Gromiko espera que España pueda contribuir "de una manera constructiva" a contener la carrera de armamentos
La URSS confía en que España pueda contribuir "de una manera constructiva a la tarea de contener la carrera armamentista", afirmó ayer en Madrid el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, en el brindis que pronunció al final del banquete que su homólogo español, Fernando Morán, le ofreció en el palacio de Viana. Gromiko apreció también el hecho de que España haya decidido no albergar armas nucleares en su territorio. Gromiko y su esposa, Lydia, fueron recibidos ayer por los Reyes de España en el palacio de la Zarzuela y, tras almorzar en el palacio de Viana, los ministros de Exteriores soviético y español prolongaron 50 minutos más sus conversaciones del día anterior y después se reunieron con las delegaciones técnicas de ambos países.
En su discurso, Gromiko insistió en los peligros que crea el elevar al espacio la carrera armamentista, y citó por tres veces al enfermo líder soviético Konstantin Chernenko. "Nuestras entrevistas y negociaciones celebradas aquí, en Madrid", dijo Gromiko, "se centran en los problemas que no dejan de inquietar a todos los pueblos y Estados. Entre ellos, el de cómo prevenir la militarización del espacio cósmico, contener la carrera de armamentos nucleares y conjurar una nueva guerra"."Existen, sin embargo", dijo más adelante refiriéndose sin citarlo al presidente estadounidense Ronald Reagan, "personalidades que lanzan retos a la opinión pública mundial" y "parecen obsesionados por idear proyectos de militarización del cosmos", pretendiendo "hacerlo pasar por poco menos que una garantía de la reducción de armamentos". "Hasta los escolásticos medievales habrían quedado envidiosos frente a semejante lógica", concluyó.
Gromiko subrayó el papel que, a su juicio, España puede tener en este problema. "Cada Estado, grande o pequeño", dijo, "tiene posibilidades propias de contribuir o no al éxito de las negociaciones". "En la Unión Soviética", añadió, "hemos apreciado por su justo valor la decisión del Gobierno español de conservar el status de España como Estado libre de armas nucleares. ¿Acaso no corresponde a los intereses de España el que no aumente en Europa el nivel del enfrentamiento nuclear y no se produzcan intentos de cuestionar las realidades existentes y, ante todo, las territoriales, y que se fortalezca el proceso paneuropeo basado en los principios y disposiciones del Acta Final de Helsinki?'
El Rey y la democracia
"La URSS y España", afirmó más adelante el hombre que durante casi tres décadas ha dirigido la diplomacia soviética, "podrían buscar criterios comunes en lo tocan te a la necesidad de eliminar los focos de tensión internacional por medios políticos". "Pero también es cierto", agregó refiriéndose de nuevo indirectamente a Estados Unidos, "que suceden acontecimientos en la arena internacional que consisten en que algunos quieren imponer su voluntad a los pueblos y Estados soberanos sin per donar medio alguno y hasta por la fuerza de las armas".
"Hay que poner fin", concluyó refiriéndose a Centroamérica, "al terrorismo de Estado practicado en las relaciones internacionales".
Fernando Morán, en su brindis, citó tres veces el discurso del Rey de España pronunciado en Moscú el pasado mes de mayo, al comienzo de su gira por la Unión Soviética, deteniéndose en los pasajes en los que éste alababa el sistema democrático.
"Estamos absolutamente convencidos", añadió Morán, "de que es posible lograr un equilibrio a un nivel más reducido en armamentos, sin que por ello se pongan en peligro los legítimos intereses de seguridad de cada Estado". "España, por obvias razones geográficas, históricas y culturales", afirmó el ministro español de Asuntos Exteriores, "forma parte de Occidente y defiende sus valores y forma de vida". "Ahora bien", agregó, "partiendo de esta realidad es nuestro deber y nuestra voluntad buscar y mantener cierto margen de autonomía, que no es otra cosa que la defensa de nuestros intereses nacionales; una defensa que no desea alterar el equilibrio de poder, pero que tampoco quiere estar sujeta a subordinaciones de ningún tipo".
Al margen de los cambios de impresiones sobre la situación internacional mantenidos en Madrid entre González y Morán, de un lado, y Grorniko, del otro, el viaje del veterano diplomático soviético a la capital española parece haber tenido escasos resultados en el aspecto bilateral. El jueves, las delegaciones de ambos países suspendieron la reunión prevista, al prolongarse, en contra a lo previsto inicialmente en el programa, el diálogo de Morán y Gromiko. Ayer, las delegaciones hablaron sólo durante hora y media.
Pasadas ya las ocho de la noche, Gromiko se despedía en inglés al final de las escalinatas del palacio de Santa Cruz de su homólogo español, Fernando Morán. "Hasta mañana", dijo Gromiko.
Protestas de Los Verdes
Fuera del palacio de Santa Cruz, un grupo de ecologistas de la federación madrileña de Los Verdes pedía libertad para los grupos ecologistas y marginales de la URSS, exhibía pancartas y gritaba su consigna -"Ni OTAN ni Varsovia: cochinillos de Segovia"-, mientras lanzaba panfletos en los que hacían pública su "protesta y repulsa" por la "manipulación" que la URSS hace de sus movimientos pacifistas. Gromiko, dentro del Mercedes del embajador soviético en Madrid, ponía el imperturbable rostro que ha exhibido tantas veces a lo largo de su vida.
Groiniko, antes de despedirse de Morán, se negó a hacer declaraciones a la Prensa. Simplemente insistió, una vez más, en señalar los peligros de la militarización del espacio. La conferencia de Prensa de Andrei Gromiko -ofrecida en un principio por los soviéticos- se vio reducida prácticamente a una docena de frases pronunciadas en dos ocasiones ante los fotógrafos y periodistas.
Fernando Morán no fue ayer mucho más explícito en las breves declaraciones que hizo al final de su encuentro con su homólogo soviético. El ministro español de Asuntos Exteriores reiteró que su Gobierno no piensa pronunciarse, de momento, sobre la militarización del espacio. Morán añadió que ve que Estados Unidos y la Unión Soviética coinciden en su voluntad de negociar en las conversaciones de desarme de Ginebra.
Finalmente, Morán se mostró optimista sobre las posibilidades de que Moscú permita regresar a España -su país de origen- al antiguo niño de la guerra Adolfo González. "Hay esperanzas", dijo el ministro español de Asuntos Exteriores, quien recordó que cuando visitó la URSS en mayo de 1983 había media docena de casos de este tipo y ahora sólo existe uno. También se mostró esperanzado por las posibilidades de que avance el estudio de un acuerdo hispano- soviético de Seguridad Social que permita que los 1.100 hispano-soviéticos que aún residen en la URSS vuelvan a integrarse en España y solucionen sus eventuales problemas económicos.
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