Ni alineamiento ni injerencia
"Querernos hacer una política magrebí que no se interprete ni como alineamiento ni como injerencia", dijo ayer Felipe González a su regreso de Argelia. "Aunque los países del Magreb quisieran, en función de su propia perspectiva, una política más activa por parte de España, tal vez conocen ya bien la posición española y la respetan", agregó."Argelia comprende claramente el esfuerzo del Gobierno español, para llegar a tener unas relaciones razonables con Marruecos. Mi primer viaje fue a Marruecos porque quería que no hubiera dudas de que íbamos a mantener unas buenas relaciones", afirmó también el presidente español. "Ahora hemos entrado en una fase política [magrebí] no de equilibrio, sino equilibrada", añadió.
Según Felipe González, Argelia parece dispuesta a ir a la propuesta cumbre del Magreb "porque ellos están por la vía de una solución pacífica del conflicto [del Sáhara], que supone un obstáculo para la construcción del Magreb".
Preguntado si la cooperación militar hispano-argelina puede perjudicar las relaciones con Marruecos y Libia, González dijo: "En nada en absoluto". "No veo ninguna razón", agregó, "para que nadie se sienta molesto; más bien al contrario". "Si hubiera alguna crítica de Marruecos en esta relación con Argelia", no estaría motivada precisamente por sus deseos de "diversificar" sus abastecedores de armamentos, afirmó el presidente del Gobierno español, aludiendo probablemente al hecho de que el 90% del material bélico argelino es de origen soviético.
"Nuestra política magrebí ha pasado por momentos de cierta delicadeza, para empezar a recuperarse con una cierta visión de conjunto. En muy pocas semanas", agregó el presidente del Gobierno español, "hubo contactos con prácticamente la totalidad de los dirigentes del Magreb, desde Mauritania, Túnez y Libia hasta Marruecos y Argelia".
