"El premio es un reconocimiento periodístico de la periferia", afirman los galardonados
Joaquín García Cruz y José Luis Salanova Fernández, redactores del diario La Verdad, y ganadores del Premio Ortega y Gasset 1984 mostraron ayer su satisfacción y coincidieron en afirmar que supone un reconocimiento a la labor de los profesionales del periodismo que trabajan fuera de las grandes capitales. García Cruz añadía que con ello se reconoce "la importancia de lo que puede llegar a suponer una información, más allá del trabajo periodístico en sí, para modificar algo en la sociedad".Ambos periodistas fueron objeto de un intento de soborno por parte de dos policías y el secretario regional de finanzas del PSOE y concejal del Ayuntamiento de Murcia, Francisco Serrano Lucas, con la finalidad de que en los días anteriores al congreso regional del partido no hubiese críticas al secretario general y entonces presidente de la Comunidad Autónoma, Andrés Hernández Ros. El escándalo originado por la publicación de las informaciones al respecto provocó la dimisión de Hernández Ros de ambos cargos y la expulsión del partido de Serrano Lucas.
Medio millón
Medio millón de pesetas que el concejal y secretario de finanzas del partido ingresó en la cuenta corriente de García Cruz, en aquel momento encargado de la información política del periódico, suponían una primera entrega de un total de un millón de pesetas a cambio de silenciar posibles críticas al presidente autonómico.
Serrano reconoció ser propietario de ese dinero, depositado materialmente por el subcomisario de policía en excedencia José Antonio Asensio Girón, y dijo que se trataba de un préstamo a García Cruz. En un primer momento esa cantidad fue intervenida por el juez, dado que los periodistas denunciaron el intento de soborno. No llegó a incoarse sumario porque el soborno de personas que no son funcionarios no está previsto en la legislación española. "No sé dónde fue a parar finalmente ese talón", dice Salanova, "aunque supongo que se le devolvería a Serrano Lucas. Nuestra intención, de no haber sido reclamado, era entregarlo para fines benéficos".
García Cruz manifestó ayer, tras conocer el fallo del jurado: "Entiendo que no se me premia a mí ni a Salanova, sino al oscuro periodismo de provincias que muy frecuentemente no tiene el reconocimiento de los grandes medios informativos. Es, en cierto modo, un reconocimiento a la labor de los periodistas que estamos lejos de Madrid". El periodista añadió que el galardón sirve también para prestigiar la profesión y su repercusión social.
"Creo que el periodismo atraviesa por uno de los momentos de credibilidad más baja. No sé si responde a una realidad sociológicamente probada o no, pero mi impresión es que, para la gente de la calle, es así. Además hay quizás un excesivo protagonismo por parte de los periódicos de Madrid que perjudica indirectamente la imagen de otros medios más modestos".
En cuanto a los hechos que motivaron las informaciones premiadas, el intento de soborno a los dos periodistas para evitar que La Verdad, su diario, hiciese referencias críticas al entonces presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, Andrés Hernández Ros, García Cruz señala: "No creo que con motivo de la concesión de este premio valga la pena volver a pensar en ello. Creo que no procede, puesto que en su día ya se pronunciaron al respecto tanto la sociedad como el partido socialista. Lo importante es que una información haya tenido semejante trascendencia desde el periodismo periférico".
Por su parte, José Luis Salanova aseguró que está "muy contento", porque "era algo que no me esperaba, porque a estas alturas parecía algo ya olvidado". Además lo considera "muy importante para Murcia, ya que un premio con tanto prestigio parece que haya de corresponder habitual mente a periodistas de Madrid o de grandes medios informativos extranjeros".
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