Los árabes moderados refuerzan su solidaridad con Bagdad
Los países árabes moderados multiplican sus gestos de solidaridad con Irak, que acaba de librar con éxito en la zona pantanosa de Howeizah una batalla de siete días contra Irán, calificada por la Prensa gubernamental iraquí como la más importante desde el inicio de la guerra, hace cuatro años y medio. El lunes, los jefes de Estado de Egipto y de Jordania, Hosni Mubarak y el rey Hussein, respectivamente, se desplazaron conjunta e inesperadamente a Bagdad, manifestando con esta visita a una capital (declarada por Teherán "insegura y atacable en cualquier momento" su respaldo a Sadam Husein.
Poco después, las seis monarquías de la península Arábiga -Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahrain, Qatar y Omán- expresaban también su "total solidaridad con Irak, que intenta preservar su soberanía e integridad territorial".Reunidos en Riad los ministros de Asuntos Exteriores de los seis países que integran el Consejo de Cooperación del Golfo (CGC), anunciaban además en el comunicado difundido ayer el envío de una nueva delegación mediadora a Bagdad y Teherán para intentar poner fin a la interminable contienda.
En este sentido se pronunció también Mubarak -que pisó por vez primera el lunes Bagdad desde que hace ocho años Anuar el Sadat viajó a Jerusalén-, al afirmar ayer de madrugada a su regreso del territorio iraquí que era "necesario que Irán empiece a recorrer el camino de la paz". "Pido", añadió, "a los dirigentes iraníes que encuentren un medio para acabar con este conflicto e iniciar negociaciones de paz".
Tras lamentar "las carnicerías provocadas por la guerra", el rais egipcio insistió en que Irak "no necesitaba ayuda militar porque se encuentra en buena situación", desmintiendo así los rumores que explicaban el sorprendente vía . e de Hussein y Mubarak por la urgente necesidad de informarse sobre las apremiantes necesidades armamentísticas de su aliado.
Sin relaciones diplomáticas
Brindando su apoyo a Irak, país que no ha seguido aún el ejemplo jordano de restablecer de relaciones diplomáticas con Egipto, El Cairo se reinserta un poco más en un mundo árabe que le marginó a partir de la firma con Israel en 1979 del tratado de paz de Camp David. No en balde los diarios cairotas resaltan este nuevo paso hacia la reincorporación de su país en el mundo árabe publicando la fotografía de los tres actores de la pequeña cumbre de Bagdad bajo el título rimbombante de Coordinadora de la Solidaridad Árabe.
El régimen baasista iraquí es sensible a estas manifestaciones de apoyo árabe, que también resalta en sus medios de comunicación, al tiempo que vuelve a destacar ante sus ciudadanos el carácter nacionalista árabe de su enfrentamiento con. los persas de Irán, y en uno de sus últimos comunicados de victoria Radio Bagdad recordaba una vez más a sus oyentes que habían "nacido para vencer a los persas".
Al margen de las donaciones financieras -evaluadas en más de 30.000 millones de dólares (5,5 billones de pesetas)- suministradas a Irak por las monarquías del golfo Pérsico, los dos aliados pobres de Sadam Husein, Egipto y Jordania, le han proporcionado una ayuda menos espectacular, pero no menos valiosa.
Egipto, por ejemplo, le ha vendido en los últimos cuatro años más de 1.000 millones de dólares (186.000 millones de pesetas) de armamento fabricado por su industria militar, al tiempo que ha adquirido por cuenta de Irak material bélico a diversos países occidentales que no se atrevían a entregarlo directamente al beligerante. Paralelamente, cerca de 20.000 ciudadanos egipcios voluntarios luchan como soldados en las filas del Ejército iraquí.
Más allá del aspecto material, Mubarak elaboró, con el asentimiento iraquí, un plan de paz, rechazado por el régimen islámico de Teherán, que, tras la conclusión de un alto el fuego, preveía el despliegue de una fuerza multinacional entre ambos ejércitos y la conclusión de un arreglo inspirado en el tratado irano-iraquí de Argel (1975) sobre el trazado de la frontera en las aguas de Chat el Arab.
Basta, por otra parte, con circular por la carretera que enlaza a Amman con el puerto jordano de Akaba para observar las impresionantes cantidades de armamento que transitan por Jordania rumbo a Irak -cuyo único puerto de Basora quedó inutilizado en 1980- y medir así el apoyo del reino hachemí, auténtico hinterland de su vecino oriental. Por ese mismo puerto del mar Rojo, Irak ha exportado en camiones-cisterna parte de sus crudos, y de no ser por su vulnerabilidad ante un posible ataque israelí, los campos petroleros iraquíes habrían sido unidos con Maba por un oleoducto que iba a ser construido el año pasado.
Frente a esta creciente solidaridad árabe, secundada discretamente por EE UU y más abiertamente por la URSS y Francia, Irán está muy aislado internacionalmente, y cuando sus pequeños suministradores de material bélico, como Corea de]. Norte, no están en condiciones de satisfacer sus necesidades, Teherán no tiene más remedio que recurrir al mercado negro, donde: paga las municiones y piezas de recambio a un precio muy superior al de los contratos bilaterales.
Por si esto no bastase, su único aliado a nivel diplomático, Siria, le ha costado también caro, al verse obligado a venderle petróleo a un precio muy rebajado.
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