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La kafkiana lucha de Alberto Ferrús en busca de un laboratorio propio

El científico español ha obtenido el Premio Demuth de neurogenética

Desde hace casi cuatro años, Alberto Ferrús, un científico español de 34 años especialista en neurogenética, viene librando una lucha kafkiana con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo del que es funcionario, con el razonable objetivo de conseguir una habitación propia, 50 metros cuadrados, para investigar sobre el análisis genético y molecular de los canales de potasio. Mendigando laboratorios prestados y trabajando los fines de semana consiguió resultados que le han valido recientemente el Premio Demuth 1984, de la Sociedad Europea de Neurociencias. Al final, Ferrús ha tenido que rendirse a la evidencia y abandonar parcialmente la investigación, entregando parte de sus trabajos a un laboratorio alemán occidental "para que no se pierdan".La larga y todavía inacabada odisea de Alberto Ferrús comenzó en 1981, a su regreso de Estados Unidos, donde había ido para hacer un curso posdoctoral. Consiguió una plaza de investigador del CSIC, y a partir de entonces comenzó la infructuosa búsqueda de un espacio físico para establecer su laboratorio.

En este tiempo vio pasar tres presidentes al frente del CSIC, escribió decenas de cartas y se entrevistó con todos los responsables que quisieron recibirle. La peregrinación de Ferrús fue tomando poco a poco las características de una novela de Kafka. Probablemente, el agrimensor K. no se sintiera más desorientado en El castillo, sin tener nada que medir, que este funcionario que lleva casi cuatro años "intentando conseguir un espacio de laboratorio donde poder desarrollar el trabajo por el que cobro. Lo más grave es que no nos han faltado medios económicos ni materiales. Es un problema de infraestructura y de mala utilización del espacio disponible. Y aunque mi caso es el más llamativo, son muchos los científicos de mi generación que están en una situación similar a la mía".

Ferrús peregrinó por todos los centros del CSIC donde teórica mente podría resolverse su problema, y sólo encontró espacio en el Centro de Biología Molecular (CBM), "donde existe una sala libre, que algunas personas utilizan a la hora de comer, y varios cien tos de metros cuadrados cubiertos de polvo y cerrados con llave, adscritos a Federico Mayor Zaragoza, que nominalmente es miembro del CBM".

"Se está jugando con ese espacio para conseguir algo a cambio aprovechando la ambigüedad en la definición del CBM, que pertenece al CSIC y a la Universidad Autónoma de Madrid", dice Ferrús. El director del CBM, Galo Ramírez, por su parte, aduce que no puede decir nada acerca de este problema y que no está en sus manos resolverlo.

El interés del trabajo que realiza Ferrús está avalado, según indica el científico, por la valoración positiva del comité de seguimiento externo del CBM y, objetivamente, por el Premio Demuth 1984 de neurogenética, concedido muy recientemente a Ferrús por la Sociedad Europea de Neurociencias.

A las dificultades de Ferrús vino a sumarse el abandono de las do personas que se ocupaban del análisís molecular: Carlos Vázquez Cabrera, que había venido a España con una beca de reinserción y se va porque no ha encontrado trabajo, y José Casal, un becario que, "ante la frustración acumulda, ha solicitado cambiar de laboratorio".

El equipo de Ferrús consigui aislar en la mosca Drosophila un gen que codifica los canales de potasio y había comenzado a realizar el análisis genético y molecular que llevaba muy adelantado, lo que le situaba a la cabeza de lo otros cinco equipos que trabaja en el mundo en la misma línea.

El canal de potasio es, presumiblemente, una estructura compuesta de proteínas que permite el trasvase de los iones de potasio a través de la membrana celular Este movimiento de los iones influye directamente en la modulación de la actividad sináptica. La importancia práctica se deriva de que existe una serie de disfunciones que están relacionadas con el fallo en el funcionamiento de estos canales de potasio, como los procesos de envejecimiento y los problemas de memoria y aprendizaje

Ferrús no quiere abandonar y piensa seguir con un aspecto de la investigación, el genético, en un pequeño espacio donde se encuentra de prestado.

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