Hussein: "Sólo quedan unos meses para salvar la paz"
"Si España reconociera prematuramente a Israel, habría una reacción contraria en todo el mundo árabe".- "La OLP acepta implícitamente las resoluciones de la ONU sobre el derecho a existir de Israel".
El monarca jordano, que cumplirá 50 años en agosto, lleva casi 32 de reinado más otros dos anteriores de regencia. Es el decano de los jefes de Estado árabes, y un decano al que se le nota una fatiga amarga en la mirada. Hussein de Jordania recibe al enviado de EL PAÍS en el palacio de Basman, que corona una de las siete colinas o djebels de Amman, con una cortesía inmensamente austera. Es el suyo el cansancio de quien incesantemente explica una asignatura que todos parecen preferir como pendiente: la de la paz en Oriente Próximo. La entrevista ha procedido de fuera adentro, como en anillos exteriores que rodearan al valiente rey-soldado de Amman, cubriendo en su primer círculo la nueva iniciativa de paz árabe; en el segundo, los problemas de la región desde la guerra irano-iraquí a las difíciles relaciones con el aliado palestino, y en el tercero, la fervorosa pero inmaterial relación con España. El monarca habló con lentitud y seguridad. Lo viene haciendo ya desde algún tiempo.Pregunta. Su Majestad declaró antes de las elecciones israelíes de 1984 que una victoria laborista movería el escenario diplomático en Oriente Próximo. ¿Ha sido cierta su predicción a la luz de la iniciativa de paz iniciada por el presidente Mubarak de Egipto, el propio rey Hussein y el líder palestino Yasir Arafat?
Respuesta. El Partido Laborista israelí no obtuvo una victoria completa, como consecuencia de lo cual Israel tiene ahora un Gobierno de coalición en el que los laboristas asumen la jefatura del Gabinete y un cierto número de carteras, pero otros ministerios están ocupados por extremistas como el general Sharon, que ha dicho una y mil veces que incluso Jordania es parte del territorio israelí. Por ello, Israel no adopta un enfoque positivo ante nuestra iniciativa de paz para recobrar los territorios perdidos en 1967. Con todo, cada momento cuenta, debido al deterioro de la situación a lo largo de los años, hasta el punto de que nosotros creemos que estamos ahora ante la última oportunidad para hacer realidad el sueño de la paz. Por eso trabajamos con el máximo esfuerzo por la causa de la paz, y en los últimos tiempos se han producido hechos tan significativos como el acuerdo entre la OLP, única representante legítima del pueblo palestino, y el Gobierno de Jordania. Ésa es la base para conseguir lo que tantas veces hemos pedido: una posición común del mundo árabe. Estamos en la buena dirección para conseguir una solución pacífica del problema. Aceptamos las resoluciones pertinentes de la ONU y hemos pedido la convocatoria de una conferencia internacional; en otras palabras, una cobertura para poner en práctica las resoluciones del Consejo (le Seguridad de la ONU 242 y 338.
P. ¿Puede decirse con certeza que la OLP acepta la resolución 242 de la ONU?
R. Hay un acuerdo para la formación en el futuro de una confederación entre Jordania y Palestina; este acuerdo se apoya en hechos, en realidades, en los lazos existentes entre Jordania y la familia palestina. Por lo que respecta al problema de la delegación, ésta ha de ser jordano-palestina, de la OLP y Jordania. En un futuro, el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino se ejercerá dentro del marco de esta confederación. Por lo que respecta a la resolución 242, creo que ha sido implícitamente aceptada, al igual que las restantes resoluciones del Consejo de Seguridad relacionadas con el problema.
P. ¿Está la OLP dispuesta a renunciar a una delegación independiente en unas futuras conversaciones de paz?
R. Después de todo, la otra parte en el acuerdo que hemos firmado el pasado 11 de febrero es la OLP, y creo que esta organización representa las esperanzas, las aspiraciones y los sentimientos del pueblo palestino. y en último término, si tienen éxito nuestros esfuerzos, la OLP será una de las partes signatarias de un acuerdo para celebrar una conferencia de paz. La OLP habrá de entender que las cosas están cambiando y que ahora estamos hablando de un diálogo entre nosotros, la OLP y EE UU, y que ese diálogo puede darnos las respuestas para la paz.
P. ¿Podría la OLP reconocer un día unilateralmente a Israel?
R. Conceder más de lo que ya se ha concedido sería dar un paso de importancia monumental, y para ello sería preciso algún tipo de gesto previo por parte de Israel.
P. ¿No es cierto que Israel no desea ese reconocimiento?
R. He comprobado que en las dos partes del conflicto hay personas responsables y también en ambas hay extremistas, y todo depende ahora de lo que ocurra en un futuro inmediato, porque si nos movemos en la dirección adecuada, es decir, pensando en las generaciones por venir, la parte responsable prevalecerá o, de lo contrario, serán los extremistas quienes lo hagan.
P. Con frecuencia ha dicho que el tiempo corre en contra de la paz. ¿Se puede medir el que media para evitar el desastre?
R. Ya casi no queda tiempo. Apenas unos meses.
La guerra del Norte
P. ¿La reciente visita de Su Majestad con el presidente Mubarak a Bagdad tenía por objeto mediar para que Irak reconozca a Egipto?
R. Queríamos conocer sobre el terreno estado de la lucha tras la ofensiva iraní, que llevaba al menos dos años en preparación. Pensamos que era el momento apropiado para esa visita, y así se lo sugerí al presidente iraquí, y su respuesta fue inmediatamente positiva, de forma que el presidente Mubarak y yo fuimos a Bagdad para mostrar no sólo nuestra preocupación, sino nuestra solidaridad con Irak. Bagdad ha aceptado todas las iniciativas de paz y ha respondido positivamente a los esfuerzos de la comunidad mundial para poner fin a esta tragedia. Creo que celebramos una reunión muy fructífera y nos comprometimos a una coordinación ulterior entre los tres países, pero la mediación no fue el objetivo de la visita.
P. ¿Por qué Su Majestad suele negar que el integrismo iraní sea un fenómeno verdaderamente religioso?
R. He dicho y lo repito que el integrismo iraní es una idea extraña al islam. Y que las atrocidades perpetradas en nombre del islam no tienen nada que ver con la religión, incluyendo la continuación de una guerra que ya ha generado enorme daño y miseria. La guerra debe terminar y hallarse las respuestas a las causas que la motivaron, haciendo referencia a los acuerdos internacionales, que ahí están, el regreso a las fronteras internacionales de los contendientes y el restablecimiento de relaciones entre Irán y sus vecinos sobre la base del respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos ajenos. Esto es una locura y no el islam.
P. Puesto que más de la mitad de los jordanos es de origen palestino, ¿no supondría la creación de una entidad política palestina la desintegración del reino?
R. Nada de eso. Si de mí hubiera dependido la formulación de las relaciones entre los miembros de la familia a la que pertenecemos jordanos y palestinos por un igual, habría preferido una relación equilibrada. Creo que por ambas partes hay un apego a la propia identidad, y así, a comienzos de los setenta, propusimos que cuando se recobraran los territorios ocupados por Israel en 1967 hubiera tres opciones: una sería la misma unión plena que existía al comienzo del reinado; otra, el establecimiento de una vinculación entre ambas identidades, y la tercera, la creación de un Estado palestino, si así se deseaba. Es obvio que los lazos son muy fuertes y que, al mismo tiempo, existe el deseo de retener una identidad separada, de forma que de lo que hablamos es de una relación equilibrada apta para la su pervivencia. Por lo demás, es evidente que existe una nacionalidad jordana diferente de la palestina.
P. ¿A qué se debe la reciente resurrección del Parlamento jordano, tras un lapso de 17 años?
R. Debido al paso del tiempo 3 a los acontecimientos ocurrido nuestra Constitución se hallaba en peligro, y hemos tenido que convocar de nuevo el Parlamento: para reanudar nuestra forma de vida democrática, pues, de otro lado, en un año o poco más no habríamos tenido suficientes diputados para alcanzar el quórum. Queríamos, por tanto, volver a 1 vida parlamentaria, que habíamos tenido que abandonar por un tiempo como resultado de la cumbre de Rabat en la que se proclamó a la OLP única representante del pueblo palestino, y para darle la oportunidad a ésta de ser aceptada en su nuevo papel de porta voz de su pueblo.
Reconocer a Israel
P. ¿Que motivos hay, aparte de una cortesía hacia España, para realizar en este momento una visita a Madrid?
R. Ha habido siempre excelentes relaciones entre los dos países, tanto en el pasado como recientemente, que fueron ya establecidas de una manera muy singular por la visita a España de mi abuelo el rey Abdulah. Las relaciones con España son especialmente preciosas para nosotros. Creemos firmemente en la causa de las relaciones y la amistad hispano-árabe y nos apoyamos para ello en la evidencia de que España sostiene los mismos principios e ideales que nosotros. Tenemos, por ello, muchas cosas en común, y en especial quiero citar mi relación con el rey Juan Carlos, persona a la que admiro mucho y que creo que ha hecho una gran contribución al mundo y a España. Su país tiene un puesto de honor en Europa, en América Latina y en la escena internacional. Cuando se contemplan las posibilidades de desarrollo de nuestras relaciones en todos los campos, creo que la visita será un gran respaldo para todo ello.
P. ¿Se hablará del eventual reconocimiento español de Israel?
R. Ése no es el objeto de la visita, pero, obviamente, se hablará de todos los asuntos.
P. ¿Cuál sería la posición jordana ante ese reconocimiento?
R. Evidentemente, España es libre de actuar según sus deseos. Pero, en cualquier caso, no se ha dado ese paso. Si eso ocurriera, relacionándolo con los ideales de que hemos hablado y con la búsqueda de la paz -que no sólo debe corresponder a la parte árabe, sino también a Israel-, como decimos, si se diera prematuramente ese paso sin que Israel hubiera puesto nada de su parte, porque ¿de qué Israel estamos hablando, del Israel que ocupa toda Palestina, que ocupa territoríos de otros Estados árabes, que invade Líbano?, podría producirse entonces lamentablemente una reacción contraria en el mundo árabe. Pero tengo fe en el buen juicio de nuestros amigos españoles para que ese paso no se dé sin tomar en consideración todos los aspectos del problema.
P. Si España reconociera a Israel, ¿no estaría acaso mejor situada para intervenir positivamente en el conflicto?
R. Muchos países han reconocido a las dos partes y eso no ha servido de gran cosa. Por otra parte, creo que desde el punto de vista histórico España ha asociado siempre su posición a la de los que actúan para conseguir que Israel contribuya también a la causa de la paz. Espero que Israel haga esa contribución.
P. Su Majestad ha escrito un libro autobiográfico titulado El oficio de rey en el que, notablemente, dice: "En último término yo sólo tengo que afrontar los riesgos y peligros que entraña el oficio de monarca". ¿Qué significa ser rey de un país como Jordania, en una zona del mundo como Oriente Próximo y en una época como la actual?
R. Es una tarea extenuante, pero también un gran honor. Esa tarea está más que adecuadamente compensada por toda la confianza y el amor con que se me rodea en mi país, pero todo ello no significaría nada, en último término, a pesar de los progresos realizados, si uno no pudiera decir que ha contribuido en algo a la construcción de un mundo en el que la dignidad humana se vea salvaguardada y en la que las futuras generaciones puedan vivir en paz.
P. Se dice que el rey tiene baraka, la suerte especial del protegido de Dios. ¿Qué significa para Hussein de Jordania haber sobrevivido a más de 30 años de reinado y casi otros tantos complós?
R. Espero verme siempre guiado por Dios en todo lo que haga, pero al mismo tiempo creo que he de vivir mi propia vida y que en todo momento he de actuar según mi leal saber y entender; por lo que respecta a lo que se dice de mi suerte, he de añadir que la supervivencia no puede ser un fin en sí mismo y que hay que sobrevivir para algo que valga la pena, puesto que lo que sobrevive es luego lo único que cuenta.
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