Kissinger: "Es peligroso basar nuestra política hacia la URSS en una valoración psicológica de sus dirigentes"
"Gromiko seguirá siendo la figura dominante en materia exterior" - "Existe una buena oportunidad para avanzar en las relaciones Este-Oeste"
En declaraciones a dos corresponsales en Estados Unidos del periódico japonés Yomiuri Shimbun, el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger expresa su punto de vista, esperanzado y cauteloso a la vez, sobre el relevo en la dirección soviética. Kissinger, que aborda en la entrevista otros temas internacionales, cree que la URSS tendrá que rejuvenecerse por la fuerza de las cosas y valora positivamente las conversaciones de Ginebra sobre control de armamentos.
Pregunta. Nos gustaría hablar, en primer lugar, de los dirigentes soviéticos. ¿Cree que, bajo la dirección de Mijail Gorbachov, van a producirse cambios significativos en la política exterior y nacional soviéticas? Se dice que desea, con impaciencia, el cambio económico. ¿Cómo valora usted el hecho de que, en comparación a los últimos dirigentes soviéticos, sea más joven, mejor preparado académicamente y quizá más abierto al mundo exterior?Respuesta. En primer lugar, quisiera decir que Gorbachov, sin duda, está mejor preparado académicamente. Es indudablemente más joven que los dos dirigentes anteriores, aunque tan sólo tres años más joven que Breznev cuando éste se conviritió en secretario general, a los 57 años, y un poco mayor que Jruschov cuando llegó a la secretaría general. Así pues, hay que tener cierto sentido de perspectiva.
Si es o no más abierto hacia el mundo exterior, no lo sabemos realmente. En los últimos tres años hemos tenido tres dirigentes soviéticos. Siempre que surgía un nuevo dirigente se suponía que era más pacífico que su antecesor. Ninguno de ellos estuvo en el cargo el tiempo suficiente para demostrar una cosa u otra, pero creo que es muy peligroso basar nuestra política con la Unión Soviética en una valoración puramente psicológica de sus dirigentes. Es peligroso, en primer lugar, porque tal valoración puede ser errónea, pero lo es además porque quita a los soviéticos todo incentivo serio para mantener conversaciones. Si la Unión Soviética cree que, simplemente por el hecho de que una persona sea más educada o tenga una actitud más cordial, todo el mundo va a dar un gran suspiro de alivio, evitará tener que hacer frente a las cuestioens fundamentales.
Los soviéticos tienen que tomar una decisión sobre si desean tener una verdadera coexistencia o si prefieren seguir adelante con una política cuya consecuencia objetiva consiste en intentar socavar el equilibrio del mundo no comunista. Si toman una decisión positiva, deberíamos reunirnos con ellos, al menos a la mitad del camino.
P. Por qué han elegido ahora un dirigente más joven?
R. Si se examina la historia de las sucesiones soviéticas, se comprueba que para ser secretario general hay que estar en el secretariado del partido y en el Politburó. Sólo había dos candidatos que reunieran las condiciones, Romanov y Gorbachov. Gorbachov tiene, sin duda, más experiencia y una personalidad más de acuerdo con los puntos de vista de todo el mundo. Esa es una de las razones. En segundo lugar, han tenido dos sucesiones que no han duradomucho. Deben haber llegado a la conclusión de que otro cambio al poco tiempo podría conllevar un tremendo estancamiento del sistema soviético. Consecuentemente, tenían que elegir entre un hombre de la generación que está ahora en los 70 o un hombre por debajo de los 65. Con la generación de los de 70 corrían el riesgo de repetir la experiencia de Andropov y Chernenko. Y de entre ese grupo, sólo Groiniko podía ser el único dirigente admisible. Entre los menores de 65 años sólo Romanov y Gorbachov reunían las condiciones, y Gorbachov ha sido, evidentemente, el más destacado durante mucho tiempo.
Groíniko, rigura dominante en política exterior
P. ¿Cree que Gromiko va a jugar un papel más importante en los próximos años?
R. Me resulta dificil imaginar a Gromiko desempeñando un papel más importante del que ya ha desempeñado. Creo que Gromiko será la figura dominante en política exterior. Es el único miembro del Politburó con experiencia en política exterior y siempre ha estado muy bien preparado. Por otro lado, pronto cumplirá los 76 años. De manera que, a pesar de tener una gran calpacidad y de aparentar una gran fortaleza, cuando un personaje político se acerca a los 80 tiene que pensar en el hecho de que se está aproximando a los límites físicos del funcionamiento normal de un dirigente político. Me parece que es tamos contemplando el final del período Gromiko. No es una crítica a Gromiko, a quien considero una persona muy competente. Digo esto simplemente como un hecho de la naturaleza. Gorbachov, si supera otros obstáculos, sobrevivirá naturalmente a Gromiko.
P. Como corresponsales extranjeros notamos que están mejorando las relaciones soviéticas con Estados Unidos, y no sólo con EE UU.
R. Creo que, considerándolo objetivamente, existe una buena oportunidad para avanzar en las negociaciones Este-Oeste. La Unión Soviética tiene un problema de sucesión que va más allá de Gorbachov, en el sentido de que cinco miembros del Politburó tienen 70 años o más. En segundo lugar, el Politburó tiene pocos miembros, de manera que habrá que dar entrada a tres o cuatro personas, o quizá más. Sería además natural que se cambiaran algunos de los secretarios regionales. Todo esto llevará algún tiempo.
En segundo lugar, es indudable que la Unión Soviética tiene un problema económico importante, tal como dijo Gorbachov en su discurso en los funerales de Chernenko y en su discurso inaugural. Antes o después tendrán que hacer frente a la cuestión planteada por China, es decir, si se puede dirigir una economía moderna con una planificación central. Creo que descubrirán que la respuesta es no. Sólo pueden elegir entre dos respuestas, o mayor disciplina y represión o mayores incentivos. Creo que la solución racional reside en mayores incentivos. Eso significa que van a necesitar un período de ajuste interno.
Y además están los problemas conocidos de Polonia, Afganistán, del cambio en la composición de la población soviética. Para las democracias industriales, el reto consiste en asegurarnos que este período de transición dé como resultado ciertas adaptaciones fundamentales en asuntos internacionales, y que no se pierda el tiempo simplemente con ejercicios psicológicos de posturas más amistosas.
P. Al parecer, usted se reúne, de cuando en cuando, con el presidente Reagan; recientemente se reunió con él durante una almuerzo. ¿Qué le sugirió respecto a la política con la Unión Soviética?
R. Jamás hablo de mis conversaciones con el presidente, pero es lógico suponer que las opiniones que pueda expresar en privado no sean diferentes de las expresadas públicamente, excepto que en privado pueden ser más detalladas.
"Yo no hubiera invitado a Gorbachov"
P. ¿Cree que el presidente Reagan hizo bien en invitar a Gorbachov a Estados Unidos? ¿Cuál cree que será la respuesta de Gorbachov?
R. Hizo la invitación antes de mi almuerzo con él, y no me pidió opinión. Yo no hubiera hecho tal invitación. No me opongo a una reunión cumbre, pero creo que tal reunión debería realizarse cuando se haya demostrado cierto avance en las relaciones, o por lo menos cuando conozcamos las razones del punto muerto y la naturaleza de las decisiones que hay que tomar para romperlo.
Resulta peligroso que se reúnan jefes de Estado con una agenda vaga, porque, si no alcanzan un acuerdo, no queda otro recurso, y resulta difícil imaginar cómo podrían, en ese caso, encontrar una forma de ponerse de acuerdo. Hace recaer una carga demasiado grande e injusta únicamente en el presidente, al que se considerará responsable de lo que no se haya perfilado previamente de manera adecuada.
P. Pasemos al control de armamentos. Acaban de empezar las negociaciones y no hay ningún resultado importante. ¿Cómo debemos considerar esto? ¿Es importante sólo por el hecho de que, al cabo de tanto tiempo, se hayan reanudado las conversaciones o es aún temprano para decir nada?
R. Es bastante importante que se hayan iniciado. Recordemos que la Unión soviética dijo hace unos 18 meses que si Estados Unidos desplegaba los misiles de alcance intermedio en Europa no habría conversaciones, y abandonaron las que se estaban desarrollando. De hecho, ahora han regresado a estas conversaciones y han aceptado tratar la cuestión de los misiles de alcance intermedio. Anteriormente mantenían la postura de que lo único de que se debía hablar era del no despliegue por parte de Estados Unidos de ningún misil de alcance intermedio. De manera que esto es importante.
Ahora se está repitiendo el mismo procedimiento con la defensa estratégica. Es importante comprender cuáles son los temas a tratar, porque parece que hay una confusión total. El presidente Reagan tiene un programa de investigación de unos 30.000 millones de dólares. EI programa de investigación del presidente Carter era de 19.000 millones de dólares, de manera que estamos hablando de una diferencia de 11.000 millones de dólares. La Unión Soviética lleva 10 años desarrollando un programa de investigación de misiles defensivos. No quiero calcular su costo, pero seguramente será superior a 30.000 millones de dólares. Tecnológicamente van por detrás de Estados Unidos, pero es como resultado de su economía, no de sus intenciones. De manera que ¿en qué consiste exactamente el problema? No pueden pedir a Estados Unidos que detengan sus investigaciones, ya que no hay forma de verificar tal decisión. Piden a Estados Unidos que cumpla el tratado de misiles antibalísticos, cosa que ha hecho. Ellos han construido un radar del tamaño de tres campos de fútbol, lo cual supone una clara violación del acuerdo. Tardaron seis años en construirlo y sabían perfectamente que se descubriría. De manera que supone un reto directo a un acuerdo cuya observancia le están pidiendo a Estados Unidos.
P. ¿Cuál es el sentimiento general de apoyo a la postura de Estados Unidos entre sus aliados?
R. Creo que los aliados de Estados Unidos que le apoyan están indudablemente en el camino acertado. En la medida en que Estados Unidos pueda proteger parte de su población o parte de su fuerza de misiles, puede contribuir más eficazmente a la defensa de sus aliados. Y en el grado en que Estados Unidos pueda convencer a los soviéticos de que la estabilidad depende de un equilibrio entre fuerzas ofensivas y defensivas, Estados Unidos estará contribuyendo al control de armamentos.
P. Centrémonos más en Estados Unidos. La economía norteamericana ha experimentado una recuperación notable, pero Estados Unidos sigue teniendo un déficit comercial enorme. ¿Cuánto tiempo cree que se puede mantener fuerte el dólar norteamericano?
R. El déficit comercial se debe, en parte, a la fortaleza del dólar, que hace que las exportaciones norteamericanas no se mantengan fuertes indefinidamente. Ninguna moneda lo ha conseguido, y antes o después caerá. Cuándo, no lo sabe nadie. Todos los años se hacen predicciones de que va a descender un 20%, pero todavía no ha sucedido.
Y puede que, en parte, se deba a que, de todos los países abiertos a inversiones extranjeras, Estados Unidos es el que parece más seguro. Japón sería también seguro, pero no acepta mucha inversión extranjera.
P. Pasemos a China. ¿Hasta qué punto cree que China va a llevar adelante su política pragmática tanto en la economía como en las relaciones exteriores? ¿Cree que China va a mantener su postura de cooperación con Estados Unidos y Japón?
R. Creo que China, con su actual dirección, va a seguir, sin duda, adelante en la vía del pragmatismo. Haría falta un cambio no sólo de dirección, sino de cuadros además, para que se diera un viraje en esa vía pragmática. ¿Puede darse? Desde el exterior no lo parece, pero, por otro lado, ha habido cambios en China que no se esperaban. Yo no creo que se dé, aunque no lo excluyo totalmente. De momento no lo veo. En política exterior sí creo que mantendrán su política realista. Lo hicieron incluso con Mao.
La mejoría de relaciones
China-URSS
P. ¿Qué le dice su experiencia sobre la aparente mejoría de relaciones entre China y la Unión Soviética? ¿Le preocupa?
R. No. Creo que podemos estar tranquilos. China no rompió con la Unión Soviética por hacerle un favor a Estados Unidos. De hecho, no llegábamos a entender qué pasaba. Lo hicieron por sus propias razones. Mientras les preocupe su independencia, su integridad territorial, no se aproximarán a la Unión soviética tanto como para perder en el futuro los intereses norteamericanos o japoneses. Dejando esto aparte, son ellos quienes tienen que decidir qué van a hacer. Al fin y al cabo, tienen una tradición de 3.000 años de dirección de sus propios asuntos.
P. Sobre Centroamérica, ¿ve posible, en los próximos meses o años, alguna mejora sustancial en la zona respecto a las relaciones entre Estados Unidos y Nicaragua o Cuba?
R. No creo que se pueda decir nada antes de un año. Si se puede alcanzar un acuerdo con Nicaragua este año o el que viene, se producirá naturalmente una mejora en las relaciones que pueden incluso afectar a Cuba, ya que no podría darse sin Cuba. Pero creo que en este momento no se pueda decir nada.
P. ¿Sería escandaloso pensar en un intercambio, Afganistán por Nicaragua?
R. No. Eso no es posible.
P. Puede que sea un rumor injustificado, pero hemos oído en diversas ocasiones en Estados Unidos que al presidente Reagan le gustaría tener lo que se podría llamar un segundo Henry Kissinger para ayudarle a abrir las comunicaciones con el Este y, en especial, con la Unión Soviética. ¿Aceptaría el puesto si se lo ofrecieran?
R. Mi postura básica es que puedo desempeñar mi papel con más utilidad desde mi posición de asesor, tal como hago ahora. Siempre que quieran verme el presidente o el secretario de Estado, estoy dispuesto a ir a Washington. Pero desempeñar una responsabilidad permanente no creo que sea deseable, ni creo que lo aceptara.
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