se lamenta de que unos periodistas norteamericanos hubieran depositado unas banderitas de la RFA y de Estados Unidos sobre la tumba de un oficial de las SS para hacer una foto. Según el alcalde, trataban de dar así la impresión de que los alemanes honran especialmente a los nazis allí enterrados.
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