Un presunto delincuente muere acribillado a balazos en una calle de Usera
La dotación de un coche patrulla del servicio policial de Seguridad Ciudadana recogió a las 10 de la noche de anteayer, en el barrio madrileño Rancho del Cordobés, a un hombre moribundo, herido por disparos, que falleció poco después. El fallecido, Dionisio Romero Romero, de 30 años de edad, tiene antecedentes policiales como delincuente habitual. Por otra parte Enrique Turégano, el estanquero que el pasado martes mató a un joven de un disparo efectuado por la espalda, permanecía ayer ingresado en la prisión de Carabanchel.Dionisio Romero fue encontrado por los policías caído en el suelo de una de las cal.les del citado barrio, en el distrito de Usera, al sur de la ciudad. El hombre estaba herido por seis impactos de bala del calibre 9 corto, cuatro de ellos en la espalda y dos en el pecho, según el informe de los facultativos que le asistieron. El herido fue trasladado a la residencia sanitaria Primero de Octubre, donde falleció pocos minutos después de haber ingresado. Según informó la policía, su muerte parece debida a un ajuste de cuentas.
Inspectores de la comisaría de Usera, que se hicieron cargo de la investigación, determinaron que los disparos sobre Dionisio Romero se produjeron en el mismo lugar donde fue recogido, pues allí se hallaron también cuatro casquillos del citado calibre. También se advirtieron señales de impactos de bala en la puerta de una vivienda próxima y en una furgoneta aparcada, según fuentes policiales.
Con respecto al caso de Enrique Turégano, estanquero que disparó por la espalda contra un joven a quien mató se supo ayer que ingresó en la prisión de Carabanchel el miércoles por la noche, después de que el titular del Juzgado de Instrucción número 28 de Madrid, Andrés Martínez Arrieta, dictara orden de prisión incondicional. El detenido disparó contra Pedro Javier Arribas Villalón, de 20 años, del que aseguró que le había atracado en su establecimiento de venta de tabaco y timbres, en la colonia Ciudad de los Ángeles.
El juez Martínez Arrieta ha apreciado que en la conducta del estanquero pueden existir indicios de criminalidad. La actitud del juez contrasta con la de la policía que, tras el suceso, se negó a admitir que el estanquero estaba detenido. Un portavoz oficial de la policía dijo que el estanquero "permanecía retenido" en la comisaría de Usera, desde donde sería "conducido a la presencia del juez". Con estas matizaciones la policía, según su portavoz, se negaba a calificar a Turégano como presunto autor de un hecho delictivo.
El juez Martínez Arrieta lamentó ayer que esta actitud llevara a la policía a no ahondar en la investigación del hecho, razón por la cual él mismo tuvo que desplazarse al estanco de la colonia Ciudad de los Angeles en busca de huellas que permitieran reconstruir el suceso. Una vez allí, el juez localizó a dos testigos más, aparte del único que la policía había encontrado. El juez señaló que las matizaciones policiales son incorrectas, puesto que Turégano estaba detenido desde el momento en que en la comisaria de Usera se le leyeron sus derechos.
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