El regreso precipitado de delegaciones soviéticas en el exterior fue el primer indicio
El precipitado retorno a Moscú de altas delegaciones soviéticas que se encontraban el domingo en el extranjero fue uno de los indicios más consistentes de que, tras un mandato de 13 meses jalonado por rumores sobre un inminente desenlace, el máximo dirigente del Kremlin había muerto.La interrupción de visitas oficiales de miembros del Politburó como Vladimir Serbitski, que se hallaba en Estados Unidos, y de Vital¡ Vorotnikov, en Yugoslavia, sólo podía ser interpretada como síntoma de una situación absolutamente extraordinaria en Moscú, dado el proverbial rigor de las autoridades soviéticas en el desarrollo del protocolo establecido en actos oficiales.
Serbitski dio por finalizada ayer, tres días antes de lo previsto, su visita oficial al frente de una delegación del Parlamento soviético, que era la misión de la URSS de más alto nivel que realiza un viaje a Estados Unidos en el último decenio.
El consejero de Seguridad de la Casa Blanca, Robert McFarlane, a quien Serbitski solicitó una aceleración de los trámites para el regreso, informó inmediatamente al presidente Ronald Reagan sobre esta interrupción de la visita, absolutamente inhabitual en funcionarios soviéticos.
La delegación no dio motivos para su abrupto regreso a Moscú. Otro miembro del Politburó, Vital¡ Vorotnikov, interrumpió el domingo su visita oficial a Yugoslavia y regresó asimismo a la capital soviética.
Una delegación del Soviet Supremo que, invitada por el Parlamento de Alemania Occidental, el Bundestag, llegó el domingo a Hamburgo, interrumpió también su viaje y regresó ayer a Moscú sin cumplir ninguna de las visitas previstas. Un avión especial soviético, que salió de madrugada de Moscú, recogió poco antes de las ocho de la mañana a la delegacion.
Ésta, integrada por los primeros parlamentarios soviéticos que visitaban la República Federal de Alemania desde hace nueve años, iba a visitar Bonn, Düsseldorf, el Ruhr y Maguncia.
Luto en las embajadas
En todas las embajadas y representaciones de la Unión Soviética en el mundo ondea desde ayer la bandera de la URSS con crespón negro a media asta.
En Madrid, un portavoz del gabinete de prensa de la Embajada anunció que ayer había quedado abierto el libro de condolencias para todo aquel que desee testimoniar su pésame al pueblo soviético por el fallecimiento de su máximo dirigente, Konstantín Chernenko.
Entre los primeros en expresar su condolencia figuró el Partido Comunista de Ignacio Gallego (formado a raíz de una escisión en el PCE de Gerardo Iglesias y Santiago Carrillo). En su nota de pésame, esta organización política, considerada prosoviética, lamenta la pérdida de Chernenko y expresa su confianza "en el funcionamiento democrático y eficaz de las estructuras del PCUS, garantía de que esta pérdida será cubierta por la persona adecuada".
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