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Diálogo en Ginebra, relevo en Moscú

Estados Unidos espera continuidad durante los próximos meses en la política exterior soviética

Francisco G. Basterra

La política exterior soviética seguirá una línea de continuidad en los próximos meses, a la espera de que el nuevo dirigente del Kremlin, Mijail Gorbachov, decida cuál será el nuevo equilibrio, en la asignación de recursos para conseguir su objetivo de mejorar la economía soviética, que se encuentra en un estado catastrófico. Esta es la opinión más extendida entre los expertos que siguen en EE UU la sucesión producida en la cúpula de la otra superpotencia. La influencia del veterano Andrei Gromiko en la política exterior será creciente en esta primera fase, estiman asimismo los observadores en Washington.

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Pasado este primer período de continuidad, nadie se atreve a pronosticar en Estados Unidos cuál será la dirección que imprima a la Unión Soviética el nuevo dirigente soviético. El hecho de que no viviera la época de Stalin y que tuviera 10 años cuando Hitler invadió la URSS no significa necesariamente que vaya a seguir una línea más suave en política exterior. Gorbachov y los dirigentes de su generación han conocido ya una URSS consolidada como superpoder y pueden tener más tentaciones de usar la potencia militar que sus antecesores, que sufrieron las consecuencias de la II Guerra Mundial.Para algunos expertos, como Zbigniew Brzezinski, ex consejero de Seguridad Nacional de Jimmy Carter, o Arnold Horelick, director del Centro de Estudios del Comportamiento Soviético Rand-Universidad de California, el vigor de Gorbachov y su capacidad para presentar una imagen más favorable en Occidente le convierten en un "adversario mucho más formidable" para Estados Unidos. "Es muy hábil, un gran relaciones públicas que va a tratar de ganarse los corazones y las mentes de la opinión pública occidental", afirmó ayer un funcionario del Departamento de Estado.

Aunque la Administración Reagan ha cogido con prudente satisfacción la llegada al poder del Gorbachov, no se quiere dejar ganar por el espejismo del nuevo estilo que parece reflejar el nuevo dirigente. Se recuerda en EE UU el error cometido cuando llegó a estimar que Yuri Andropov era un liberal con tendencias occidentales. A pesar de la infinidad de estudios y análisis del fenómeno soviético que existen en EE UU y de la información obtenida por las diferentes agencias de espionaje, el desconocimiento de la realidad de la URSS es muy grande. Esta ignorancia ha sido resumida por Heriry Kissinger al afirmar que "nadie sabe lo que realmente piensa la nueva generación de políticos soviéticos. No tenemos ningún contacto con ellos".

El político laborista británico, Dermis Healey, que seentrevistó con Gorbachov el pasado noviembre, en Moscú, y en enero, en Londres, dijo a la televisión norteamericana que el nuevo secretario general del PCUS deberá decidir a finales de este año las prioridades de la economía soviética, entre la mantequilla y los cañones, para establecer el próximo plan quinquenal. Entonces, la URSS deberá escoger entre mantener el actual nivel de gasto militar o reducirlo en beneficio de las necesarias reformas económicas y de la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos. En Washington se considera que las prioridades de Gorbachov se dirigen sobre todo a realizar una política de reformas del ineficiente sistema productivo.

Para ello, los soviéticos necesitan mantener abierta la línea de continuidad en el diálogo con EE UU, que permita una reducción de la tensión entre los dos superpoderes. Vuelve a hablarse en Washington de la vuelta del espíritu de distensión y el historiador de temas soviéticos, Robert Tucker, afirma que efectivamente ahora se ha producido "la verdadera sucesión de Breznev".

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Contener el rearme

Para Gorbachov no será suficiente con mantener el deshielo con EE UU, sino que necesita en los próximos meses contener de alguna forma el rearme norteamericano y llegar a algún tipo de acomodo con Reagan sobre su proyecto de defensa en el espacio.

En este sentido le puede ser de gran valor el mensaje de paz del presidente Reagan que el vicepresidente George Bush dice llevar a Moscú, donde hoy asistirá a las exequias por Konstantín Chernenko. "Traigo conmigo un mensaje del presidente Reagan", dijo Bush en el aeropuerto de Moscú. "Es un mensaje de paz y no tenemos mayor esperanza ni más alta meta que crear una relación más estable: y constructiva con la Unión Soviética".

Bush reconoció que "Estados Unidos y la Unión Soviética tienen diferencias sobre muchas cuestiones importantes" pero aseguró que "el presidente Reagan no ahorrará esfuerzos para conseguir esos objetivos. Habrá paciencia y persistencia".

En Washington, la desaparición de Konstantín Chemenko, un año escaso más joven que Reagan, ha reavivado el interés por el estado de salud del presidente. El descubrimiento de un nuevo pólipo durante el chequeo médico a que se sometió el viernes, ha sido mirtusvalorado por los portavoces de la Casa Blanca, a pesar de que Reagan se va a someter temporalmente a una dieta especial establecida por la Sociedad contra el Cáncer.

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