_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las Naciones Unidas y el narcotráfico

En el tema de la droga hay poco espacio para estar a favor o en contra. Nos enfrentamos con el hecho que provoca su abuso y la enorme expansión de su consumo por todo el mundo. Las Naciones Unidas han tomado conciencia de ello y están obrando en consecuencia.EL PAIS es un importante órgano de expresión de la opinión pública, siendo a la vez un medio de creación de la misma, y como tal, ha adoptado diversas posiciones tanto a favor como en contra de la despenalización del uso de la droga.

Todos los países miembros de las Naciones Unidas, incluida Suiza, y la organización mundial, se están enfrentando en su conjunto con el problema de la droga a nivel universal a través de tres organismos internacionales especializados: la División de Estupefacientes, que lleva a cabo los trabajos de organización de la Comisión de Estupefacientes (órgano donde están representados los países miembros); la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), y el Fondo de las Naciones Unidas para la Fiscalización del Uso Indebido de la Droga (FNUFUID). Estos organismos llevan a cabo programas para la restricción del consumo indebido de las sustancias alucinógenas, y España colabora activamente en los mismos

El Gobierno español acaba de aprobar un plan nacional para la lucha antidroga que comprende medidas legislativas de índole general, que incluye a varios departamentos y que beneficiará a toda la sociedad española.

Parece que esta actuación, conjuntada con las de las Nacio- nes Unidas, cae muy apropiadamente en el momento de nuestra incorporación al Mercado Común europeo. Los países de la CEE tienen en ejecución planes conjuntos de defensa antidroga contra los daños que supone el tráfico de narcóticos, incluido el uso y el abuso de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, y la actuación española sincronizaría perfectamente con aquéllos. En la pasada Comisión de Estupefacientes, como órgano ejecutivo de las Naciones Unidas, se tomaron acuerdos por consenso para que comience la elaboración de una nueva convención contra el narcotráfico que contemple aquellos aspectos del problema no previstos en los tratados internacionales vigentes.

Delincuencia organizada

A la vista de las nuevas facetas que adquiere el narcotráfico, tales como formas graves de delincuencia organizada contra personas y bienes, comercio ilícito de armas o terrorismo internacional, fenómenos todos que se están esparciendo y afianzando profundamente en algunas regiones del mundo merced a la ayuda del narcotráfico, los Estados convinieron en tomar nuevas medidas más enérgicas.

Casi todos los organismos nacionales de represión se encuentran actualmente en considerable desventaja en cuanto a recursos humanos, financieros o de otra índole en comparación con los medios que poseen los grupos de traficantes, que incrementan su profesionalismo y los recursos adquiridos ilegalmente. En la comisión se observó que los gobiernos no podrían oponerse con éxito al extendido y altamente organizado tráfico de drogas. Es esencial una cooperación plena para hallar soluciones aceptables y eficaces a problemas que actualmente no se contemplan de manera adecuada en los tratados internacionales. La comunidad internacional exige una nueva convención que sirva de marco jurídico para actuar y que proporcione una base legal para la formulación y adopción de medidas concretas más eficaces.

Se hizo notar que las situaciones planteadas en los años sesenta y setenta habían cambiado radicalmente. El tráfico ilícito de drogas está en este momento mucho más extendido y enraizado que hace 10 años. Por tanto, las medidas nuevas que han de adoptarse tienen que ser muy diferentes. Asimismo, los Estados hicieron hincapié en que la aplicación de las nuevas técnicas y las operaciones eficaces en el plano internacional no deberían menoscabar la soberanía de los mismos. Sin embargo, los países son partidarios de fortalecer la capacidad de los gobiernos para prestarse ayuda mutua en las actividades de represión. Tal cooperación sería estimable, por ejemplo, para localizar a personas buscadas por los tribunales de otros Estados en relación con delitos relacionados con la droga, así como para prestar ayuda en extradiciones. La comunidad internacional aprobó que debían alentarse políticas más uniformes en relación con la aplicación de sanciones penales apropiadas. Igualmente se contempla la restricción de los envíos por correo y la vigilancia más estricta de los servicios comerciales de transporte aéreo (ambos importantes vehículos del narcotráfico).

Ahora mismo, el Parlamento austríaco ha duplicado la pena máxima para delitos por tráfico de drogas, de tal manera que ésta puede llegar a los 20 años -hecho que coincide con el decomiso en la frontera de Austria con Yugoslavia de más de 15 kilos de heroína, transportados por un ciudadano turco.

En la comisión se comprobó que los traficantes notaban rápidamente cuáles eran los Estados que debían evitar y encontraban rutas a través de aquellos en los cuales las sentencias eran menos severas. Por tanto, quedó decidido que los gobiernos y las organizaciones internacionales interesadas enviaran sus propuestas y comentarios para la elaboración de la nueva convención antes de julio próximo.

La libertad de autodrogarse

Cabría ahora hacer un alto y preguntarse si todas estas actuaciones oficiales de los Gobiernos favorecen o perjudican al propio individuo y a su libertad de autodrogarse. El tema no es nuevo, y está planteado en el pensamiento desde el comienzo del mundo: se trata de cohonestar la conducta social de la persona con el mutuo respeto y la libertad de autodestrucción. Pero éste es un falso enfoque y una extraversión del problema. Porque lo que los países desean combatir no es el efecto que pueda producir la droga sobre una persona adicta a través del consumo de ciertas dosis que eventualmente le pueden llevar a la autodestrucción. La preocupación primaria de la comisión es la de combatir los efectos sociales de carácter general que aquella conducta individual supone para la sociedad, en hechos comprobados y perfectamente identificables que atacan los fundamentos de la misma.

Sabemos que el problema no se resuelve coaccionando al individuo o a la sociedad, imponiendo restricciones a la conducta privada y castigos en actuaciones tipificadas en los códigos penales. Sin embargo, los países y sus gobernantes, al tiempo que establecen centros de cura y educación, denuncian en las reuniones internacionales la agresión de que son objeto en sus estructuras sociales por un enemigo que está perfectamente coordinado y pertrechado en sus formas de penetración.

Otros muchos aspectos técnicos fueron tratados en la Comisión de Estupefacientes, pero están relacionados más con el trabajo y la actuación de los expertos y autoridades competentes en este campo.

Simplemente deseaba decir que la comunidad internacional ha tomado una postura decidida para combatir el narcotráfico y el abuso de la droga.

Cuando desgraciadamente contemplamos tanto movimiento en favor del rearme, la guerra, la discriminación, y vemos el abandono de las regiones más necesitadas del mundo, luchemos contra la expansión del narcotráfico, cuya contención todavía está a nuestro alcance, para hacer este mundo más habitable.

Enrique Suárez de Puga es embajador representante permanente de España ante los organismos internacionales con sede en Viena.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_