En recuerdo de Maimónides
Córdoba ha preparado una serie de actividades en recuerdo del renovador heterodoxo del pensamiento judío
En opinión de sus críticos e investigadores, Maimónides ha sido uno de los más sólidos pensadores surgidos del ecumenismo medieval cordobés. Sin embargo, su enorme obra como exegeta bíblico, teólogo, médico, filósofo y poeta ha tenido una suerte despareja. Mientras que para los judíos de todo el mundo sus textos continúan siendo fuente obligada de reflexión religiosa, en España se han mantenido en el reducido círculo de algunos departamentos universitarios.El apretado calendario de celebraciones con que se pretende conmemorar este nuevo aniversario -al que la Unesco denominó Año de Maimónides- seguramente servirá para la divulgación de uno de los intelectuales más injustamente postergados del judaísmo hispano medieval. "Maimónides ha sido el pensador judío más importante de todos los tiempos", asegura el hebraísta Carlos Carrete Parrondo, "y no resulta exagerado, teniendo en cuenta la enorme trascendencia de su obra, compararle a sabios como Aristóteles, Sócrates o Platón".
Nacido en el marco plural y tolerante de la Córdoba califal del siglo XII, Moisés Ben Maimón resumió en sí mismo las claves culturales de su época. Fue un renovador heterodoxo del pensamiento judío que escribió la mayoría de sus textos en lengua árabe, y cuyas obras, curiosamente, servirían años más tarde para construir la moderna escolástica cristiana. En honor a este sincretismo cultural, el arabista Miguel Cruz Hernández sugiere que "el legado de Maimónides no se agota en una lectura judía de su obra; es necesaria una lectura conjunta de los pensadores medievales, porque fueron autores que se citaban continuamente unos a otros, de la misma forma que citaban a los griegos como si fuesen vecinos suyos".
Sin embargo, sería su condición de sefardí la que le llevaría a su primer exilio, en Fez, tras la invasión almohade de 1147.
Por la razón, a la fe
Los primeros escritos religiosos, resumidos en las muchas cartas privadas que envió desde Fez, son un anticipo del método con el que intentaría razonar a lo largo de su vida. "Las ciencias son sólo una práctica para conocer a Dios", escribía mientras preparaba una introducción a la terminología de la lógica y un tratado sobre las principales normas del calendario. Este raro y fértil matrimonio entre razón y fe tenía su origen en la lectura juvenil de Aristóteles, a quien reconocía como su maestro: "Su sabiduría es la más completa que pueda conocer el ser humano", aseguró, "prescindiendo de aquellos que, por la iluminación divina, han alcanzado el nivel profético, que es el nivel más sublime que existe".También de su etapa en Fez es una carta pública en la que por primera vez intervino en una de las muchas polémicas que le tocaría protagonizar. Se trataba de una respuesta a la incertidumbre de muchos judíos que eran obligados a abjurar de su fe, fenómeno que amenazaba la unidad religiosa de las comunidades sefardíes. En este texto, Maimónides anticipa los rasgos de tolerancia y flexibilidad de su pensamiento futuro, condenando el martirio por innecesario y cuestionando la supuesta traición de quienes optaban por la conversión en casos límites. "El carácter innovador y tolerante de esta y otras cartas de Maimón¡des", afirma Samuel Toledano, actual dirigente de la corriunidad judía en España, "ha sido un rasgo común de los sefardíes, quienes no cultivaron la ortodoxia habitual de las comunidades askenazíes de Centroeuropa. Sin renunciar a sus principios, o conservándolos en el ámbito privado y familiar, los sefardíes han sabido aprovechar la asimilación cultural: el caso de los marranos, que caracterizó muchos años de la vida de los judíos españoles, es buena prueba de ello".
Intransigencia
La intransigencia religiosa bajo el dominio almohade terminará por obligarle a un segundo exilio en Palestina, para recalar finalmente en El Cairo aprovechando la tolerancia del imperio de los fatimíes.Durante 10 años estuvo dedicado a la elaboración de la obra que sería definitiva para la interpretación de la Torá, y que aún conserva plena vigencia en el mundo hebreo. Se había propuesto con ella un objetivo transformador. "Que nadie necesite ninguna otra ayuda para conocer la ley judía", dijo, "pues este libro será una colección completa de todas las instituciones, costumbres y normas, desde Moisés a la finalización del Talmud, incluyendo las explicaciones posteriores de los geonims [teólogos]". Consciente de haber levantado el formidable edificio conceptual de la religión hebrea -resumiendo y codificando las doctrinas y veredictos emitidos durante varios siglos-, bautizó su obra con el orgulloso título bíblico de Mishné torá (Segunda ley).
El libro está redactado en el lenguaje llano del pueblo y con serva la tradición de los escritos talinúdicos, que no distinguen entre pensamiento religioso y pensa miento profano. El carácter de códice religioso domina toda la obra, unificando conocimientos y preceptos variados de botánica ética, física, astronomía o dietética. "No hay que dejar fuera ningu no de los senderos de la doctri na", decía Maimónides, pretendiendo que la Mishné "allane el camino de los estudiantes y elimine los obstáculos para que no se fatigue su entendimiento por la excesiva discusión".
Filósofo y médico
A diferencia de la Mishné, su Guía de perplejos -que acaba de editarse por primera vez en España- es un tratado filosófico concebido para iniciados y que Maimónides dedicó a un discípulo andaluz.En él desarrolla las etapas del conocirráento de la verdad y pretende iluminar sobre las dudas de la religión y analizar el verdadero sentido de las doctrinas ocultas, cuya comprensión está vedada a la multitud". Este será el libro que terminará influyendo profundamente en el pensamiento de personajes tan diversos como Leibniz, Spinoza, Alejandro de Hales o santo Tomás de Aquino. Guía de perplejos propone un progresivo acercamiento racional a la metafísica y la comprensión de lo divino, a través del estudio sucesivo de las matemáticas, la lógica, las ciencias naturales y, finalmente, la filosofía. Este modelo daba por tierra con la tradicional concepción de que sólo la lectura del Talmud permite conocer a Dios. Maimónides prefirió canonizar la filosofía y optó por el matrimonio entre la Biblia y el aristotelismo, decisión que le supuso una fuerte contestación. Sin embargo, la Guía de perplejos ha sido el punto en torno al que evolucionó la literatura judía de los siglos siguientes y convirtió a Maimónides en el único pensador medieval que ejerció una influencia perdurable en la teología de cristianos, árabes, caraítas y judíos.
Durante los últimos años de su vida, Maimónides quedó absorbido por las consultas y peticiones de dictámenes que le llegaban de diferentes puntos de la diáspora y por sus tareas de médico. "Bajo el reinado de Saladino" explica el profesor Cruz Hernández, "Maimónides alcanzó una situación de privilegio al ser designado nagib [príncipe-conductor] de la comunidad hebrea, cargo que ejerció con la moderación y prudencia de los hombres sabios en el poder. Fue al mismo tiempo médico del palacio y de la corte, período durante el que escribió muchos de sus textos sobre la salud y las enfermedades". El pensamiento médico es uno de los aspectos menos divulgados de su obra, y curiosamente conserva una enorme vigencia conceptual. Defendió una visión avanzada de la medicina preventiva; explicó los fundamentos de la medicina psicosomática; estableció orientaciones sobre higiene física y mental, dietética, deontología médica, preparación psicológica ante la muerte, etcétera.
"Del conjunto de esta labor plural", concluye el profesor Carrete Parrondo, "creo necesario subrayar lo que para mí se presenta como de mayor trascendencia: su pensamiento sirvió para consolidar la unidad cultural y religiosa del pueblo judío. No existe en él la idea racial del judaísmo, que es necesario rechazar de plano para recuperar una visión cultural enriquecedora".
Babelia
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