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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Félix de Azúa y el odio a los perros

No puedo callar ante el contenido del artículo que ocupa una página de EL PAÍS del pasado sábado 9 de marzo, titulado: Una propuesta cultural para la ciudad de Barcelona, que firma don Félix de Azúa.Me parece una soberana tontería, y no quiero atacar a personas, sino a ideas, que el señor De Azúa empiece el artículo proponiendo a las autoridades culturales que arrebaten parcelas de poder ajenas y que se dediquen a desperrizar Barcelona. ¿Por qué arrebatar parcelas de poder? ¿Qué tiene que ver la cultura con los perros? Si el señor De Azúa quiere terminar con los excrementos de los perros en la calle, le doy la razón, pero la propuesta adecuada sería dirigirse a las autoridades de Sanidad para que actuaran en contra de los propietarios incívicos de perros que permiten que sus animales ensucien y contaminen las aceras; pero las autoridades de cultura... Nadie de entre mis amigos ve la menor relación entre la cultura, los ladridos, la incultura y los excrementos caninos. Sí alguien trata de ir con perros a un concierto tiene que dejarlo fuera, y si a una exposición, al teatro, etcétera, lo mismo. Sería cuestión de las autoridades de cultura si los perros subieran a los escenarios y levantaran la pata contra el pie de un violonchelo o quisieran morder las posaderas al cantante de moda; pero no tengo noticia de que esto haya ocurrido nunca ni creo que se produzca en los próximos 40 siglos.

Otra tontería es decir que los ladrones sólo entran en los pisos donde hay perros, y que cuanto mayor es el perro más fácil lo tienen los ladrones. En mi casa cuando alguien trata de entrar el perro ladra, y hasta que nosotros no sabemos quién llama y le autorizamos a entrar no entra nadie, ni ladrón, ni cartero, ni la vecina del piso de arriba.

Propone el señor De Azúa que los propietarios de perros desvíen su afectividad hacia seres más próximos a la humanidad. ¿Propone el señor De Azúa que la primera familia española -Juan Carlos I y su familia- cambie aquel precioso perro pastor alemán que en tantas fotos de Prensa hemos visto por un chimpancé? ¿Que el presidente señor Mitterrand trueque aquel hermoso perro negro por un tití o un orangután? ¿Que la familia real británica cambie su setter por un gorila? Muchas personalidades artísticas, políticas, deportivas aparecen fotografiadas en la Prensa con animales, y ello les hace más humanos.

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Cultura es la música y la pintura, la arquitectura y la biología; cultura es lo que producen nuestros cerebros y nuestros corazones: cultura son los zoológicos; cultura es el amor a la naturaleza, y naturalezas con los perros y las flores; y cultura es el amor en general, y también el amor al perro. Llenan de alegría las casas de los que tenemos la dicha de tenerlos. Cuando llego a casa me recibe el perro meneando el rabo tan expresivamente como no pudieron -en cuanto a expresión me refiero las mejores plumas, los mejores pinceles ni el arte de los mejores actores y cantantes. Expresa me jor que ninguna persona que está contento de verdad.

El otro día coincidí en el ascensor con el vecino del piso de abajo y me preguntó por el perro; creía que ya no lo tenía, y gracias a Dios está hermoso y reluciente, así como la recién llegada perrita, una dobermann de algo más de dos meses; y no soy nazi, todo lo contrario. Conozco a muchas personas que están orgullo sí sirrias de sus pequineses y ninguna dle ellas es prostituta o cortesana.

Hagamos más humana Barcelona; respecto a que al señor De Azúa no le gusten los perros, lo siento; no sabe lo que se pierde, pero creo que es intolerable que haya dicho en tan poco espacio tantas barbaridades. Imagino mi misma reacción en otras personas, pero sepa que muchos no habrán escrito sus cartas de protesta. Las cartas que habrá recibido son sólo la punta de un enorme iceberg.- Manuel Ros.

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