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Diálogo en Ginebra, relevo en Moscú

Los funerales de Chernenko, un espectáculo bien ensayado

Pilar Bonet

Las ceremonias en honor del fallecido dirigente soviético Konstantín Chernenko, cuyo cadáver quedó expuesto al público desde las diez de la mañana en la sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos de Moscú, en espera de ser enterrado hoy a las 13.40 en la plaza Roja, se iniciaron ayer con la soltura y la relajación de un espectáculo bien ensayado. El desfile solemne de hoy empezó a prepararse el lunes por la noche.

La policía cerró al tráfico el centro de Moscú, aunque los controles eran flexibles. Grupos de trabajadores y militares de uniforme llegaban en autobuses y se colocaban en la larga cola, que, como en anteriores ocasiones, se extendía a lo largo de centenares de metros por una calle lateral al edificio de los sindicatos, donde seguían siendo introducidas coronas mortuorias (de lirios y claveles sobre todo).En la Casa de los Sindicatos, un elegante edificio decimonónico en el centro de la ciudad, se han alternado desde 1982 los funerales por siete miembros del Politburó (Suslov, Breznev, Pelsche, Rashidov, Andropov, Ustinov y Chernenko) con diversos acontecimientos sociales, tales como reuniones políticas, conciertos y últimamente el Campeonato Mundial de Ajedrez.

Una decoración de ondulantes banderas rojas y crespones negros llenaba el interior del edificio, en cuya escalera principal se había colocado un enorme retrato de Chernenko. Las arañas que pendían del techo estaban recubiertas con tules negros; la orquesta tocaba acordes fúnebres, y el cadáver, vestido con traje negro y cubierto de flores, yacía sobre un catafalco en el centro de la sala. A sus pies reposaban las condecoraciones del fallecido. A la derecha se sentaban sus familiares; entre ellos, en primera fila, la viuda, Ana Dmitrovna, vestida con abrigo y gorro de piel negros. Se movía nerviosamente, pero mantenía perfectamente la compostura. Junto a ella estaba la hija del matrimonio.

Retoque fotográfico

Se han decretado tres días de luto por Chernenko (para Andropov fueron cuatro), y Moscú proseguía ayer su vida normal al margen de los crespones que colgaban de los edificios. La Prensa insertaba en primera página la foto del nuevo secretario general, Mijail Gorbachov, cuya imagen había sido retocada para librarla de la mancha morada que el dirigente soviético tiene en la frente.

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En un solo día, Pravda y el resto de los periódicos concentraban la información que en el caso de la muerte de Yuri Andropov se distribuyó a lo largo de dos jornadas. Así, en segunda página, decorada con un ribete negro, aparecía la foto de Chernenko y la instantánea que recogía el paso de los máximos dirigentes soviéticos junto al féretro. Éstos acudieron dos veces a la sala de las Columnas, una el lunes y otra ayer, martes, a mediodía. Gorbachov abrazó a la viuda de Chernenko.

Moscú se preparaba ayer para recibir a los numerosos dirigentes extranjeros esperados para la cumbre internacional junto al féretro. Expertos soviéticos en política internacional lamentaban la ausencia de Ronald Reagan en esta ocasión y la interpretaban como una muestra de falta de buena disposición. "Reagan", señalaban, "hubiera aceptado gustoso venir para entrevistarse con un dirigente viejo y enfermo, pero no estaba preparado para verse aquí con un dirigente joven (para los usos soviéticos) y enérgico, que puede hacerle propuestas inesperadas".

La insólita celeridad con que se ha producido el relevo en la dirección política soviética lleva a pensar a los observadores políticos que la sucesión estaba ya decidida hace tiempo. Algunos medios llaman la atención al adjetivo empleado por el comunicado oficial para referirse a la elección de Gorbachov. Se trata del término ruso edinodushna, que significa unánimemente, pero que tiene una ligera diferencia semántica respecto al término edinoglasna, que también significa unánimemente, pero implica la idea de votación, de contabilidad. Un filólogo señala que edinodushna (de dusha, alma, espíritu) da más la idea de un consenso. En el caso de Andropov se empleó el término edinoglasna, que después fue eliminado en la última edición de la historia del PCUS, aparecida en tiempos de Chernenko, para quien seguía aplicándose el adjetivo edinoglasna.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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